Nathan.
¿Ese imbécil que hace aquí? Nadie lo quiere aquí, estoy seguro que ni siquiera Ana lo quiere aquí. Sigo sin entender cómo ese idiota pudo hacer sufrir de aquella manera a Ana, la manera en la que la abandonó es de cobardes, y lo peor es que se fué para luego hacer sufrir a más personas. A nosotros. A mí.
—¿Qué haces aquí, Petrov? —le digo a Robert furioso.
El sonríe burlón y mira a Ana.
¿Te cuesta dejarla ser feliz?
Ana negó que Robert tuviera algo que ver con esto, pero a mí no me engaña, yo sé que el motivo es él. Quiero estar con ella, Ana ha derribado todas las barreras que creé al mudarme a ROCKMAN y lo ha hecho con una facilidad increíble. Con ella puedo ser yo mismo, ese Nathan West que fuí antes de que los Petrov llegaran a arruinarlo todo, me resigné a estar con ella por miedo a lastimarla o a incluirla en una guerra con los Petrov, sin saber que ella ya estaba en su propia batalla. Esa Friki se merece un jodido superhéroe, pero yo no creía serlo... hasta anoche que me atreví a besarla. Cuando lo hice sentí un montón de cosas, me sentí pleno y contento, hasta que me dijo que no podíamos repetir aquello. No quise creerlo y me dí cuenta que solo una persona tiene ese tipo de poder sobre todos: Robert Petrov.
—Vine de caza con mi familia —dice Robert sacándome de mis pensamientos.
—¿Justamente hoy? —pregunta Cole dudoso.
—¿En este preciso bosque de tantos en ROCKMAN? —dice Clarisse.
—¿Qué te puedo decir? —responde encogiéndose de hombros—. Aquí se encuentran buenas presas.
—Hola, eh... ¿quién eres tú? —pregunta un dudoso Anthony.
—Oh, que maleducado. Soy Robert Petrov, un gusto... —dice extendiéndole la mano a Anthony.
—Anthony. Anthony Clark —dice Anthony tomando la mano de Robert con recelo.
—Un placer. ¿Y tú eres...? —le pregunta esta vez a Harry.
—Harry Joseph Clark —dice mirando raro a Robert, pero sin estrechar su mano, por lo que él retira la mano.
—Ustedes son familiares de Ana, ¿no? —dice el rubio.
—Sí, ellos son mis primos —dice Ana—. Si nos disculpas debemos ir al lago, ya mi familia se debe preguntar dónde estamos.
—Oh, bueno. Nos veremos luego —dice con una sonrisa—. Hasta pronto Clarks, Wilsons y... West —dice mi apellido de manera despectiva—. Nos vemos en la escuela.
Se aleja de nosotros y lo veo desaparecer, ese imbécil está planeando algo raro, no es coincidencia que haya venido al mismo bosque que nosotros. Caminamos todos y los mellizos, junto con los primos de Ana, comienzan una charla sobre cómics y sus adaptaciones en el cine o o videojuegos. Camino más rápido para estar a la altura de Ana, la miro y veo que tiene la mirada perdida en la nada. ¿En qué piensas, Anastasia? ¿Qué pasa por esa cabecita rubia? Cuánto daría por saber todo eso, saber lo que piensa sería un gran logro, pero aún no han descubierto la manera de hacerlo.
—¿En qué piensas, Friki? —digo, me encanta decirle así. A pesar de haberle dicho así para insultarla antes, ahora es más como un apodo de cariño.
—En nada —dice negando con la cabeza.
—Okey —digo haciendo como si le creyera, el cual no es el caso—. Ana, ¿por qué no podemos estar juntos? ¿Robert tiene algo que ver? Porque si ese es el caso no pienso...
—No. Robert no tiene que ver —dice seria mirándome, esos ojos marrones que parece que tiene motas doradas, que con el sol parecen brillar inmensamente—. Son mis padres, no quieren que tenga nada que ver con chicos románticamente. No hasta los dieciocho al menos, y si hago eso me enviaran a un internado.
—¿Qué? ¿Por qué? Ya estás grande.
—Porque escucharon los rumores de que salía con Robert y entre esos estabas que había... pues, tenido sexo con él. No me creyeron cuando les dije que no eran ciertos, así que me prohibieron salir con chicos hasta ser mayor de edad.
—Vaya. ¿Pero no crees que me acepten a mí? Soy todo un amor y tus padres me adoran —digo con un poco de arrogancia para tratar de hacerla reír, y así fué, solo que no mucho, solo un poco.
—No es tan sencillo, debes mostrarles que realmente me quieres y no... otra cosa —dice sonrojada, se ve tan linda así.
Es demasiado perfecta para mí.
—¿Y cómo haría yo eso? —digo mirándola.
—¿Estarías dispuesto a hacer todo eso solo por una friki?
—No eres solo una friki, eres una alumna de natación ejemplar...
—A pesar de mi torpe maestro —dice en burla.
—¡Hey! Te enseñé bien, ahora sabes nadar —digo mirándola mal, a lo que ella solo se ríe—. Ignorando ese insulto. También eres una gran estudiante, limpias muy bien los laboratorios y gimnasios —digo y ella se vuelve a reír—, una gran golpeadora.
—Esa vez fuiste tú el que me provocó.
—Sí, y aprendí mi lección. También eres una chica realmente hermosa y maravillosa, a la cual no quiero esconder, quiero presumirte, que todos sepan que eres mi novia y que Robert fué solo un rumor, nada más que eso.
—Nathan...
—No es necesario empezar ahora, si quieres en un año o dos, todo el tiempo que quieras. Solo espero que estés dispuesta a esperarme, nada más. No necesariamente...
Pero soy interrumpido por sus labios, me besa de una manera suave y dulce. Siento que estoy flotando en una nube, jamás me cansaré de ella, de sus besos, de sus ocurrencias y mucho menos de estar en su vida. Si ella me permite quiero estar en su vida hasta que me muera, como amigo o algo más, no me importa, solo quiero que no me aleje. Con verla me basta y sobra. Nos separamos gracias a un silbido que nos hace volver a la realidad.
Mierda.
Olvidé que los demás estaban detrás de nosotros.
—Pero que beso, señores —dice Anthony sorprendido—. Quiero que me besen así, Harry, es mi deseo.
—Pues búscalo con alguien que no comparta tu sangre, inepto —dice Harry apartándolo de un golpe.