Hace algunos segundos pensé que las cosas estaban siendo positivas, cuando mencioné a la persona parecía que todo estaba bien y que la conversación había terminado. Pero Natalia me empezó a presionar para que le pidiera el nombre por lo cual me negué al principio, pero se llego a un acuerdo de jugar una ronda de piedra, papel o tijera para saber quien es la ganadora y se haga lo que la persona quiera, spoiler: perdí. Traté de evitar que las cosas empeoraran pero al final solo había más drama en mi vida, y ahora estoy yo en una posición incómoda en la que tengo que preguntar a uno de los que se sientan a lado de él su nombre.
—¿Sabes quién se sienta a tu lado? — Mi voz salió más aguda de lo que había planeado, fue una cuestión instantánea de pena y vergüenza.
Hice un breve vistazo a Natalia, y ella no parecía contenta, me hizo preocuparme un poco más por la situación. Ella había dicho que debería preguntar el nombre del chico, pero no me había pedido que le preguntara directamente por esto mismo fui con su compañero de asiento con la esperanza de que él supiera. Lamentablemente las cosas no fueron como esperaba, el no tenía idea sobre el nombre de quien se sentaba a su lado, suspire rendida, entonces antes de irme le agradecí por su tiempo para ser educada y me despedí de él, cuando volví a mi asiento a lado de Natalia supe que comenzaría con su interrogación.
—¿Y bien? ¿Ya sabes su nombre?— Interrogó.
Me quedé paralizada mientras pensaba en las implicaciones y en las consecuencias que podría tener esta situación, si dijera que no sabía su nombre sería difícil que ella no quisiera que se lo preguntara a la persona misma, lo cual aumentaría el nivel de mi mentira, y no era algo que quisiera seguir haciendo. realmente debo evitar a que pase.
—No, no sabe su nombre — respondí sinceramente. —Pero lo sabré— si me veo confiada Natalia dejara de presionar ¿No es así?
—Muy bien dicho Anette— me abrazo.
Me esforcé por no mostrar mi miedo a Natalia con una débil sonrisa, segundos después el profesor entro al aula. Detrás del profesor estaba el chico por quien había preguntado, antes que Natalia dijera algo, me puse rígida y suspire, resignada ante el hecho de que iba a tener que pedir su nombre tarde o temprano. Después de todos los problemas de la mentira, no creí que la situación iba a llegar a este punto.
Oh vamos Anette toda mentira termina las cosas mal.
—Buen día muchachos seré su profesor de técnicas y sociales. Antes de presentarnos, los que apenas se inscribieron acérquense para que los apunte en la lista— dijo el profesor con un leve gruñido y mueca.
Tengo la ligera sospecha de que me caerá mal.
Me levanté de mi lugar y tomé mi hoja con todos mis datos, en si yo no era una nueva estudiante pero me había inscrito el primer día, por esto mismo mi nombre no se encontraba en el sistema. Ya que el profesor se había sentado en su escritorio me iba a acercar rápido a el para que ponga mi nombre y sentarme de una vez, pero en ese momento un aroma agradable atrapó mi atención, y justo cuando me di cuenta aquella persona, el de la entrada, quien tenia cubre bocas había pasado al lado mío.
Cautelosa y cuidando en no volver a cometer otro error vergonzoso frente a él, camine para acercarme y formarme detrás de él, de nuevo sintiendo el mismo aroma agradable, así que lo seguro era que mi cara estaba completamente roja ahora mismo me esforcé por no pensar en la situación actual y buscar algo en mi alrededor que pudiera distraerme, diré que accidentalmente y porque así fue, no porque tenia la curiosidad simplemente mi mirada cayo en su hoja con sus datos así hasta averiguar su nombre sin siquiera preguntar, por lo que todo fue accidental.
Anderson Riel James
—Riel James— susurré su nombre probándolo en mis labios mientras escondía mis mejillas con mi hoja de datos.
Sentí un toque en mi hombro, me sobresalte y me di vuelta de forma instintiva para ver quién era, la persona que estaba atrás de mí dijo que era mi turno para que pongan mi nombre en el sistema, entonces di un paso y mi mirada volvió al frente, y como siempre la suerte no esta de mi lado, choque con alguien, afortunadamente no era Riel, si no era por quien había preguntado el nombre anteriormente.
—Señorita me hace perder el tiempo, deme su hoja — gruño el profesor irritado.
El no se sabe la de respirar y contar hasta tres.
—Disculpen— Le tendí mi hoja al profesor para que escribiera mi nombre, me miró con la ceja alzada, parecía que me quería preguntar algo pero solo se limito a escribir mi nombre, cuando apenas termino me apresuré en regresar a mi asiento, pero antes de sentarme, mire a Riel, quien estaba con los audífonos y redactando algo en su libreta.
