Clarisse, Cole y yo estamos haciendo nuestros estiramientos de siempre en la clase de gimnasia, cuando Cole decide romper el silencio.
—¿Vieron al chico nuevo? —pregunta Cole —Es muy divertido.
—Divertido mis calzones —digo al recordar como sonreía mientras me humillaba.
—Veo que ya lo conociste —dice Cole.
—Sí, y es un imbécil.
—¡Lenguaje! —chilla Clarisse.
—Lo siento —digo, ahora hasta digo palabrotas por ese zoquete —. Es que es tan... tan... insoportable.
—¿Por qué lo dices? —pregunta Cole.
Les cuento de mi espantoso encuentro con Nathan y como me humilló, incluso les describí la manera en la que sonrió tan descaradamente. Cole y Clarisse chillan al mismo tiempo indignados:
—¿¡Pero que se cree ese idiota!?
—¡Lenguaje! —chillo esta vez yo.
—Es un tonto —dice Clarisse con el ceño muy fruncido —. No sabe de lo que se pierde, tú eres maravillosa y él un tonto sin cerebro.
—En eso estoy de acuerdo con mi hermana —dice Cole poniendo su mano en mi hombro —, es un tonto y dudo que sea normal.
—Gracias chicos se los agradezco —digo con una enorme sonrisa en mi rostro —. No sé que haría sin ustedes.
Y era cierto, ellos desde que nos conocemos me han apoyado en todo y yo a ellos, sobretodo el día en que murió su madre, ellos estaban devastados y yo estuve con ellos en todo momento. Recuerdo lo triztes que estaban, como sus ojos estaban rojos e hinchados de tanto llorar.
—¡Atención todos! —grita la entrenadora Ross —¡Hoy no van a descansar como todo el tiempo, hoy van a desear no haber nacido!
—Yo ya lo hago —murmuramos los tres al unísono.
—¡Clark, Wilson uno y Wilson dos! ¿¡Quieren atribuir algo a la clase!? —nos regaña la entrenadora Ross.
Negamos.
—¡Hoy van a jugar un buen partido de Quemados! —dice levantando un balón rojo con una sonrisa malvada en su rostro —¡Dividanse en dos grupos! ¡Ya!
Cole, Clarisse y yo nos pusimos en un grupo junto a otro grupo de adolescentes, y para nuestra suerte la gran parte son los frikis de la escuela. Solamente Cole y otros tres chicos eran los más atléticos del grupo.
Miro al otro grupo en dónde se encuentra Jessica junto a sus amigas muy cerca de... ¿Nathan? ¿Que le ven a ese idiota? Es tan insoportable, <<Y pensar que dije que era lindo>>pienso. Nos posicionamos detrás de la línea y los balones. Cole se pone frente a Clarisse y yo asegurándose de que no recibamos ningún pelotazo. El silbato suena y todos corren hasta los balones, y a pesar de mi mal desempeño físico también corrí hacía los balones. Logré tomar uno pero no quería usarlo aún. <<Bien Ana —pienso —esto es como el Wii, no es nada del otro mundo>>.
Todos estaban muy concentrados en el juego excepto Clarisse y yo, ya que Cole se encargaba de cuidarnos de los balones. Pero para nuestra suerte, el idiota de Nathan le dió un balonazo a Cole y tuvo que salir del juego, dejándonos Clarisse y a mí indefensas. Aunque ella y yo logramos esquivar muchos, mientras que nuestro lado ya no había casi nadie, al igual que el de Nathan. Entre tantos lanzamientos de balones no me di cuenta que sólo quedamos dos personas, las cuales éramos Nathan y yo.
—¡Vaya! La friki sabe moverse —dice con cierto tono de burla.
—Y no has visto nada —murmuré.
Nathan fue el primero en moverse, y lanzó su único balón, pero al igual que en el Wii lo evité fácilmente. Y mientras él buscaba otro balón, con todas mis fuerzas le lancé mi balón y le di en su cabeza y este cayó al suelo golpeando su frente con el piso de madera del gimnasio. Mi equipo me vitoreaba mientras que los del otro estaban en shock, me imagino que es porque una friki le ganó a su jugador estrella.
—Estuviste genial, Ana —dice Cole.
—Gracias chicos —digo muy sonriente —, creo que la práctica con el Wii ayudó.
Los tres reímos, pero dejo de reír cuando noto que Nathan aún no se ha levantado del suelo. No lo golpee tan fuerte ¿O sí? La entrenadora se acerca hasta Nathan y cuando lo levanta veo un enorme moretón en su frente. ¡Oh por Dios! ¿Yo hice eso? Me acerco hasta él pero una melena pelinegra me lo impide, Jessica.
—¡Oh por Dios, Nathan! —chilla —¿Qué te hizo esa friki?
Por lo que veo ya no soy Anastasia Clark, ahora soy La Friki.
—Mi nombre es Anastasia —digo molesta.
—¿Con qué derecho vienes a reclamar? ¿Qué no ves lo que le hiciste a Nathan? —exclama muy enfadada.
—No fue mi intención golpearle con tanta fuerza —me excuso.
—¡Eres una...! —fue interrumpida por otra voz.
—No me golpeaste con fuerza, Friki —dice el idiota de Nathan.
—¡Nathan! —lo abraza Jessica muy "feliz".
—Estoy bien, no es para tanto —dice tratando de quitarse a Jessica de encima —, esa Friki no podría conmigo aunque me golpeara diez veces con un balón de plomo.
Y volvió el idiota.
Doy media vuelta y me alejo de ahí. La entrenadora declara finalizada la clase e inmediatamente salgo de allí. Voy a los vestidores y me pongo mi ropa. Guardo todo en mi casillero y salgo de allí. Cuando salgo me topo con Nathan afuera de los vestidores ¿Me estaría esperando? Nathan me mira y yo le mantengo la mirada. Hasta que el decide romper el silencio.
—¿Qué tanto miras? — preguntó con mala cara.
—Lo idiota que eres —escupo con todo el odio del mundo.
Cuando veo que no va a decir nada más, decido continuar mi camino, pero el me toma del brazo impidiendo que continúe. No pienso decir nada.
—Lo siento —dice, lo que me deja en shock ¿Estoy escuchando bien? —. No debí decirte todas esas cosas en el salón.
—¿Qué rayos pasa contigo? —pregunto —, en un momento me tratas horrible y al otro ¿Te disculpas? De verdad no te entiendo.
—Es que te veo y... —se detuvo y me soltó el brazo.
—¿Y qué, Nathan? —pregunto realmente molesta.