2 de enero, a las 9:00 de la mañana.
—¡Aaaaah!—Se escuchó tras la puerta de la habitación de Ilonka.
—¡Ilonka! ¿Qué ocurre?—preguntó Amunet abriendo la puerta.
—¿Qué pasa?—preguntó Melody.
—Vaya, cuanto pelo—dijo Edith.
—¿No te lo habías cortado antes? Que largo lo tienes ya—dijo Lyra.
—No lo entiendo, nunca me había pasado esto, se supone que el pelo crece poco cada noche.
—¿A ver? levántate—dijo Yuko ayudándola a salir de la cama. —Te llega hasta los tobillos, que curioso.
—Es muy agobiante, me corte el pelo justamente porque lo tenía muy largo y…
—¿Quieres que te lo cortemos?—interrumpió Edith.
—No te ofendas Edith, pero con las tijeras me das miedo.
—Vamos, ya iremos a la peluquería, ¿qué tal si ahora te hago un peinado para que no te moleste el pelo?
—Por mí, está bien—se sentó en su cama.
Las cuatro se fueron abajo mientras que la señora Amunet la peinaba. Dos trenzas finas, recoge las puntas con una pinza y las lleva hasta el inicio de ambas trenzas, haciendo dos círculos ovalados y trenzados.
—Mamá…
—Dime.
—Tú crees que…lo que le dijo Oliver y lo que todos creen, ¿es verdad? ¿Qué me convertiré en esa diosa…Malia?
—Ilonka—se puso delante de ella. —Tú no te convertirás en nadie, eres Ilonka Villa, una chica con un poder especial y que ha sobrevivido a todo lo que le ha venido encima.
—Pero ¿y el pelo? ¿Cómo explicas que me haya pasado esto?
—Cariño, estamos en un mundo donde corre la magia, todo el verano y el otoño han sido mágicos, habrás comido o habrás tocado algo que te habrá hecho crecer el pelo.
—Entonces, ¿no me convertiré en una diosa malvada?
—De algo estoy segura, hoy te convertirás en la reina por un día—dijo bajando las escaleras junto con ella. —Te hemos preparado tu postre favorito.
—¡Felicidades! ¡Ilonka!—Gritaron las cuatro.
—Muchas gracias, de verdad. Aixx, que alegría me da celebrarlo una vez más con vosotras—dijo corriendo hacia ellas. Abrazándolas.
—Aquí tienes el desayuno, es un desayuno especial y poco saludable, pero solo se da una vez cada año.
—No sabes cuánto tiempo he estado esperando este desayuno-postre—dijo sentándose en la silla.
—¿Todo un año?—preguntó Yuko.
—Tú lo has dicho—La crema. Consiste en una crema pastelera con base en yema de huevo que se suele cubrir con una capa de azúcar caramelizado en su superficie para aportar un contraste crujiente. —No lo recordaba tan rico.
—Me alegro de que te guste.
Terminaron de desayunar y se cambiaron la ropa, ese día especialmente, hacia un sol brillante, nada normal en pleno invierno. Ya eran las 10:13 de la mañana.
—Que buen día hace hoy—dijo Ilonka saliendo de casa.
—Felices 13 años Ilonka—dijo la alcaldesa. —Vaya, si que te ha crecido el pelo.
—Gracias alcaldesa Matea. Si, bastante—dijo con una sonrisa nerviosa.
—Rosabella ¿y si le preguntamos ahora que está aquí?—Edith quería preguntarle a la alcaldesa sobre lo que vieron en el templo. —Chicas, Rosa y yo vamos a hacer una cosa, volveremos dentro de u rato.
—Como quieras—dijo Yuko. —¿Por que tendrán tanta prisa?
—Ni idea, eh, vamos a molestar a Desmond y a Sue—dijo Lyra.
—Se ve que han tenido problemas, se han enfadado entre ellos ya no se hablan—dijo Melody.
—Hablando del rey de roma, ¡Desmond! ¿Qué ha pasado con Sue?—preguntó Yuko, todas se acercaron a él.
—¿Amunet no os lo ha dicho? Sue prefiere estar en la tienda que hacer exploraciones conmigo, me voy otra vez al templo de los pulpo, para averiguar más sobre ellos.
—Pero… ¿ya no haréis más cosas de hermanos?
—Cada uno ha escogido su propio camino Ilonka, por cierto, ¿te ha crecido mucho el pelo no? ¿O es una peluca?
—No es una peluca, me desperté asi esta mañana.
—Claro, ya lo entiendo, esto debe de ser parte de la maldición de la diosa de los Pulpo.
—¡Eh! no le digas eso—protestaron las demás. —¿Sabes lo delicada que ha sido esta situación? ¿Para qué no piense en eso precisamente hoy?—dijo Lyra enfadada.
—Lo siento, es verdad, hoy es tu cumpleaños, te traería un regalo pero, he estado muy liado últimamente y no he podido comprártelo.
—Hay que ver, que desastre—dijo Lyra.
—No te preocupes, está bien.
—Ya sé, intentare descubrir lo que pueda sobre el templo para ayudaros con todo esto de la diosa Malia.
—Me parece genial.
—Entonces, me retiro, que tengáis un buen día, feliz cumpleaños otra vez Ilonka—dijo yéndose hacia el templo.
—Gracias Desmond.
—Vamos, ven aquí—Yuko cogió la mano de Ilonka y las cuatro se fueron al bosque.
—¿A dónde vamos?
—Ya lo veras, quédate aquí y no te muevas.
—Miedo me dais—Las cuatro se fueron y la dejaron sola en medio del bosque. Un ruido extraño la alarmo, sentía como si alguien la observase. —¿Chicas? Vale, ya sabéis que los sustos no me van, si intentáis meterme miedo por algo, os recomiendo que no sigáis por ese camino—dijo mirando por todos los lados.
Ilonka se iba asustando poco a poco más, y más, hasta que al final decidió ir a buscarlas. —No pienso quedarme aquí por más tiempo, si queríais hacerme alguna sorpresa con elementos de miedo, no os lo perdonare en la vida—empezó a andar por el bosque. Cada vez sus pasos eran más rápidos, pues sentía que quien la estaba siguiendo, cada vez se acercaba más a ella. Y echó a correr.
—No me lo puedo creer, ¿no puedo leer la mente de quien me está persiguiendo? ¿Es en serio?
—¡Ilonka!—escuchó una voz.
—¡¿Riza?!
—¡Ilonka! ¿¡Dónde estás!?
—Yo…—miró a su alrededor. —¿Donde voy a estar? ¡Dentro del bosque!—las pisadas se hacían escuchar, cada rama, cada hoja, cada piedra, se escuchaba más cerca. Ilonka no para de mirar el lugar donde provenían esos ruidos.
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Editado: 14.08.2021