Ahora tenia la oportunidad de ver mejor a Riel. El tenia el pelo negro con un brillo oscuro que se asimilaba a la obsidiana. Gracias a su pelo lacio, el corte de librito le lucia bien y se acentuaba a su favor. Sus cejas estaban bien definidas y pobladas, sus pestañas estaban mejor que las mías ¡Ojala las tuviera así! Su mirada estaba baja y su cubre boca le tapaba la mitad de su rostro, por lo que no podía ver como era por completo.
¿Pero porque sentía que estaba haciendo un desastre en mí? Estaba tan ensimismada en mi pensamiento que me daba el lujo de observarlo, que no me di cuenta del tiempo que estaba pasando, ni de que ahora él se encontraba mirándome a mí. Por fin pude ver el color de sus iris que era un negro o probablemente un café oscuro (que lo vería bien si no fuera por mi miopía). Los detalles de su mirada eran tan profundos como para que el quisiera llegar a mis pensamientos y adentrarse en ellos, como si se tratara de una daga, una daga que en cualquier momento podría atravesar mi corazón, hacia que mis sentidos se perdieran, sentía como si nada más estuviéramos el y yo y nadie que nos interrumpa.
—Señorita ¿podría hacer el favor de sentarse?— escuche la voz autoritaria del profesor e hizo que me sobresaltara y me sentará en mi lugar de inmediato.
Mis mejillas nuevamente se calentaron, y me reprendí a mi misma ¿Enserio? ¡Quedarme viendo fijamente a Riel! Es muy seguro de que ahora pensara que soy una acosadora y eso que no se como lo estaba mirando, si lo miraba con una expresión extraña, podría pedir un deseo para desaparecer en este instante.
La clase fue bastante típica, nos presentamos entre todos para conocernos, se hizo actividades para que socialicemos entre todos y hacer amigos nuevos o ver con quien trabajar, en vez de prestar atención de lo que los demás decían, a la única persona quien le dedique toda mi atención era a Riel, cuando le toco presentarse o hablar era como si fuera lo mas importante para mí en ese momento, hasta de respirar olvide porque quería escuchar perfectamente su voz, era gruesa pero no intimidante como su mirada, tenía un toque juvenil y desprendía cierta calidez en el. Cuando me tocó hablar, Riel no me prestó atención, ni me miró porque toda su atención y su mirada estaba en su celular.
Bueno, creo que no hay interés en mí en lo absoluto.
Cuando pensé que así era, el me miró inmediatamente y como si fuera una máquina a quien le acababan de tirar agua, comencé a fallar, tartamudee y empecé a decir puras cosas que no tenían sentido alguno, incluso alargue mi presentación innecesariamente.
—Vengo de otra escuela, bueno como todos porque estamos en una nueva etapa, claro que la anterior también era una pero hablo de una nueva… creo que ya lo había dicho…—Dude si seguir hablando pero tenía que terminar con algo menos humillante —La escuela de donde vengo esta meramente cerca de mí hogar, bueno no tanto, supongo que la misma distancia que esta, aun que mi hogar está lejos no llegaría a tiempo si vendría caminando, aun que no es importante esta parte…
Definitivamente tengo que callarme.
—¿Algún pasatiempo que tengas?— preguntó el profesor e internamente agradecí.
—Oh claro, todos tenemos pasatiempos porque si no lo tuviéramos sería aburrida la vida eh, bueno yo tengo el pasatiempo de leer y lecturas de todo tipo, también me gusta bailar la bachata, ¡También me gusta cantar!— Aunque lo haga horrible.
Me quede callada, estaba sumamente avergonzada de haber dicho tantísimas estupideces y ahora mi manos estaban sudando, por si fuera poco creo que también me dio un tic en el ojo, ¡Cuánto me moría de la vergüenza!
—Gracias por tu impecable presentación señorita Anette— tosió y se acomodo en su asiento.
Al enfatizar la palabra impecable, parecía que él quería que notara lo que acababa de hacer y me avergonzará, pero tengo que decir que no había logrado su objetivo porque ya estaba avergonzada desde antes. Desde siempre habían sido así mis nervios, decía mucha cosas con sentido y sin sentido, mis manos sudaban más y más y los tics de mi ojo aparecían para sabotear todo.
Cuando todas las presentaciones se terminaron, el profesor por fin se puso de pie, su caminata y su gesto lo hacían verse una persona estricta. La forma en la que hablaba sobre su materia y su manera de trabajar haciendo que le tengamos miedo, pero en mi caso, sus técnicas para dar aquel temor no me funcionaban en mí, esto era una nueva etapa de mi vida y ya me había preparado desde antes, sé hasta donde querer llegar y hacia donde dirigir mi vida ya lo tengo totalmente planeado.
Oh eso es lo que quiero pensar.
Mi humor se fue al suelo, se estrello y regresé a sentir la oscuridad que había estado tratando de eliminar. Deje de prestar atención al profesor y comencé a merodear en mis propios pensamientos, los mismos que odio tener y que quiero eliminar de mi propia vida, pero no puedo, necesito buscar alguna manera de distraerme, la manera de salir de esta oscuridad de la que me sumergí y que ahora me está ahogando lentamente.
