La luna brillaba esa noche del último día del año. Un grupo de seis caminan por las calles del pueblo humano, ubicado en el territorio Aivilo; dicho grupo es bastante peculiar, a la vista de los demás transeúntes, ellos solo con un grupo de otros seis jóvenes humanos más, con caretas características de estas fechas, pero no es así.
Solo una persona de ese grupo es humana, se trata de Olivia, una joven arquera de intenso pelo negro, con una careta blanca que tiene dibujados solamente dos ojos rojos, camina a la derecha de un licántropo de pelo medio pelirrojo, su careta, muy parecida a la de Olivia, con la única diferencia de que el objeto que trae en el rostro, además de unos ojos rojos también tiene dibujados unos labios del mismo color.
En el otro extremo, otra licántropa camina junto el grupo, su careta, similar a las anteriores descritas resalta por el color negro que contiene la base, contando también con unos ojos anaranjados con pequeños detalles rojos; el otro participante del grupo es un vampiro de pelo casi albino con una careta en tono canela claro y ojos rozando en el blanco, una careta prácticamente, común.
Justo en el medio del grupo el único brujo que camina más cerca del licántropo, posee una careta muy parecida a la de Kayla, la licántropa, con la única diferencia de que los ojos de dicho objeto son más rojos que naranjas; por último la vampiresa, gemela del vampiro y que camina al lado de su hermano, lleva una careta de color marrón difuminados en ciertos lugares dándole una especie de reflejos más oscuros en algunos puntos y más claros en otros, con unos ojos negros.
—Este pueblo humano es muy básico —Comento Aidan, el vampiro mirando a su alrededor.
—Te escuché, vampirito —dice la humana sintiéndose insultada por lo dicho anteriormente.
—No le hagas caso Liv —Intenta evitar una discusión la vampiresa al decir esas palabras.
—Nunca lo hago —Susurro susodicha a sabiendas de que todos los seres sobrenaturales la escucharon.
—¡Liv! ¿Esa no era tu casa? —Pregunta la licántropa señalando una de las pocas casas de dos plantas.
—Sí, esa era ¿No? —Secundo el licántropo reconociendo la vivienda.
—¡Así es ¡Entren!—Expresó emocionada abriendo la puerta para que todos sus amigos pasen a su casa.
—¡Wao! —Dijo el brujo sin contener su curiosidad de explorar la casa.
—En el primer piso no hay casi nada porque aquí mis padres entrenan a una pequeña clase que tiene de artes marciales y en el patio trasero fue donde lance mis primeras flechas —Menciono mostrando su casa a los nuevos visitantes quienes miraban con curiosidad una casa humana por primera vez.
—¡Qué adorable es tu casa, Liv! —La vampiresa no se contuvo y comenzó a ver todo a una velocidad sobre humana levantándose la careta.
—Mi castillo es mejor —La altanería se filtró en la voz de Aidan.
—Entonces deberías invitarnos a verlo ¿No crees? Digo, para saber si es mejor —pregunto medio desafiando al vampiro, todos se sorprendieron pues el brujo siempre se mostraba bajo perfil y hasta un poco sumiso.
—¡Oooh! El brujito también tiene lo suyo ¿Eh? ¿Qué harás al respecto, Aidan? ¿Te quedarás callado ante la amenaza? —Comenzó a decir Olivia con voz enchinchadora.
—Olivia, no le hechas leña al fuego —Advirtió la licántropa.
—Es divertido ver cómo Aidan se pelea con alguien que no sea yo, además nunca he visto ese lado de Daniel.
La licántropa solo hizo un gesto de frustración ante la inmadura actitud de su amiga, intento buscar ayuda del resto del grupo, pero ellos se hacían los indiferentes antes sus señas de ayuda.
—Estas completamente invitado para ir cuando te plazca, Daniel —Los ojos del vampiro se volvieron rojos y se dejaron ver a través de su máscara.
—¡Eso sería fantástico! Así podríamos conocernos más ¿No creen chicos? —Interrumpió la vampiresa con voz amistosa, tratando de evitar, una vez más una pelea.
—Sí, estoy de acuerdo con Nadia, después de ir al territorio Aidia podrías juntarnos para ir a la manada —Secunda el licántropo.
—Y después incluso podríamos visitar tu casa ¿Cierto, Dani? —Pregunta Kayla amistosamente quitándose la careta para ver al brujo a los ojos y creyó ver como estos parecían flamear.
—¡Claro! Yo no tengo ningún problema —Concluyo el brujo sonriendo también levantándose la careta.
[…]
—¡Chicos! Miren la luna —expresa la humana mirando el cielo estrellado.
—Esta llena —Señala lo obvio el vampiro acomodándose en el pasto.
—No lo entiendes —dice la licántropa embobada en la luna llena, sintiendo la grama en sus manos.
—¿Qué cosa? —El brujo hace la pregunta sintiéndose tan perdido como los de naturaleza vampírica, mirando a sus demás compañeros, los seis están sentados en el pasto de la casa de Liv, luego de disfrutar de la última noche del año.
—Esta es la primera vez que la luna está llena, que está llena el último día del año —Revela mirando a sus amigos con un poco de dificultad.
Todos se quedan pensando en eso, nadie más dice nada por unos segundos; las palabras de Olivia quedaron grabadas en sus mentes.
Si bien, la luna no es nada tan importante para los humanos en relación a los seres sobrenaturales, Olivia sabía que, para cada uno de ellos tenía un significado diferente, pero similar; para los que practican magia, una fuente de poder; para los vampiros y licántropos, una deidad; incluso sabía que la luna en su estado más lleno puede influenciar en algunos de estos seres.
—Tal vez… sea por el eclipse —La voz, un poco más ronca, del brujo resonó en los oídos de sus compañeros.
—¿Eclipse? —pregunta Kayla un poco preocupada, nunca había visto un eclipse en su vida.
—Si mal no recuerdo, dentro de cuatro o cinco años podremos ver un eclipse —El castaño practicante de magia sintió la mirada de sus compañeros en el, así que dejó de mirar al cielo y recorrió al grupo con la mirada.
—Creo que eso no tiene nada que ver —Comenzó a decir Olivia, obteniendo la atención de sus amigos—, o sea, es solo un eclipse, no pasará nada malo ¿Verdad?
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Editado: 11.09.2022