El reloj marcaba las 6: 00 de la tarde, cuando Susana tocaba la puerta de la casa de la familia Pérez. La brisa, se apoderaba de aquel lugar, tanto con su sonido cómo con los movimientos que generaba en los objetos livianos y en las hojas de los frondosos árboles que rodeaban la vivienda de los Pérez. El pueblo era normalmente silencioso, gente que se comunicaba poco y se hacía sentir lo menos posible, por lo que sólo el sonido de una brisa aterradora, en aquella casa desolada, era el que acompañaba a los sonidos de los golpes a la puerta que generaba Susana en la vivienda ya mencionada: ¡Pum, pum, pum!: -Hola, buenas tardes, hay alguien en casa-preguntó Susana un poco desesperada y con una sensación de cierto miedo al mirarse totalmente sola en aquella calle que comenzaba a ser arropada por la oscuridad de la noche. La puerta se abrió y desde el interior una figura femenina de un tamaño escaso saludó con amabilidad y cortesía a Susana.-Hola Susana, adelante, pasa, no te vayas a refriar. Susana accedió y apresuró el paso cuando vio de lejos venir a dos sujetos que no distinguió al momento-Hola Magdi-saludó con un beso Susana y cerró rápidamente la puerta. ¿Están listas tú y tus hermanas?-Preguntó dudosamente Susana, puesto que notó que Magdi aún tenía ropa de estar en casa-¿Lista?-sonrió Magdi, ¿Lista para qué?-Le interrogó con rareza. El rostro de Susana se enrojeció por la molestia de la pregunta de Magdi-¿Cómo que para qué? Acaso ¿No quedamos en que iríamos hoy a la reunión de oración en casa de mis padres? ¿Lo olvidaste?-Magdi agachó su rostro con vergüenza-¡Amiga! ¡Qué pena! Se nos olvidó por completo-levantó su mirada y la dirigió hacia la cocina-¡Muchachas!, Lisett, Sonia, Mari, se nos olvidó que iríamos con Susana a la reunión de sus padres, ¡rápido! ¡vístanse!-¡Hay no!-manifestó con molestia Sonia-la verdad yo sí me acordé, pero me hice la loca, es que la verdad no quiero ir a ningún lado, la tarde y noche de hoy están como misteriosa y tengo una mala espina, lo que soy yo, no voy-dijo con mucha behemencia-¡Por favor!-intervino Lissett, vamos Sonia, no seamos descortés con Susana, ¡mira! vino y todos a buscarnos-Sí, sí, vamos hermanita-agregó Marisela quien era la menor de las cuatro-recuerda que no me acompañaste al parque ayer y ves cómo me fue, me molestaron y no estabas para defenderme, vamos no seas aguada, quiero salir un rato de la casa. Magdi, quien era la mayor de las cuatros replicó-Tienen razón Lisett y Mari, pero no sé, de pronto siento la misma sensación que Sonia, esta tarde está como aterradora ¿no les parece?, no sé, esa brisa fuerte y la gente hoy está cómo más muerta que nunca.-Bueno-dijo Susana un poco molesta-La próxima vez sean serias y avisen con tiempo, porque sí, la tarde está como aterradora, pero yo solita me vine a buscarla y ahora solita debo regresar, gracias muchachas-dijo en tono irónico y se dririgía a la puerta-Espera, espera-se apuró Magdi-Tienes toda la razón, ¡muchachas!-dijo con autoridad-Vamos, esto no se le hace una amiga, espéranos Susana, danos 10 minutos y estaremos listas-Gracias, dijo sonriente Susana-Pero no se tarden. En siete (07) minutos, las cuatro hermanas estuvieron listas y apenas pudieron despedirse de su madre quien se encontraba en el cuarto viendo la tele con sus dos hijos varones, ¡Bendición mamá! ya venimos, vamos donde el hermano Ramón-Pero niñas-dijo desde adentro la madre-Bueno, Dios me las bendiga, mucho cuidaddo por ahí. Apenas las cinco chicas abrieron la puerta y fueron sorprendidas con gritos de ambos lados de la puerta: ¡AHAHAHAHAHAH!- causándoles un susto espantoso, Sonia y Maisela alcanzaron a introducirse de nuevo en la sala asutadísimas y las demás se quedaron afuera pálidas, sin embargo, se diron cuenta que se trataba de una broma de Ramonsito, hermano de Susana y Joaquín el primo-¡Muchachos! ¡Qué sustos nos han dado! Acaso ¿Están locos?-jajajajajaj-rieron los dos chicos-Deja la paranoia Susuana, te estamos siguiendo desde hace rato y vimos como entraste asustada a la casa de las Pérez y sólo agurdábamos aquí para jugarles una broma-Ah sí, ¡con que eran ustedes!-dijo Susana-y más o menos ¿Qué hacen aquí?-Hermanita, ya conoces a nuestro Padre, ahora me tiene de niñero tuyo, a donde vayas tengo que vigilarte y como la tarde está tan rara-Sí prima, hoy la tarde esta como tenebrosaaaaa, dijo Joaquín riéndose-¡ay! ¡ya! ¿ustedes también están con eso? Es una tarde como cualquier otra ¡Vamos muchachas! no hagan caso y se marcharon todos al lugar de destino.
Estando en el lugar, las hermanitas menores de Susana y Ramón, que no eran para nada del agrado de las hermanas Pérez, comenzaron a fastidiar a las Pérez, las tocaban por las espaldas y salían corriendo, las nalgueaban-¡Por favor! ¡Dejen el fastidio! ¡Niñas!- Les indicaba Magdi-¡Ay! yo estoy que esmoño a unas de llas-dijo Sonia molesta-Tranquila, tranquila-dijo Lisset la pacífica-Vamos hablar con la mamá para que les ponga preparo-Pues ve a decirle-dijo Magdi-Bueno, espérenme aquí!-Hermana Blanca, disculpe, sus hijas...-Sí mi niña, ya voy-dijo la hermana Blanca corriendo a la cocina-Pero, ¡escuche!-Sí si mi niña, tanquila se pueden quedar-Pero, es que no se trata de eso, es que sus hijas-Sí, sí ya sé-Ahortia hablamos-Dijo afanada Blanca-Lisset, Lisset,-llamó Magdi-Vente, ya se pasaron de la raya, nos vamos-Cuando atendió Lisset, vio que la menor, Marisela, estaba llorando-¿Qué le pasó? -Preguntó-¡Nada, nada! Que la mocosa de Sara le jaló el cabello muy fuerte y salió corriendo, ¡Es qué si la hubiese alcanzado! Dijo Sonia con mucha cólera!-Mejor nos vamos-Dijo Magdi-Hermana Blanca-Con voz fuerte y parándose al frente de ésta quien pasaba cerca-Nos vamos, que tenga buenas noches y gracias-Pero niña, no ha terminado la reunión-Para nosotras sí-Pero está oscuro, esperen que terminen y las llevamos -¡No! No se preocupe, dijo Magdi en tono molesta!-¡Muchachas! ¿Qué ha pasado? Se acercó Susana-Nada Susana, es sólo que tus hermanitas nos han molestado y tu madre no atiende, nos vamos, chao-Magdi le dio un abrazo y se retiraron dejando a Susana llena de dudas.