Cuatro años después la propuesta para la escuela.
—¿Han visto a Kayla? —La Alfa de la manada pregunta a sus guardias por su hija, pero estos responden con una negativa.
Layla camina ansiosa y preocupada por la manada buscando a su hija, se reprime mentalmente debido a que su pequeña siempre ha sido muy escurridiza y curiosa, sacando eso de ella, pero las características físicas de Alexis, su esposo y padre de su hija. Mientras camina ve a los mellizos de ojos azules y su ceño se frunce pues estos ya deberían haberse ido.
—¡Lucas, Loki! ¿Qué hacen aquí? Van a llegar tarde —Les regaña cuando pasa por su lado.
—Disculpe, se nos hizo tarde, Alfa —Se disculpa Lucas, y Loki le da una mirada de disculpa antes de que ambos salgan disparados de la manada hasta su destino.
—¡Alfa Layla! —La voz de un joven que reconoce de inmediato hace que detenga su andar.
—¿Marcos? ¿Tampoco te has ido? —pregunta al hijo de Ángel y Raquel quien heredo el nombre del fallecido mejor amigo.
—Esperaba irme con Kayla —Admite el más joven.
—Quisiera saber yo, donde se encuentra esa muchacha —expresa al medio pelirrojo.
—Bueno, yo no quiero llegar tarde, pero de camino a la institución voy a dar un vistazo por los alrededores —menciona con una sonrisa.
—Te lo agradecería.
—Pues nos vemos en la tarde.
—Cuídate, Marcos Miguel —Le despide llamándolo por sus dos nombres, agradeciéndole una vez más a Ángel que le pusiera a su hijo como segundo nombre, el nombre de su padre.
—Alfa ¿Qué pasa? —pregunta un miembro de su manada despreocupado acomodándose su reloj.
—¿Has visto a Kayla?
—No, creo que esta con Alexis, la ultima vez la vi con el —informa haciendo memoria.
—Esta bien, eso me tranquiliza —Admite—. ¿Qué haces aquí? Deberías estar ya en la institución, hoy se inaugura y tu eres el director —Le reprocha molesta a Antoni, quien en los últimos años ha cambiado mucho físicamente.
—Tranquilízate, Layla, te noto alterada ¿Has dormido bien? —pregunta socarronamente ganándose un golpe en hombro de parte de la licántropa.
—Sí, he dormido bien.
—¿Segura? ¿Alexis te deja dormir? —Otro golpe en el hombro se hace presente producto de la insinuación que hizo Antoni, este se soba su hombro y dispone a irse.
—¿Puedes echar un vistazo por el bosque antes de llegar? —Pide al ver como Antoni se aleja.
—¡Claro! —Accede y luego lo pierde de vista.
—Alexis ¿Kayla está contigo? —pregunta a su Mate por la conexión que tienen e inconscientemente se toca la marca que lleva en el cuello.
—No, ella debe estar de camino a la Institución —responde de inmediato.
—Esta bien, estaba preocupada de que no llegue a tiempo o que se le olvide o...
—Nena, tranquila —Le habla con dulzura—, ella puede cuidarse sola, estará bien, no te preocupes.
—Lo sé, es solo que...
—Sé que tienes miedo desde lo que paso la ultima vez, pero eso fue hace años, nuestra hija es fuerte y ágil como ningún otro licántropo, tenle un poco de confianza en que sabe tomar sus propias decisiones.
—Ok —Suspira calmándose al fin—, te veré en la casa ¿Vale?
—Ya voy en camino —Accede con un toque de picardía.
—Además ¿Qué es lo peor que podría pasar? No es como si ella estuviera peleando ahora mismo o algo por el estilo —dice Layla con un toque de gracia.
[...]
Una loba de ojos rojos esquiva las flechas que van hacia ella con rapidez, intenta acercarse a su objetivo, pero es casi imposible, las flechas lanzadas a larga distancia impiden que pueda lograr su cometido; su pelaje gris claro, casi blanco por completo, se refleja con los rayos de sol que traspasan las ramas de los grandes arboles. Su adversaria es una joven experta en arquería que intenta desesperadamente atinar una flecha en la loba.
Cuando la humana arquera se da cuenta de que se quedo sin flechas corre hacia los arboles donde quedaron enganchadas algunas de ellas, la loba aprovecha ese momento para arremeter contra la humana quien corre a buscar la flecha mas cercana. Siente como la bestia la taclea por la espalda haciendo que caiga al suelo, la loba la acorrala entre sus patas y el suelo mientras gruñe enseñando sus grandes fauces.
Con temor la humana se gira su eje para quedar boca arriba debajo de la loba quien dirige su mirada a la punta de flecha que esta cerca de ojo izquierdo, pues la arquera le apunta con ella.
—¿Qué harás ahora, lobita? —pregunta con voz firme sujetando con fuerza el objeto y respirando agitadamente.
La loba quien aún muestra sus colmillos se relaja dejándose caer sobre la humana, por esta acción la susodicha suelta el aire que llevaba sus pulmones, también tira la punta de flecha y comienza a tratar de empujar a la loba, pero no tiene éxito. La bestia de pelaje claro se levanta un poco y empieza a lamer el rostro de la humana.
—¡Basta! ¡Basta! Me rindo —dice entre risas intentando quitarse el animal de encima quien sigue lamiendo su rostro pues sabe que eso le molesta— ¡Kiari, Kayla! Chicas, me rindo —Vuelve a decir riéndose a carcajadas.
La loba sale de encima del cuerpo de la humana con diversión expresada en sus ojos, la humana, una pelinegra de ojos claros con vestimenta de cazadora, salta encima de la loba intentando derrumbarla sin tener mucho éxito, la loba se deja caer en el suelo y ambas tratan de golpearse mutuamente aunque sin llegar a lastimarse seriamente.
—Grr —Gruñe la loba cuando deja caer su gran cabeza en el pecho de la humana.
—Esta bien, esta vez sí me rindo —Habla con el poco aire que le llega a los pulmones debido al peso que hace la cabeza ajena en sus bronquios.
La loba lame una ultima vez la barbilla ajena donde yace una cicatriz de una pulgada de largo y poco visible, luego se pone de pie dejando que la de ojos claros se siente y calme su respiración; la humana suelta un suspiro cansado y la loba gruñe como si correspondiera a su cansancio.
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Editado: 11.09.2022