La noche ya había comenzado a caer y el grupo de seis se encontraba haciendo una pelea de fuerza, aunque los licántropos no están participando en ella; se han pasado todo el día en el agua gastando sus energías como un grupo de adolescentes, aunque ya todos tienen más de veinte años y son seres sobrenaturales.
—Debería irme, ya está anocheciendo —Todos prestan atención a Olivia, haciendo el amago de bajarse de los hombros vampíricos.
—¿Te vas? —pregunta el vampiro sin soltar los muslos bronceados de la humana y levantando su cabeza para verla.
—Sí, no quiero que mis padres se preocupen demasiado —Se excuso la pelinegra pasando su mano por la cabeza vampírica.
—Es una lástima, la noche ni ha caído —dijo la vampiresa que se encuentra en los hombros de Daniel, en la misma posición que Olivia.
—Yo ya voy a salir del agua —Habla el brujo bajando a Nadia de sus hombros delicadamente.
—¡Te acompaño! —La vampiresa le cayó atrás a Daniel— Voy a decirle a Kayla que ya te vas —informo a la humana.
—¡Esta bien! Gracias —Olivia intento bajar de los hombros pálidos pero las manos del vampiro no se lo permitieron.
—¿Por qué te tienes que ir tan temprano? Eres una aguafiestas —Le acusó tirándola de sus hombros haciendo que cayera en el agua de espaldas.
—Porque yo, a diferencia de ti, por si no lo sabías, soy humana, tengo padres humanos y mis padres no saben que me pasó el día con seres sobrenaturales que según todo el pueblo no existen —El vampiro se quedó mirándole al escuchar esas palabras que salieron no como una queja, más bien como una información sin importancia.
De todo el grupo, Olivia era quien tenía que ocultarle a su familia donde estaba y que era lo que hacía.
—No sabía que para ti era tan difícil, Liv —Confeso bajando un poco la guardia.
—Siempre ha sido así, Aidan, desde que conocí a Kayla cuando era niña y tenía que decirle a mi padres que salía a jugar para poder encontrarme con ella, hasta ahora que soy adulta y le digo a mis padres que salgo a entrenar con el arco solo para venir con ustedes —explicó mirando el sol ocultarse y luego fijando su vista en la piel vampírica que al ser tan pálida y estar al contacto directo al sol se tornó rojiza en algunos lugares.
—¡Liv! —La voz de la licántropa llamo la atención de ambos amigos.
—¡Ya voy! —Respondió al llamado.
—Es una lástima que te vayas —El cuerpo vampírico se recostó en el de Olivia antes de que ella pueda dar dos pasos en el agua—, le iba a proponer a los chicos que acampáramos hoy aquí —Susurro al oído de Olivia.
—Si, es una lástima —Correspondió lo que decía el vampiro en voz baja.
—¿De verdad no te puedes quedar? —Pregunto aún sabiendo la respuesta nadando hasta al frente de la humana.
—Sabes que no, más que todos aquí, sabes que quisiera quedarme La pelinegra se pasó la mano por el pelo quitándoselo de la cara.
—Lo sé —Suspiro girando sus ojos negros y quitándose del camino de Olivia.
—Marcos me dijo que te vas —Hablo la licántropa cuando su amiga llegó hasta ella viendo como Olivia se paraba cerca de su arco y flechas, nunca se alejaba demasiado de sus armas, pues es lo único que tiene para defenderse.
—Sí, tengo que llegar antes de que sea muy de noche, ya sabes —La de ojos claros se encogió de hombros tratando de restarle importancia.
—Aidan ¿Intentaste convencerla? —Pregunta el brujo sonriendo divertido al ver como el vampiro salía del agua después de Olivia, mientras se sacudía su pelo rubio.
—Créeme que trate, pero no pude convencerla —Admitió recostando su antebrazo en el hombro humano, la chica le fulminó con la mirada por la acción que hizo—; incluso le dije que si se quedaba nos quedaríamos a acampar aquí.
—Esa no sería una mala idea —dijo la vampiresa.
—Y me encantaría quedarme, pero…
Olivia se detuvo cuando notó a sus amigos ponerse en alerta, no duda de las capacidades sobrenaturales ajenas, así que tomo su arco que estaba a sus pies, junto con una flecha; miro al grupo quienes ya habían formando el círculo característico de ellos, una táctica de defensa que entre todos habían creado para cuando se encuentren en peligro.
—No te alejes de mi —Susurro el vampiro a su derecha y Olivia puso sus ojos en blanco.
—Puedo cuidarme sola —Los ojos de la humana se movían frenéticos por todo su campo visual intentando descubrir que fue lo que puso alerta a sus amigos.
—Nadie a dicho lo contra… —La voz del brujo fue interrumpida por el sonido casi imperceptible de una flecha lanzada desde el arco de Olivia.
—Ya te vi maldito —Hablo está vez Aidan a punto de lanzarse al objetivo.
—¡Espera! —Grito Kayla.
—¿Cómo que espere? —pregunta está vez Olivia dándole una señal al vampiro para que ataque a quien sea que esté oculto, pero el rubio no se movió.
—Es un licántropo —explico la vampiresa al notar la confusión en la cara humana.
—Es Matías —dijo Kayla relajando sus músculos, Marcos la miro, pero no se relajo del todo.
—Ese cabrón ¡Sal de ahí desgraciado! —La voz de Olivia resonó al gritar acompañado de otra de sus flechas.
—No hay necesidad de ser agresiva, Liv —Todos miraron en dirección a la voz que hablo está vez, el licántropo de oscuro cabello salió de su escondite en los árboles con las dos flechas de la humana en las manos.
—Matías —Gruño Marcos con los brazos cruzados, no le causa muy bien el mitad licántropo.
—Marcos, un placer verte otra vez; Kayla, mi vida, siempre tan hermosa —Adulo a la teñida de rojo, quien solo rodó los ojos—; los gemelos vampiros, parece que les dio mucho el sol —Señaló viendo sus pieles rojizas por los rayos del sol, Nadia le ignoro y Aidan le fulminó con sus ojos rojos—, seguramente obra del magnífico brujo —Continuo hablando sin obtener reacción alguna del de ojos grises.
—Serias tan amable de devolverme mis flechas? —Pregunto Olivia extendiendo la mano en dirección a Matías, quien solo sonrió con autosuficiencia.
#12107 en Fantasía
#4567 en Personajes sobrenaturales
#6669 en Thriller
#2643 en Suspenso
Editado: 11.09.2022