—¿Anette?
Fruncí el ceño y mire a Natalia quien me había hablado, ella estaba con su sonrisa y yo supongo que estaba seria porque su sonrisa comenzó a desaparecer, me sentí algo mal que por mi culpa dejara de sonreír pero por eso siempre marcó una línea para que nadie se acerque a mí y solo se mantenga lejos sin que pueda salir lastimado.
Fruncí el ceño y mire a Natalia, quien me había hablado; ella me estaba sonriendo desde hace rato, pero no demoró en que su sonrisa se desvaneciera; muy probablemente era por mi culpa que esa sonrisa hubiera desaparecido. Supuse que fue por mi expresión, suspire y di gracias a los pensamientos que tuve, ya que gracias a ellos regrese a mi realidad, haciendo que todos se mantuvieran alejados y no tuvieran contacto conmigo como alguien íntimo, siempre pongo un limite que nadie a podido cruzar y eso me a ayudado a no lastimar y no ser lastimada por nadie.
—Ya no tenemos clases ¿Me acompañas a comprar?— sonrió Natalia.
Al no estar de humor es mas que suficiente rechazar una petición pero no lo seria para mí, muchos dirían que les pasa lo mismo pero nadie sabe el porqué yo cuido mis palabras al declinar una petición, el porqué me cuesta y no es porque tenga un corazón blando, no es porque me de vergüenza o porque no quiero caerle mal.
No es por nada de eso y ojalá lo fuera.
—Esta bien, vamos—. Tuve que cambiar mi cara y fingir como si todo estuviera bien, ya que no quería que se diera cuenta de como me sentía.
Natalia y yo bajamos a la cafetería, ella se adelanto para comprar su comida y yo me quedé esperando en una esquina, no quería estar entre tanta gente y ser empujada por la fuerza nuevamente, por lo que decidí no seguirle y me quede aparte, mi celular vibro en mi bolsillo y decidí sacarlo para verificar quien había sido y por si acaso se tratara de algo urgente.
Tania
No hiciste lo que te pedí.
Mordí mi labio con temor, esto no podía estar pasando, había hecho todo lo que me pidió, había sido cuidadosa y preste atención a todo lo que me había dicho ¿Era una manera de asustarme? A ella le encantaba jugar con la mente de las personas, pero ya fuera verdad o mentira de lo que me olvidara hacer ya me había metido en un grave problema.
Solo quiero un descanso.
—Oh, hola ¿Estudiaste en el instituto privado de mujeres?— alce mi vista para ver de quien se trataba y porque se menciono aquella…
—¿Disculpa?— al caer en cuenta de lo que sucedía, al caer en cuenta de la mención de donde estudie por 4 años de niña, al recordar esos peores 4 años.
—Sí, estudiamos juntas ¿Me recuerdas?— preguntó aquella persona.
Y como no olvidar, como no olvidar toda esa época que tanto sufrí, una época donde los niños jugaban con inocencia, donde ellos eran solo niños y no median sus acciones y lo que esto implicaba para los demás. Como no olvidar los apodos grotescos que me ponían, como no olvidar la vez que me encerraron en los baños, donde me empujaron y terminé golpeada en el estómago con una piedra, en como me pateaban y dejaban golpes en mis partes íntimas, en como me ofrecieron de tomar agua del inodoro creyendo que me lo daban por amabilidad, en ofrecerme comida podrida para hacer las pases, en como me enterraban sus uñas, en obligarme a ir en su hogar para seguir abusando de mí, humillarme.
Como no olvidarlo.
—Te estas confundiendo de persona— dije secamente, pero por dentro estaba temblando, los recuerdos que quería borrar aparecieron como buitres queriendo a alguien muerto y yo así me sentía.
Me aleje de aquella persona, para dirigirme con Natalia, ella me sonrió pero nuevamente su sonrisa se había borrado, no se como me encontraba en estos momentos pero se que no estaba bien, ya si ella quería seguirme pues bien pero yo ya no podía quedarme más en este lugar, camine rápidamente para dirigirme al salón, subí las escaleras casi corriendo y en cuanto llegue al salón sentí como casi me derribaba al caminar, sentía que me faltaba el aire, había olvidado como respirar, mis manos estaban temblando, mi cuerpo andaba mal, quería llorar gritar, desaparecer ¡Como había llegado ella aquí! Me encontraba del otro lado de la ciudad donde vivía de niña.
Esto es una jodida broma ¿Verdad?
—Anette, ¿Te encuentras bien?— Natalia me había perseguido y no sabía que pensar ni que decir en estos momentos, yo solo quiero sentirme segura pero no existía ningún lugar que me haga sentir de esa forma.
Que tan lamentable soy.