Guardianes [secuela de «mi ladrona»]

Capítulo 9: …de una amistad.

—Bueno... yo tengo que irme —Las miradas se centran en Olivia quien hablo para que olviden el tema del collar de Kayla.

—Pero a penas está cayendo la noche —Se queja Nadia levantándose luego de que Olivia lo hace y un poco triste porque su nueva amiga se va a ir.

—Sí, pero debo irme antes de que mis padres lleguen a casa —Se escusa.

—Aw, la niña de papi y mami no puede romper las reglas —Se burla Aidan y el resto del grupo decide no volver a intervenir, pues están un poco cansados de tener que detener las discusiones.

—Por lo menos mis padres me quieren lo suficiente como para ponerme normas que me cuidan y yo los quiero a ellos lo suficiente como para no romperlas, no como otros —La mirada de Aidan se torna roja porque lo que dijo Olivia caló en lo más profundo de su ser.

En un parpadeo la estampa contra la corteza de un árbol con una mano al rededor de su cuello, Olivia suelta un gemido de dolor, se arrepiente de quitarse el arco y la aljaba dejándolos fuera de su alcance y está mañana perdió la punta de flecha clavándola en la piel del mismo vampiro que ahora le tiene acorralada. El resto del grupo abren los ojos y van a intervenir cuando oyen la voz de la humana.

—¿Lo único que sabes hacer es tirarme contra un árbol? Que poco vampiro eres.

Aidan esta a punto de responder cuando el olor a sangre inunda sus sentidos; sus ojos que se habían mantenido fijos en los negros de Olivia siguen la hilera de sangre que baja de la nariz humana, la pelinegra nota el cambio en su mirada pues de furiosa paso a hambrienta, siente la sangre bajar por su rostro y perderse entre sus labios donde pasa su lengua para retirar el resto de sangre.

El vampiro respira profundo y pesado con su mirada fija en los movimientos de la humana, aprieta el agarre en el cuello ajena y Oliva abre la boca levemente pues el aire comienza a faltar; la mirada hambrienta de Aidan sube hasta los ojos de Olivia dejando de mirar los labios teñidos de rojo, y ella le devuelve la mirada.

Sus labios se separan dejando a la vista sus colmillos ansiosos por probar la sangre humana una vez más, en especial esa que huele tan dulce.

—Ni lo pienses —Le corta Olivia rompiendo las barreras que al parecer les habían cubierto.

—Ni que tuvieras algo de especial —Asegura con el ceño fruncido soltando a la pelinegra, se aleja molesto por las ideas que llegaron a su mente.

—¡Liv! —Grita Kayla acercándose a su amiga— Estás sangrando —dice preocupada viendo cómo su amiga vuelve a lamer su propia sangre.

—No me digas —comenta sarcástica.

—¿Por qué estás sangrando? —pregunta también preocupado Marcos.

—Lamento lo que sea que haya echo mi hermano.

—Daniel ¿Puedes curarla? —Todos lanzas sus preguntas y comentarios rápidamente y Olivia gira los ojos.

—Es por el golpe de esta mañana —responde a la pregunta de Marcos limpiando está vez con su mano la sangre.

—Olivia cierra los ojos y echa la cabeza para atrás, voy a cerrar tus heridas internas —Asegura Daniel acercándose a la humana.

Minutos después Daniel ya curó a Olivia y esta está a punto de irse cuando recuerda algo importante.

—Daniel, Nadia —Ambos giran la cabeza para ver a Olivia con súplica en sus ojos—, por favor no le digan a nadie de mi existencia.

—¿Qué? —preguntan los dos vampiros y el brujo.

—Cierto, nadie debe saber que conocieron a Olivia, ella es humana y se supone que los humanos no saben de nuestra existencia —dice Kayla.

—Con Olivia es una excepción, pues la conocemos desde que somos unos pequeños y solo algunos miembros de nuestra manada saben de ella, pero en realidad no deberíamos tener contacto con Olivia —Agrega Marcos explicando mejor la situación.

—Por favor, no le digan a nadie —Ruegan las dos chicas con las palmas juntas en señal de súplica.

—Claro, guardaremos el secreto —Accede Daniel tranquilo.

—No le diremos a nadie —Asegura Nadia recostándose del hombro del brujo.

—Muchas gracias —Agradecen los licántropos y la humana.

—¿A mi no me vas a pedir que guarde tu secretito? —La voz de Aidan hace presencia luego de un rato en silencio.

—Tu puedes hacer o decir lo que quieras, eso a mí no me importa —exclama Olivia cruzada de brazos y con actitud indiferente.

—No te preocupes, Olivia, el no dirá nada —La sonrisa de Nadia contagia a la humana.

—Puedes decirme «Liv» —La vampiresa suelta un gritillo y antes de darse cuenta, Olivia tiene los brazos de la rubia al rededor de su cuerpo.

—¿O sea que somos amigas? —pregunta eufórica.

—Sí, somos amigas.

Luego de unos segundos las féminas se separan y Olivia se despide del grupo.

—¡Gracias otra vez por curarme, Daniel! —Agradece en un grito antes de lanzarse a correr en dirección del territorio humano.

—¡Espérame! Te acompañó —Ofrece Kayla y también corre alcanzando a Olivia luego de despedirse con la mano de los demás.

—¿Ya no nos escuchan? —pregunta Olivia luego de alejarse varios metros del grupo y seguir caminando acompañada de Kayla.

—Creo que no —responde mirando hacia atrás— ¿Y bien? ¿Qué te parecieron?

—Nadia y Daniel me caen bien, pero hay algo en ese vampiro, Aidan, que no me agrada —Sentencia con los ojos en blanco.

—¿De verdad? Creí que estarías súper emocionada por conocer a un vampiro, con lo mucho que te gustan —Kayla fingió indiferencia mirándose las uñas.

—No es que me gusten, solo quería saber que tan sexys son —Admite con un poco de sonrojo.

—¿Y bien?

—La verdad es que son súper sexys —Ambas estallan en carcajadas y continúan hablando hasta llegar al territorio de los humanos, allí se despiden con la promesa de volver a verse mañana.

[…]

—Yo también debería irme —dice Daniel mirando el manto oscuro que comienza a cubrirse con estrellas.

—Esta bien, cuídate en el camino —Se despide la vampira guiñándole un ojo y el brujo le corresponde con una sonrisa.



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En el texto hay: confianza, lobos vampiros brujos

Editado: 11.09.2022

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