G.L.A.M.M. Y.E.M.I.L. (invierno)

Capitulo 5. Misiones para los tejedores de sueños

—Otra alarma, esta es la quinta esta semana—Dijo un enano de la dimensión onírica.

—¿De dónde proviene?—Preguntó Lune. La reina de los sueños.

—De Ópalo. Otra vez.

—Preparad al equipo, esta vez Edith ira con vosotros.

—¿Qué? Pero si apenas es una principiante—Dijo una de ellos.

—Yela no podemos saber el problema sin antes haber explorado la zona, este es el quinto ataque en solo esta semana. Kevin por favor avisa-la y ya de paso avisa a Álvaro, los cuatro iréis a esta misión.

—Ahora mismo majestad—Kevin.

—Como usted diga—Yela se fue con cara seria y mosqueada.

Los cuatro llegaron a la isla Oeste por la noche. Las tres lunas estaban crecientes. No había nadie por el pueblo, todos dormían en sus casas, alguna luz iluminaba el interior de alguna casa, pero no eran muchas.

Cada uno llevaba su uniforme, una camiseta de manga medio corta blanca con rayas turquesas por la mitad hasta abajo. Con un pantalón corto de color blanco.

—¿Estáis seguros que no nos ven?

—Tú eres la que está en clase ¿no? ¿No deberías saberlo?

—¿Está enfadada conmigo?—Susurró.

—Más o menos, pero no le hagas caso, solo hay que saber qué es lo que está causando todas estas pesadillas y atacarlo des de la raíz—Dijo Kevin. Edith se quedo pensando mientras seguían andando.

—Aquí está todo tranquilo—Dijo Yela.

—Esperad, ¿veis esto?—Preguntó Álvaro con un objeto de localización. Localizaba las pesadillas con puntos rojos que se veían en la bola del centro de ese objeto. —Está cerca—Dijo corriendo siguiendo el punto rojo.

—¿Es aquí?—Preguntó Yela.

—Parece que sí.

—¿La residencia de los animales?

—¿Sabes si vive alguien aquí?—Preguntó Kevin.

—Dentro de la residencia están los animales enfermos que los cuida la señora Diddria, ella vive al lado, su casa está conectada con la residencia.

—Entonces no debe de ser ella, los animales también pueden tener pesadillas.

—¿A que esperamos? Vamos—Dijo Yela entrando primera, como estaban en forma onírica, podían atravesar cualquier pared y objeto.

—Es impaciente, ya te acostumbraras a ella—Dijo Kevin antes de entrar, Edith fue la última quien antes de entrar miró a su alrededor al sentir que alguien la observaba. —¿Edith? ¿Entras?

—Sí, voy.

La residencia por dentro estaba toda oscura, el mostrador con una lámpara apagada, sillas de espera y plantas decorativas artificiales. Al estar en forma onírica, sus ojos podían tener visión nocturna. Todos los animales tenían encima una bola brillante, eso eran los sueños, excepto ese pájaro que tenía una bola oscura.

—Ahí está, ese pájaro es quien tiene la pesadilla de este lugar—Dijo Yela poniéndose un mechón rosa de pelo detrás de su oreja izquierda.

—Pobrecito.

—Antes de eliminarla, tenemos que saber qué es lo que lo está acusando.

—Pero está sufriendo, hay que hacer algo rápido.

—Edith, todo a su tiempo, no nos podemos precipitar, es la única pista que tenemos para saber la razón.

—Voy a escanearlo—Dijo Yela con su objeto de localización, también tenia para escanear. –“Escáner completado”—Ya esta, ya podemos destruirlo.

—¿Tenéis todos el broche?—Todos lo sacaron. —Vamos.

—¡Tejedor de sueños!—Gritaron Álvaro y Kevin.

—¡Tejedora de sueños!—Gritaron Yela y Edith. De los broches salieron cuatro bastones de madera, uno para cada uno, cada bastón tenían en su punto más alto, una roca triangular.

—A la de tres. ¡Una… dos… tres!—Dijo Kevin.

—Con estas cuatro rocas, ¡nosotros derrumbaremos tu reinado de oscuridad!—Gritaron los cuatro a la vez.

Los cuatro triángulos rocosos encendieron una llama en su interior e hicieron desaparecer la bola oscura que desprendía el pobre pájaro. Haciendo así que volviese a soñar cosas bonitas.

—¿Y ahora qué?—Preguntó Álvaro.

—Ahora solo hay que seguir el rastro que el escáner ha detectado y daremos con el problema desde la raíz—Dijo Yela.

—¿Pues a que esperamos? Vamos que la noche no espera.

Los cuatro siguieron el rastro que el escáner de Yela detectó, pasaron de una punta a otra, pasaron por todo el pueblo Ópalo.

—Así que aquí es donde vives—Dijo Kevin.

—Sí, encantado, pequeño y acogedor, he vivido y he crecido en este pueblo que no quiero que le pase nada malo.

—¿Y ahora estas durmiendo en tu habitación?

—Hoy no estoy aquí, estoy en el pueblo Silvina, en la montaña Sur.

—Ahí es donde vive Álvaro.

—Sí, lo sé, lo vi esta mañana.

—¿Y cómo es eso?

—Mi hermana quería saber sobre su familia y con el dinero que nos enviaron pudimos irnos a conocerlos.

—Que bien.

—¿Queréis dejar de hablar? No escucho nada.

—Yela, no te pongas así, solo estábamos hablando, hace noches que no hablábamos.

—Pues habláis cuando terminemos esta misión—No dijeron nada y observaron junto con ella—Es aquí, aquí está en problema.

—Yo no veo nada—Dijo Álvaro.

—Alomejor está escondido—Dijo andando. —Hay algo aquí que preocupa al pueblo Ópalo.

Empezaron a buscar por las afueras del pueblo, al inicio del bosque. Edith seguía teniendo un escalofrío de vez en cuando, tenía la sensación de que alguien la estaba observando. Se apretó el lazo amarillo que tenia recogiendo su cabello.

—¿Vosotros no sentís que alguien nos está observando?

—¿Quien nos observaría? Nadie puede vernos—Dijo Kevin.

—¿Estas atenta en clase?—Preguntó Yela.

—Sí, lo estoy, ¿no hay ninguna posibilidad de que alguien nos vea?

—No, no hay ninguna. Oye, ¿se puede saber porque no lo has sabido antes? Normalmente la gente como nosotros descubre el mundo onírico a partir de los 6 años.

—A partir de esa edad me daban pastillas para dormir, de hecho, hace tiempo que no las tomo, desde verano más o menos.

—¿Qué clase de pastillas? ¿Cómo eran?—Preguntó Álvaro.




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