Aquí están los seis, haciendo cada uno sus caretas; son como las una de la tarde y parece que son las nueve de la noche, a pesar de que hoy el día está ligeramente más cálido, el frío le cuela lo huesos a Olivia cuando pasa una brisa fuerte, las nubes cubren todos el cielo impidiendo que los rayos del sol penetren en la piel del grupo. Cada uno concentrado en su propio trabajo, ya solo les falta pintarlas con el diseño que quieran.
Olivia con la curiosidad picándole en el la garganta no podía evitar mirar disimuladamente, según ella, el trabajo de sus compañeros. Los seis estaban sentados en el suelo cubierto por una muy fina capa de nieve y cada uno estaba concentrado en su trabajo. La humana se dio cuenta de que le faltaba el un poco de color blanco para terminar su careta, pues a ella se le había acabado; solo Marcos y Aidan tenían de ese color.
—Pss Marcos —susurra Olivia intentando ser silenciosa, pero obviamente todos los seres sobrenaturales la escucharon— ¡Marcos! —Volvió a susurrar está vez lanzando una pequeña piedra cerca del licántropo que le queda al frente.
—¿¡Qué!? —Pregunta en un susurro también mirándole molesto.
—Dame de tu pintura blanca —Pidió haciendo señas como si Marcos no le escuchará bien.
—No te voy dar de mi pintura blanca —Negó casi de inmediato también de la misma forma que Olivia.
—¿Por qué? —Olivia frunció su seño y los demás del grupo intentaban aguantarse las risas.
—¡Porque no! —Volvió a negar.
—¡Por fa’!
—¡No! —Sentencio el licántropo sin volver a prestarle atención a la humana.
—Argh! —Gruño molesta en el tono que ha hablado todo el rato. Miro maliciosa al vampiro y este al darse cuenta de sus intenciones solo negó con la cabeza.
—¡Ni lo pienses, Liv! —Susurro el vampiro al ver las intenciones de la humana.
—Por favor —Suplico a su amigo vampiro y este volvió a negar.
Con sonrisa juguetona Olivia se acercó gateando hasta el otro extremo del grupo donde se encontraba Aidan al lado de Marcos, todos la miraron queriendo reír a carcajadas, pero se las contuvieron al ver que Olivia intentaba ser lo más silenciosa posible, cosa que no estaba logrando.
—¿Qué haces? —Pregunta el pálido al ver a Olivia al frente de él con una sonrisa.
—Vine a coger un poco de tu pintura blanca —Susurro de igual forma que Aidan de forma obvia.
—No te vas a llevar mi pintura blanca —Negó con la cabeza con el ceño fruncido.
—Cierto —dijo pensativa —, voy a traer mi careta para pintarla aquí.
—¡Espera! ¡Liv! —Siguió gritándole en un susurro intentando detenerla; volteo a ver a sus amigos y estos fingieron estar en su mundo.
La humana se alejó hasta alcanzar a su careta y su pincel, los tomo con una mano y volvió a donde el vampiro aún gateado, solo que esta vez un poco de forma coja, pues está usando una mano para agarrar sus cosas.
—Ya volví —Le dijo al oído en voz baja a Aidan al llegar a su lado.
Disimuladamente, Marcos se alejó un poco de ellos acercándose más a Kayla con el propósito de que Olivia no intente quitarle su pintura blanca.
—Ni lo pienses, princesa —Prohibió de forma un poco pícara alejando la pintura del alcance de Olivia.
—Pero tu ni siquiera la estás usando —Se quejó ahora con un tono de voz normal, pero igualmente baja.
—La voy a mezclar con el gris, para hacer un color las claro —explicó destapando la pintura gris.
—Pero solo voy a usar un poco, mira que me falta solo tapar unos chivos que deje —Olivia le miró mientras le mostraba la careta, una de ojos rojos y un poco filosos con el resto del material en blanco, no tenía boca ni algún otro diseño.
—¿Unos chivos? —Pregunto con gracia en su voz por la forma coloquial que había usado. Observó su propia careta, una con material pintado como si fuera piel humana común en esa isla, de un tono canela claro, solo le faltaba dibujar los ojos, que serían de color gris claro.
—Por favor, Aidan —Pidió por última vez Olivia.
—Esta bien —Cedió pasándole la pintura a la humana.
Olivia sonrió y luego de agradecer al vampiro se puso en su labor para terminar los retoques a su careta, el rubio negó con la cabeza en un acto divertido para luego sonreír y seguir concentrado en su careta.
—¿Qué te parece? —La voz susurrante de Daniel repercutió en los oídos de Kayla, causando un escalofríos en su espalda; la susodicha miro la careta del brujo, pues de eso le había preguntado.
—¡Que linda! Aunque se parece a la mía —dijo en tono normal y con un deje de diversión, para luego mostrarle a Daniel su careta, ambas con el color negro de base, solo que la de Kayla tiene los ojos más detallados en naranja y rojo, muestras que en la de Daniel, los ojos son más naranjas que rojos.
—Eres una copiona —Le acusó.
—No soy una copiona, fuiste tú quien me copio —respondió a su acusación.
—¡Claro que no!
Mientras estos dos se acusaban, Olivia y Aidan terminaban sus caretas haciendo caso omiso a la discusión ajena.
—Este grupo es muy raro —Le dijo Nadia a Marcos luego de moverse de su asiento para quedar detrás del licántropo.
—Creí que era el único que lo pensaba —Correspondió a los pensamientos ajenos; sintió como la vampiresa se recuesta de su espalda para que sirva de soporte a su propia columna.
—Pero eso está bien ¿No? —Pregunta, y nota como Marcos también le hace presión para ambos usen la espalda ajena como lugar para recostarse.
—Claro que sí, si fuéramos un grupo normal entonces todo sería muy aburrido —Concluye.
—Mira mi careta —Pidió emocionada pasando el objeto dicho a su amigo y este hizo lo mismo.
—La tuya parece un lobo —expresó distraídamente notando los detalles amarronados con algunos reflejos de marrón más claro y unos ojos negros.
—Y la tuya un vampiro —dijo de la misma manera.
Minutos después, todo el grupo observaba sus obras mientras esperaban a que estás se secaran cosa que parece imposible pues el sol no ha salido en todo el día.
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Editado: 11.09.2022