Pov: Kayla
—¡No puedo creer lo que está pasando! —Siento la mirada de Marcos en mi y es porque estoy dando vueltas en su habitación, me siento tan frustrada e impotente— ¡¿Cómo es posible que no nos dejen salir de la manada?!
—Es por nuestro bien, Kay —dice mi loba en un pequeño susurro.
—Lo sé, Kiari, pero de todas maneras es… molesto y frustrante —expreso soltando un suspiro.
—Pues parece que a alguien no le parece tan «molesto y frustrante» —menciona luego de unos segundos y mi mirada se dirige a Marcos quien probablemente este hablando con su lobo.
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo? —Pregunto mirándolo fijo mientras me acerco a el.
—Kayla… —Comienza a decir cuando me pongo al frente de el— Cálmate —Su simple petición hace que suelte un pequeño grito frustrado, me siento un poco molesta con el.
—¡Marcos! ¿No estás preocupado por nuestros amigos, o los licántropos que encontraron muertos ayer? —Suspiro antes de terminar de expresar lo que pienso—Pude hacer algo para evitar sus muertes; mientras nosotros nos divertíamos ellos morían —Mi voz se rompe al decir esas palabras.
Siento a Marcos acercarse y sus brazos me halan hasta que me siento en su cama; lo escucho suspirar, pero no lo miro pues mi mirada se encuentra pérdida, me siento tan culpable, si hubiera estado aquí tal vez yo…
—Kayla escúchame —Pide con suavidad tomando mi mano—, no hubieras podido hacer algo aunque estuvieras aquí —Mi corazón se acelera y se estruja porque sé que tiene razón—, no fue tu culpa lo que le pasó a esos chicos.
—¿Confías en Nadia y Aidan? —Pregunto repentinamente recordando lo que escuche de mi madre.
—¿A que viene esa pregunta Kay? Claro que confío en ellos, sabes que todos somos como familia ¿Kayla por qué preguntas eso? —Suspiro antes de explicarle.
—Escuche a mami decir, que los licántropos que encontraron eran Frank y Junior, que parecía que los vampiros lo mataron, tenían marcas de colmillos en sus cuerpos, además de que les habían arrancado la garganta.
Levanto la vista para verlo y sus ojos están abiertos por la noticia, mi voz salió un poco más quebrada y mis ojos se aguan al sentir su mano apretar la mía; mis ojos cristalizados no me impide ver cómo se tapa la cara. El conocía mejor que yo a esos chicos.
—Kayla —Su voz me llama suavemente— ¿Estás dudando de los gemelos? —La cautela tiñe su pregunta con un pequeño rastro de sorpresa.
—¿¡Qué!? ¡No! Jamás, ellos son como nuestros hermanos Marcos, no dudaría de ellos —respondo rápidamente totalmente confiada—, pero sí de su especie —Aclaro lo último.
—Los vampiros nunca se han llevado bien con los nuestros ¿Eh? —Comenta con deje de tristeza.
—Pero ellos son diferentes, ellos han puesto de su parte para que otros vampiros se lleven bien con los licántropos, por eso me sorprende tanto la noticia —explico expresando mis sentimientos refiriéndome a los gemelos.
—¿Cómo crees que estén? —Me observa y nota genuina preocupación en mi rostro.
—No lo sé, estoy preocupada por todos, Aidan, Nadia, Daniel, Olivia, me preocupan mucho Marcos —Sus brazos rodean mis hombros formando un abrazo de lado, buscando una forma para consolarme.
—Debes descansar Kay, no dormiste anoche, estás cansada y estresada —dice luego de unos segundos pues acabo de cabecear, no he dormido nada últimamente.
Asiento luego de bostezar un poco, me despido de el y me meto en mi habitación. Me he sentido tan culpable por la muerte de esos chicos.
—Kayla, sabes que no debes sentirte culpable —La voz de Kiari resuena en mi mente y yo solo puedo suspirar con sueño.
—Lo sé, pero no puedo evitarlo.
[…]
Mis ojos se abren y no puedo evitar preguntarme cuándo fue que me dormí. Decido levantarme de mi cama para dar una vuelta por la casa; salgo de mi habitación con cautela y bajo las escaleras hasta el primer piso donde me encuentro con mi hermanito Axel durmiendo con Rachelle, la hermanita de Marcos, ambos se quedaron dormidos en uno de los sillones de la casa.
—Que tiernos se ven —expresa Kiari con voz media somnolienta.
—Sí, me da cosa tener que despertarlos para que vayan a dormir en sus habitaciones —digo con sinceridad sin dejar de mirarlos.
—¿Crees que Layla siga en su oficina? —La pregunta de mi loba hace que mire en dirección a su oficina— ¿Y si la espiamos?
Cierro los ojos por la sugerencia que me da Kiari y sonrió aceptando su propuesta, no es como si me fuera a dormir de nuevo. Camino con sigilo siguiendo los consejos que me dio Aidan cuando entrenábamos como grupo hace unos años.
Siempre teníamos la costumbre de entrenar entre todos, me pregunto…
—Concéntrate, Kay —dice mi loba sacándome de mis pensamientos.
Me oculto atrás de una gran columna que queda cerca de la entrada a la oficina de mi madre. Estoy a punto de salir cuando la primera principal se la casa se abre, no puedo ver quiénes entraron, pero de todas maneras sé quiénes son.
—Ve a tu cuarto y descansa —Esa es la voz del tío Ángel, que extraño.
—¿El no debería estar vigilando las fronteras con Aidia? —Concuerdo mentalmente con Kiari.
—Esta bien, buenas noche, papá —¿Marcos? Creí que estaba durmiendo.
—¿Crees que haya salido a escondidas y Ángel lo encontró?
—Es probable —responde Kiari a mi pregunta.
Escucho los pasos de, quien supongo es Marcos, subir los escalones; mientras que unos pasos más apresurados se aproximan en mi dirección, me escondo mejor para no ser detectada y cumplo mi propósito cuando mi tío Ángel pasa derecho hasta la oficina de mi madre y cierra la puerta con seguro.
—¿Ángel? ¿Qué pasa? ¿No estabas haciendo guardia en la frontera con Aidia? —La voz de madre, suena un poco cansada y confundida, la imagino sentada en su silla de escritorio con un montón de papeles al frente de ella.
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Editado: 11.09.2022