Capítulo 13
Para un corazón destrozado por la vida, le es imposible creer que alguien lo pueda querer de verdad, aun con todas sus heridas.
Presente
Hannibeth
—¿Viniste por mí? —pregunto con dolor —ella no te perdono, verdad. Julieta no te perdono. —Adam me observa negando con la cabeza.
—Si me perdono, ambos nos perdonamos, si estoy aquí es porque quiero estar, debíamos estar distanciados, yo debía saber qué quería zanahoria, tal vez tarde en darme cuenta, pero te quiero a ti.
Sigo estando completamente desnuda en la tina, escondo mi cabeza entre mis rodillas, comienzo a llorar, ¿Por qué no puedo parar? ¿Qué estoy sintiendo? ¿Por qué ahora si me elige a mí?
—No te creo Adam —mi voz es débil. Me abraza sin importar mojarse, lo hace como queriendo sanar todas mis heridas, hundo mi cabeza en el hueco de su cuello, lloro, dejo salir todo lo que he guardado estos últimos tres años, aspiro su olor, huele a seguridad, huele a mi hogar, huele a vida. Pero tengo miedo, cuando más lo necesite se fue, dejándome destrozada.
Adam acaricia mi cabello, su corazón late como si estuviese en un maratón, algo dentro de mí cree en sus palabras, sin embargo, mi lado lógico se niega hacerlo. Quiero que el abrazo se prolongue el tiempo necesario, que al separarnos las heridas de mi alma hayan cicatrizado, flashbacks vienen a mi mente.
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—E, crees que un día podamos salir de aquí —Evans está acostado dándome la espalda, hoy no ha querido hablar, las cortadas de sus brazos aún están abiertas. Distraídamente, acaricio su cabello, lo tiene largo llegándole un poco más debajo de sus orejas, le hago trenzas para ocupar mi mente, intenta ocultarlo, pero disfruta que juegue con él, en momentos se duerme, dice que solo logra descansar cuando hago eso.
—E, crees que un día podamos salir de aquí —insisto, suspira.
—Eso espero Hanni, eso espero. —habla para no desanimarme, sin embargo, sé que lo duda tanto como yo.
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Siento como Adam mueve su mano lentamente, buscando algo cerca de la tina, el clic de un arma me hace abrir los ojos.
—Tienes exactamente cinco segundos para apartar tus asquerosas manos de ella. —la voz de Evans resuena por todo el cuarto de baño, Adam no muestra nerviosismo, con calma toma una toalla cubriendo mi cuerpo, haciendo que la mirada de Evans se desvíe de él, movimiento que aprovecha y en milisegundos toma su Glock G19 con agilidad barre sus piernas, haciendo que Evans caiga al suelo, se posiciona encima de su cuerpo apuntándole entre el medio de las cejas. Los ojos del pelirrojo destilan rabia.
—No te mato por ella —suelta el rubio —pero ya que viniste hasta aquí, es hora de tener una larga conversación, Evans Byrne.
E, ignora sus palabras, estando en una posición nada favorecedora para él, me pregunta. —Hanni, estás bien—
—Claro que está bien, está conmigo —responde Adam, dejándome de piedra, primera vez que lo veo actuar de esta manera. Sosteniendo la toalla con una de mis manos, termino de salir de la tina —ya basta, para Adam, por favor, lo empujo para que Evans pueda ponerse de pie, Adam tiene la cara enrojecida, no entiendo su molestia exacerbada.
Mi antiguo amigo se levanta, importándole un pepino que el rubio le siga apuntando con su arma, toma mi cara entre sus manos, seca el rastro de mis lágrimas para luego abrazarme. Haciéndome cerrar los ojos, porque en ese momento, solo somos ese par de niños rotos que se sostenían el uno al otro.
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Editado: 01.11.2022