―¿Novio de Ana? ―inquirió André, alzando una ceja y dedicándome una mirada extraña.
¿Qué? ¿Pensaba que después de aquello le dejaría estar conmigo? Ni loca, cada momento de aquello me hizo querer vomitar... Mierda. Ahora que lo pienso, yo me acosté con André porque creí que Nathan me había olvidado, ¿ahora qué hago?
Mis pensamientos son interrumpidos por un sonido muy fuerte que proviene de afuera, alzo la mirada hacia la puerta abierta y uno de los hombres de Regina aparecen, este muy malherido, de su brazo sale sangre a montones. La mirada del hombre se topa con nosotros y de inmediato nos apunta con el brazo bueno, pero no puede hacer nada porque una bala en su cabeza lo mata de inmediato. André baja su arma luego de ese disparo, su ceño aún fruncido en dirección a Nathan. ¿Lo estaba amenazando?
―Bueno, creo que mejor avanzamos antes de que nos atrapen ―declara André, mirándonos.
―¿Por dónde piensan irse? ―pregunta Nathan.
―Por acá, esta puerta lleva a la parte trasera de la cabaña ―responde André.
―No es necesario, un equipo del FBI vino, mi hermano lidera el equipo ―informa.
―Ah, ¿sí? ¿Y de verdad crees que saldrán vivos de aquí? ―cuestiona André.
―Obviamente, estudiamos cuidadosamente el lugar.
―¿Con todo y sus modificaciones?
―Con eso y más.
Ambos se quedan en silencio, retándose con la mirada. ¿Es en serio que están peleando justo ahora? No tenemos tiempo para esto. Una sombra se hace presente, al alzar la mirada veo a otro hombre uniformado, este se ve muy malherido. Se acerca a toda prisa hasta Nathan, se quita el casco y es cuando veo a el rostro de Kyle, se ve pálido y muy agitado.
―Nathan, debemos irnos ahora, son más de lo que pensamos ―informa Kyle. Sus ojos caen sobre nosotros y parece verse un poco más aliviado, quizá por vernos a ambos con vida―. Dios, están bien. Vamos, debemos encontrar otra salida.
―Por la puerta trasera, ese era el plan original ―habla André, ganándose la atención del mayor de los West.
―¿Y tú quién eres? ―interroga Kyle.
―Soy André, trabajaba para Regina, pero decidí ayudar a Anastasia y a Cole a huir ―responde con calma, pero se le notaba molesto.
―¿Es de fiar? ―me pregunta a mí, a lo que yo solo asiento―. Muy bien, guíennos.
En ese momento otro ruido fuerte se escucha, y lo tomamos como señal para avanzar de inmediato. André toma una linterna del depósito, y Nathan y Kyle hacen lo mismo. Salimos del depósito y el frío de la noche golpea mi rostro, pero más que disgustarme, lo disfruto, hubo un momento en el que incluso creí que nunca volvería a sentirlo. Avanzamos primero a oscuras, hasta que nos adentramos lo suficiente al bosque, alejándonos de la cabaña y todos los que estaban ahí. Los tres encendieron sus linternas, yo permanecí al lado de Nathan, quien me tomó de la mano y entrelazó nuestros dedos. Eso de alguna manera me hizo sentir más segura.
Nadie decía mucho, solo Kyle, quien intentaba contactarse con el resto de los oficiales que vinieron, pero no tenía muchos resultados. Su radio sonó, pero no se escuchaba mucho, por no decir nada. Kyle suspira, derrotado. Deja de intentar usar la radio y se dispone solo a caminar en silencio, saca su arma y la coloca por encime de la linterna. Se ve igual que los de la televisión.
De pronto una luz se enciende y nos ilumina a todos, encegueciéndonos. Una silueta está en medio de los faros que nos iluminan, parecen ser los de una camioneta. La silueta avanza hasta nosotros, y, por un momento, tengo la esperanza de que se trate de alguien de nuestro lado, que esa camioneta sea de Kyle, pero eso no es lo que pasa. La persona queda frente a mí y reconozco esa sonrisa retorcida y ese cabello negro. Joder, todo iba demasiado bien para ser cierto.
―Vaya, casi logran engañarme ―habla Regina, mirándonos divertida―. Por desgracia para ustedes, nada pasa en esa cabaña sin que yo lo sepa.
―Regina ―dice Kyle, casi en un gruñido.
―Oh, vaya. Pero si también están aquí los West, esto no puede ser más perfecto ―dice Regina, mirando a ambos hermanos de una forma extraña que me llenó de escalofríos.
―¿¡Qué quieres de nosotros, Regina!? ¿¡No has tenido suficiente ya!? ―gritó, sintiéndome desesperada. Podría matarnos a todos, y no puedo dejar que mate a Nathan y a Cole.
―Ya te lo dije, pero no quisiste aceptar. Ahora, tendré que matarlos a todos ―dicho esto, las personas detrás de ella sacan sus armas, todas apuntando a nosotros―. No quería llegar a esto... o no hoy, se suponía que esto sería mañana en la tarde, pero siempre te esfuerzas porque mis planes cambien. Bueno, no tengo mucho más que decir.
―Pero yo sí ―dice una voz nueva, una que no esperaba oír aquí.
―¿¡H-hijo!? ―exclama Regina, totalmente pasmada y sorprendida―. ¿Qué haces aquí?
―He estado buscando a Ana desde hace tiempo, llegar a ti fue cuestión de tiempo ―responde Robert, caminando hacia su madre―. ¿Cómo pudiste hacer esto a espaldas de toda la familia? Papá estará furioso si se entera de todo esto.
―Oh, vamos, Rob. Tu padre nunca se da cuenta de lo que hago, y siempre me deja hacer lo que quiera, si no sabotea su negocio no pasará nada.
―¿Segura que no sabotea su negocio?
Regina parece dudar un momento, pero finalmente decide responder con una falsa confianza.
―Claro que no. ¿En qué afecta al negocio que mate a estas personas?
―En que él será el primer sospechoso de la muerte de los hermanos West, haciendo que todos los ojos de las autoridades estén en él ―responde Robert, su mirada de desafío en su madre―. ¿Sabes cuánto le costará moverse de esa manera? No creo que papá esté muy contento, ¿o sí?
Regina gruñe, mirando furiosa a Robert, no le gustó que la haya descubierto y le dijera lo mal que terminaría su plan. Otra persona se hace presente en el lugar, esta vez dejándonos mudos a todos, incluida Regina. El hombre camina hasta nosotros, varios hombres armados detrás de él, su traje luciendo impecable y pulcro, como siempre. Su mirada severa estaba puesta en su esposa, quien se ve poca cosa al lado del hombre que camina hacia ella, Nikolay Petrov. A su lado, viene Kristopher con Helena, la cual sujeta con fuerza del brazo, haciéndola caminar.