Green Eyes

Capítulo 10

—Entonces ella estaba a lado de mí y solo grito: "Wey, ¡ya viene!". ¡Ay!, sentí mucha alegría, sabes de que hablo ¿no?

No, no sé de que hablas. Ni siquiera recuerdo que se siente estar emocionada. Todo lo que los demás hacen es predecible, es como si pudiera leer sus mentes y antes de que lo hagan ya lo sé. En vez de pensar que usar ese día "especial", estoy pensando en que expresión debería poner. Soprendida o solo sonreír.

Recargo mi cabeza sobre mi mano derecha y observo a mi ¿amiga?, hablar sobre el hombre que quería y me dedico a grabarme la manera en que una persona emocionada o enamorada lucía. Su rostro se veía vivo, sus sonrisa era muy amplia, pero lo que más me inquietaba eran sus ojos. La manera en que brillaban era aterradora, podría jurar que ilumirían una ciudad.

¿Así es estar enamorado?, ¿parecer perdido todo el tiempo? Giro mi cabeza hacia las canchas y abro los ojos al ver a Steele acostado en medio viendo hacia el horizonte. Muerdo mi mejilla evitando sonreír y vuelvo la mirada hacia Mar, mi compañera.

—¿Eh?, ¿pasa algo?

Niego y me levanto indicándole que iré al baño. No me espero a su respuesta y camino lo suficiente para perderla de vista y empezar a correr hasta las canchas. ¿Qué estoy haciendo? Me detengo en la entrada y veo hacia la división B, la cual era la superior y no podías ver el piso a menos que subieras. Aprieto el barandal con fuerza y empiezo a retroceder lentamente. ¿Qué estoy haciendo?, ¿así de rápido vas a caer? ¡Que desperdicio!

Toco mi estómago al sentir un calor que se empieza a expandir por mis extremidades. ¿Q-Qué? ¿Por qué me estoy enojando? Cierro los ojos al marearme por la presión que estaba sintiendo, era como si mi cuerpo no fuera lo suficientemente grande para soportar la intensidad de la ira que yo misma emanaba. 

¡Ya vete!

Abro los ojos y giro alejándome a velocidad de la entrada sin correr. Quería gritar, quería romper algo y escucharlo quebrarse..., quería explotar. Me recargo en el tubo que sostenía la carpa que cubría las mesas del comedor y lo aprieto hasta que duele. En este estado era más fácil a sentir dolor que cansarme. Levanto la mirada cuando siento una gota caer sobre mi hombro. Esto es lo que necesito. Me gusta pensar que cuando te mojas con la lluvia, esta se lleva tus problemas y te hace razonar. 

—¿Por qué soy tan débil?

Cierro los ojos y siento las lágrimas caer confundiéndose con las gotas de lluvia. Me recargo contra el tubo y me siento sobre mis talones. Suspiro cansada mientras mi mente empieza a formular los "¿Qué hubiera pasado si...?", y dejo que me desgaste más. Así era yo, así soy yo. Pienso, pienso y pienso, pero nunca actúo. Limpio mi rostro bruscamente y me levanto lentamente. Sacudía mi pants cuando escucho un suspiro y en vez de ver quien era comiezo a caminar. Si paso más tiempo, va a grabarse mi cara y me interesa una jodida mierda que me reconozca.

—Jane.

Cierro los ojos y giro sobre mis talones para enfrentarlo. Mierda, mis mejillas están rojas, puedo sentir como se están calentando.

—¿Mande?

Me quedo en mi lugar mientras veo su vestimenta. Venía muy formal para lo cual no me daba buena señal. Quizá ya era maestro, quizá ya trabajaba acá, quizá..., quizá me iba a decir que ya no estaría conmigo, porque ya se cansó o se aburrió o quizá ya no me soporta, quizá....

—Deja de hacerte ideas. Deja de pensar los "hubiera" y los "quizá". Déjame hablar.

Siento como mi cuerpo empieza a pesar mientras me acerco y me siento junto a él, como me indicó. Su tono era demasiado serio, pero no parecía estar enojado. Más bien, lucía triste. Me dedico a ver el piso mientras él saca algo de su saco y lo pone en mi chamarra.

—¿Q-Qué es?

Intento meter la mano, pero él me detiene y niega.

—Aun no. — Intenta fingir una sonrisa divertida, pero sus ojos decían lo contrario. ¿Así luce una sonrisa triste? Acerco mi mano a su mejilla y la acaricio solo un poco. Cierra los ojos y un par de lágrimas de escapan y mojan mi mano. ¿Q-Qué está pasando? Me asusta esto, ¿qué sucede? — Sabes que te quiero mucho ¿verdad?, —asiento sin pensar, —y que yo...y-yo nunca te haría daño, ¿verdad?

—¿A qué va esto Engel?

—S-Solo contesta. —Asiento. Su mano se posa en mi mejilla y la acaricia. —Déjame abrazarte. —Sonríe y sin dudar me lanzo hacia él y lo abrazo. No puedo describir que bien se siente esto. Es el abrazo más hermoso que jamás haya sentido. Necesito más de estos. Es más, no de cualquiera, de él. Necesito sus abrazos. —Jane...



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En el texto hay: el primer amor, infinito, puro

Editado: 23.03.2020

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