Game Over (sin Editar)

DOCE.

¿Alguna vez te han querido hacer hablar a través de cosquillas? Es la cosa más vil y malvada que alguien puede hacer.

Nathan está a mi lado haciéndome cosquillas y ya me duele el estómago de tanto reír, mis amigos saben muy bien que heredé las cosquillas de mi mamá, ella tiene igual sino que más cosquillas que yo. Nathan se apiada de mí y deja de hacerme cosquillas, me mira esperando mis palabras pero me quedo en silencio.

—Ana, si no quieres que te haga cosquillas tienes que decirlo —dice Nathan en tono amenazante.

—No.

—Entonces atente a las consecuencias —dice Nathan antes de volver a atacar mis costillas y hacerme cosquillas.

Comienzo a retorcerme de la risa, pero él no se detiene sino que se ríe como un demente malvado.

—¡Déjame en paz, demente malvado! —chillo entre risas.

—¡Entonces dilo!

—¡Jamás! -continua su ataque a mis cosquillas, no puedo más, estoy llorando de la risa—. ¡Para, para! —pero Nathan no se detiene—. ¡Okey, lo diré, pero por favor, para!

Nathan se detiene y me mira esperando a que hable.

Maldigo a las cosquillas.

—Eres... el mejor gamer de ROCKMAN —digo de mala gana, hago un puchero a lo que Nathan se ríe.

—Gracias, ya lo sabía —dice el idiota con arrogancia—. No entiendo por qué te costó tanto decirlo, eso es cien porciento cierto.

—Sabes muy bien que yo soy la mejor gamer de ROCKMAN —digo con total arrogancia.

—Sí, sí, dejaré que sueñes por un rato.

Le doy un golpe juguetón en el hombro, pero, como soy torpe, le dí justo en el brazo dónde más golpes recibió —no se lo fracturó pero tiene moretones que duelen al tocarlos—. Nathan hace una mueca de dolor y siento como el calor sube a mis mejillas.

—¡Lo siento, lo siento, lo siento! —me apresuro a decir.

—Tranquila, no es nada —dice quitándole importancia con un gesto de la mano.

—De verdad lo siento, soy muy torpe y... —Nathan me tapa la boca con la palma de su mano.

-Está bien, Ana -dice mi nombre lentamente como si disfrutara pronunciar cada sílaba-, es normal. Si tú estuvieras en mi lugar de vez en cuando te golpearía en el brazo, pero por accidente, no aposta.

Quise responder pero Nathan aún tenía su mano en mi boca, así que para deshacerme de su mano hice lo que la gente siempre hace: la lamí.

-¡Uww! -grita Nathan quitando su mano rápidamente-. ¡Ana! ¿Que cojones te pasa?

-Nada, solamente quería responderte, pero tenías tu mano en mi boca así que...

-¡Estás loca!

-Creí que ya sabías eso, West, ella está loca -dice Robert, quién está parado en el umbral de la puerta.

-Hola, Robert -saludo con entusiasmo fingido. La situación ya se puso tensa con la mera presencia de Robert, se pondrá peor si nos quedamos en silencio.

-Hola, Garden -dice Robert con cierto brillo en sus ojos-. West -saluda con un movimiento de cabeza.

-Petrov -dice Nathan con completa seriedad.

-Los dejaré solos para que hablen mejor -digo levantándome pero Nathan me toma por el brazo impidiendo que avance.

-Quédate, por favor, Friki -me ruega.

-Nathan, es mejor que hablen solos -digo lentamente.

-Por favor -lo miro a los ojos y veo cuánto me necesita en este momento, quizá necesita a alguien que lo apoye justo ahora. Odio mi enorme corazón.

-Está bien, me quedo pero solo si me das tus gelatinas -digo, Nathan se ríe y niega con la cabeza.

-No puedo contigo -murmura-. Muy bien, mis gelatinas son tuyas.

-¡Yei! -exclamo emocionada.

-Muy bien, Petrov, cuéntame la "verdad" -dice Nathan haciendo comillas en «verdad».

-Muy bien, espero me creas.

Robert relata lo mismo que me contó a mí la otra noche. Veía cada expresión de Nathan, esperaba que no se molestará y terminara golpeando a Robert, porque ganas no le faltan. Robert terminó de hablar y toda la habitación quedó en total silencio, podría escuchar cuando un alfiler cayera al suelo perfectamente. Yo no dije nada, no me corresponde a mí hacerlo, Nathan es quien tiene que hablar primero, no yo y tampoco Robert, solo él.

-Vaya -es lo único que dice.

-¿Nathan, estás bien? -pregunté.

-Sí... no... no lo sé, Ana -dice Nathan mirando a otra parte.

Realmente le afecto esto.

-Nathan, sé que es casi imposible que me creas, pero te juro que es la verdad -dice Robert dando un paso en nuestra dirección (ya que estoy sentada en la cama junto a él).

-Todo lo que me dijiste tiene sentido, pero... -deja la frase en el aire.

-¿Pero? -insiste Robert.

-Pero me es muy difícil creer eso, después de tres años ¿ahora me cuentas lo que pasó? Después de tanto tiempo ¿decides hablar ahora? -pregunta Nathan molesto.

-Nathan, sé que esto es bastante fuerte, pero deberías darle el beneficio de la duda -hablo está vez yo.

-No lo sé, Ana, todo esto es demasiado para mí -dice agarrándose el puente de la nariz-, necesito tiempo para pensar.

-Como quieras ¿quieres que te dejemos solo ahora? -pregunto, a lo que Nathan solo asiente-. Muy bien. Vámonos, Robert.

-Okey -caminamos hasta la puerta pero Robert se detiene y se gira hacia Nathan-. Y ¿Nathan?

-¿Si?

-De verdad lo lamento, no fue mi intención que todo eso pasara esa noche. Espero que algún día me perdones.

-Luego veremos eso.

Salimos de la habitación y Robert se apoya a la pared y toma su cabeza con las manos. Creo que a él le afectó también hablar de todo eso.

-¿Robert, estás bien? -pregunto posando una mano en su hombro.

-No, Ana, no lo estoy -dice y su voz suena derrotada-. No estoy para nada bien.

-¿Te puedo ayudar en algo?

-No.

-Robert...

-Me ayudaría que fueras mía, pero no lo eres. Eres de él, aunque él no lo reconozca.

-Yo no soy de nadie, Robert.

-Eso dices, pero aunque no lo quieras admitir eres de Nathan -dice quitando sus manos de su cara para mirarme-, y lo peor de todo es que él no te quiere como debería.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.