—Dijo que ya todo está pagado, le pregunté quién lo hizo, pero no me respondió —Habló la castaña.
—¿Qué se habrá fumado el viejo? —solté.
—Esto es muy raro, Jae—dijo—Incluso lo de papá está pago.
—¿Eso también? Yo no he pagado nada, lo pensaba hacer en la noche —Hablé —Si no fui yo ¿Quién lo habrá hecho?
—¿Kousuke Hirahara? —Preguntó ella.
—Nah, no creo, él no sabe nada de esto...
Shin-ae seguía sacando conclusiones, mientras que yo recibí un mensaje.
—Uh, que raro... —Abrí el chat.
—Shin-ae, tengo que irme —Dije mientras guardaba mi celular.
—¿A dónde? —Preguntó ella.
—Un amigo necesita hablar conmigo.
—¿Qué amigo?
—Ya sabes quien.
—Ah, ese amigo —Asintió —Nos vemos en casa, cuídate.
—¡Adiós! —exclamé mientras comenzaba a correr.
Abrí la puerta del lugar, encontrándome con Mia, una chica tres años menor que yo, quién atendía el lugar.
—¡Hola, JaeJae! —Saludó alegre.
—Hola, MiMi —Saludé de vuelta —¿En dónde está él?
—Por ahí —Señaló —Está medio raro.
—¿Por qué lo dices? —Pregunté confundida.
—Se le veía enojado—Respondió —¿Quieres el té de siempre?
—Sí, gracias —Respondí mientras comenzaba a caminar al lugar en donde señaló anteriormente.
—¡Mocosa estúpida! —Golpeó mi cabeza.
—¡Ay! —toqué mi cabeza.
—¡¿Cuándo pensabas decírmelo?!
—¿Decirte qué, Hansuke? —Pregunté y luego lo recordé —Ah... Eso.
—Te busqué durante toda la noche, por todo el hospital—Volvió a golpear mi cabeza.
—Ya, ya, ya—Dije—Lo siento, se me olvidó.
—Una enfermera me dijo que te vendó la muñeca —Miró dicho lugar —Me hubieras dicho y yo lo hacía.
—Hansuke, en ese momento ni me acordaba que eras doctor—Reí.
—Estaba tan preocupado, Jae-Kyung —Habló más calmado — ¿Qué hacías en esa fiesta?
—Ni siquiera sabía que había una fiesta, fui porque escuché que Shin-ae estaba en peligro.
—Cuando supe que era tu amiga la que estaba inconsciente, literalmente corrí para atenderla.
—Gracias por eso.
—¿Estás bien? Kousuke me habló sobre lo que pasó en la habitación.
—Sí, no fue nada importate.
—Ven aquí —Dijo abrazándome a lo que correspondí— Realmente estaba preocupado.
—No tienes por qué preocuparte ahora, ya estoy bien.
—Eres mi mejor amiga, claro que me voy a preocupar por ti, imbécil. —Dijo mientras rompía el abrazo —¿Tu amiga ya está mejor?—Se sentó en el sofá.
—Sí, sólo le hace falta descansar... —Respondí—Oi.
—¿Qué?
—No le vayas a decir a Kousuke que me conoces —Advertí y el soltó una carcajada.
—Cambiando de tema... —Habló —¿Cómo te fue en el examen? Espero saques un buen puntaje para que en un futuro trabajemos juntos —Guiñó un ojo.
—Me fue bien y ni pienses que voy a trabajar con un idiota como tú —Reí.
—¡Ay! ¡Mi corazón! —Fingió estar herido.
En ese momento sonó un celular.
—Uh ¿Quién es? —Preguntó curioso.
—Es Shin-ae—Respondí —Cállate, no vayas a hacer ruidos extraños —dije y él volvió a soltar una carcajada.
—Hola, Shin-ae ¿Qué pasa? —Pregunté.
—Jae, papá despertó —Habló un poco agitada.
Miré a Hansuke sorprendida.
—Voy para allá —Colgué y caminé con rapidez hacia la salida.
—¡Oye! ¡¿A dónde vas?! —Preguntó detrás de mí.
—¡El Sr. Yoo despertó! —Respondí abriendo la puerta.
—¡Espera! ¡Yo te llevo! —Dijo corriendo detrás de mí.
Narrador omnisciente.
Una reunión estaba por comenzar en la mansión de los Hirahara.
Yeong-Gi entró a la mansión, encontrándose con Kousuke, quién tenía la misma desagradable cara de siempre, según el pelirrojo.
—¿Se puede saber en dónde estabas? —Preguntó con el ceño fruncido.
—Presentando el examen ¿En dónde más iba a estar? —Respondió con obviedad.
—¿Esperas que te crea? Tu chófer dijo que te escapaste para no presentar el examen.
—Es tu problema si me crees o no.
—Soy tu hermano mayor, dime la verdad.
—¿Hermano mayor? ¿Acaso te olvidaste de todo lo que me dijiste cuando eramos niños? —Preguntó un poco molesto.