Green Eyes

Capítulo 30

Sus manos se cuelan por mi short para tocar más y me remuevo incómoda provocando que se detenga. 

—¿Me detengo?

Niego sin poder verlo a los ojos por la nueva sensación que estaba nublando mis sentidos. Calor, eso resumía todo y admito que me estaba asustando porque mi cuerpo empiece a demandar más y mi raciocinio desaparezca. Me subo más hasta que mi cabeza se nivela con su altura obligándolo a usar su brazo como soporte para que, de algún modo, me siente sobre este. Esto me estaba abrumando demasiado y me estaba poniendo muy ansiosa. Su tacto solo se había limitado a brindar suaves caricias en mis piernas y de vez en cuando a mi espalda por encima de la playera.

Jadeo cuando sopla en mi cuello antes de dejar suaves besos en él. Aprieto mis piernas reprimiendo una risa nerviosa que quizá salga como un sonido raro. No puedo relajarme entre sus brazos, simplemente no puedo.

La manera en que mi cuerpo reacciona me hace sentir mal, moralmente. ¿Se supone que esto debía pasar? Yo solo quería hacerle sentir lo que sería estar conmigo para que mañana lo trate como si no lo conociera..., pero a este paso él será quien me tenga.

Frunzo el ceño cuando su tacto cesa y sus besos me abandonan forzándome a abrir mis ojos los cuales tenía cerrados con mucha fuerza. Parpadeo varias veces confundida por su acción y levanto la mirada encontrándome con una cara sonriente, pero no había arrogancia ni nada por el estilo, sino una mirada llena de deseo y un poco de ternura. 

—¿Te gustó?

Abro lo boca y la cierro. Me siento usada, ¿así se sienten cuando le digo sus verdades?, si es así, dejaré de portarme tan mierda. Me quedo viendo un punto fijo en la alberca evitando su mirada a toda costa. 

¿Que si me gustó?, esa pregunta ofende. Ni siquiera yo sé como me siento, pero quizá mañana quiera más. 

—E-Eres un idiota. —Lo veo de reojo y ríe. —¡Te detesto!

—Pero ¿te gustó? 

Jadeo indignada y vuelve a reír hasta quedarse sin aire. 

—¿Qué si te digo que no?

Trato de volver a recoger mi escudo, pero lo encuentro demasiado pesado. ¿Todo eso cargo?

—Pues lo haría de nuevo.

Se acerca a mi rostro chocando nuestras narices y huyo de sus ojos. No me gusta sentirme acorralada. ¡Joder!, me estoy dando cuenta que todo mi puto escudo ha sido una farsa. Soy débil, soy mujer..., soy, ¡soy un jodido humano!

—Y-Ya detente. 

—¡Te gustó entonces! ¡Lo sabía!, pensé que no.

Anuncia divertido y aprieto mis puños alrededor de su cuello. ¡Me sieto tan estúpida!, este idiota esta actuando como un jodido patán y yo detesto a los patanes. De vez en cuando lo escucho burlarse de mi reacción y platicarme de cómo se sentía, pero no presto la suficiente atención como para responderle, en cambio, me concentro en qué debería hacer para bajarlo de su nube. 

¿Un golpe?, muy predecible. ¿Una patada?, es lo mismo que un golpe. ¿Una mordida?, es casi lo mismo. Muerdo mi mejilla interna y me sonrojo ante mi última piosibilidad.

—¿Un beso? 

—¿Qué cosa? —Levanto la mirada asustada. —¿Dijste algo?

Sonrío con nerviosismo y niego a lo que asiente continuando con la plática. ¿Un beso?, ¿cómo? ¿Me impulso y lo beso así nada más?, o ¿debería pedirle permiso?, pero si se da cuenta quizá no quiera. En este caso, es mejor pedir perdón, que permiso. ¡Pero yo no sé besar!, y ¿si se burla? No, debo ser valiente.

Levanto la mirada encontrándome con sus verdes junto con una sonrisa que deslumbraba a cualquiera. Desvío la mirada hacia los alrededores comprobando que ningún alma esté presente antes de impulsarme lo suficiente para poder juntar nuestro labios, pero en vez de eso, choco contra él. Siento mi rostro calentarse y antes de permitirle sobarse, vuelvo a intentarlo, pero su mano se pone sobre mi boca y la besa cerrando sus ojos.

Me quedo observando su rostro antes de apartarse y sonreír con las mejillas sonrojadas. Agh, tengo que hacerlo, pero ¿cómo? Tengo que hacer algo para que esto nazca de él y no de mí. Quiero que él me bese sin que se de cuenta de que lo estoy provocando.

—Quiero ir a comer. —Anuncio viendo hacia un puesto de comida pegando mi cuerpo al suyo. —¿Tienes hambre?

Su expresión era graciosa porque sus cejas estaban a milímetros de unirse a punto de hacerle un tributo a Frida. Sonrío burlándome de su cara, pero mi expresión se hunde en la pena cuando su mano acaricia con descaro mi trasero y esta vez, es su turno de reír. 

—¿Qué sucede Jane? —Bajo una mano para apartarle su tacto de un manotazo. —¿No estabamos jugando?

—Serás idiota. —Aprieto mis piernas cuando empieza a caminar hacia la orilla. —No me toques.

—Ajá.

Lo miro mal y él se dedica a silbar como si nada hubiera pasado. Al salir intento bajarme, pero me detiene indicándome que me pasara hacia atrás en la misma posición. Ya en esta empieza a caminar hacia el puesto.



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En el texto hay: el primer amor, infinito, puro

Editado: 23.03.2020

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