Guerra de Dioses Vol. 1 (el Guardián de los Mundos)

Capitulo 12 (El Primero de los Fragmentos)

CAPITULO 12

El Primero de los Fragmentos.

 

C

uando salen de la guarida de Las Grayas, Jana y Demerise son las primeras en tocar las flores y el pasto de aquella hermosa pradera que escondía en su interior una guarida llena de muerte y maldad, luego Keiko logra sacar a Lux del agujero con su pierna herida y sangrando. Logran llegar hasta la carreta de Dobitak pero ahora ninguno de los dos hombres podía conducir al caballo, Jana decide tomar las riendas del corcel llevándolo a pie por el angosto sendero con dirección a la Aldea Mansum.

Jana caminaba tirando del corcel mientras salían del campo de flores, la joven a quien habían rescatado de ser devorada por las horrendas Grayas era una niña de 10 años con unos grandes y hermosos ojos color café, su cabello estaba recogido por un par de coletas a cada lado dejando al descubierto sus puntiagudas orejas, llevaba un vestido blanco adornado con una cinta de terciopelo simulando un cinturón y una túnica con capucha de color morado que la cubría por completo hasta sus pies, llevaba un brazalete de plata con una extraña escritura en él.

Keiko había notado el brazalete de la chica y no estaba tan seguro de que les había contado toda la verdad acerca de su procedencia.--¡Oye Demerise!, ¿Dijiste que venias de Mansum?—

--¡Eh… así es!, ¡Vivo con mis padres en esa aldea, mi padre es el panadero del lugar!—Explica la joven chiquilla a la pregunta del cazador--¡No puedo creer que esas criaturas realmente existieran, siempre creí que la magia era real pero nunca pensé toparme con unos Dioses!—

--¡Y te sorprenderá aún más lo que está por ocurrir, los Reyes del Valhalla nos encomendaron una tarea importante para nuestro mundo!—Le explica Jana con sobresalto quien escuchaba la conversación desde la parte delantera de la carreta.

--¡Jana no debes estar por ahí diciendo lo que debemos hacer, no conocemos a Demerise!—

--¡No creo que ella sea una amenaza, ella nos ayudó ahí abajo, distrajo a las Grayas para que tu pudieses soltarte!—Le Dice Lux a su incrédulo amigo quien trataba a la niña con desconfianza.

Al poco tiempo nubes grises aparecieron en el cielo, el sol se había opacado un poco y la lluvia comenzó a caer. La carreta con todos sus tripulantes estaban entrando a la pintoresca aldea de Mansum, una aldea que era famosa por su fabricación de quesos y panes que eran distribuidos a otros pueblos del Dominio Wolferclowen. Enseguida Jana le señala a su grupo una taberna para entrar en ella y protegerse de la lluvia que se hacía más recia. Llevaron a Dobitak hacia un pequeño pastizal techado al lado de la taberna y bajaron a Lux con mucho cuidado a quien aún le dolía y sangraba la pierna acuchillada.

El cuarteto de jóvenes empapados entran en el bullicioso recinto lleno de hombres sentados en varias mesas y en la barra de aquel lugar que era atendido por un corpulento Caremo con un delantal un poco sucio y por una joven señora que le servía las bebidas y comidas a los clientes de aquel lugar que cantaban y reían al ritmo de una jovial música que tocaba un grupo de hombres que amenizaba la estadía en la taberna.

--¿Qué les ofrezco a ti y a tus nuevos amigos Keiko?—Pregunto la camarera segundos después de que los cuatro chicos se sentaran en una mesa.

--¡Hola Lucinda, puede traernos cuatro pasteles de queso y una jarra de leche efervescente!—Le indica Keiko a aquella mujer quien lo conocía ya que el joven cazador era un viajero y ya había estado en muchos lugares de todos los dominios.

--¿Conoces este lugar?—Le pregunta Lux sin ninguna sorpresa en su palabras, ya que era evidente que Keiko ya había visitado esa aldea con anterioridad.

--¡Así es, conozco a Lucinda y a varios en este pueblo, y es por eso que sé que esta chica nos ha estado mintiendo, no eres hija del panadero porque Mansum no tiene panaderos hombres, las mujeres son las que hacen los panes mientras los hombres se encargan de cuidar y ordeñar a las Léhems, eres una mentirosa!, ¿Quién demonios eres?— Grita Keiko enfadado golpeando la mesa tomando el brazo de Demerise mientras le señalaba el brazalete.--¡Además ningún aldeano posee un brazalete de plata como este, no eres de esta aldea y te exijo que nos digas la verdad!—

--¡Cálmate Keiko, si tú tienes razón ella también debe tener una!— Decía Jana sobresaltada y con el ceño fruncido mientras veía en uno de los muros de la taberna un pergamino con el retrato de Demerise en él.

--“Prionsa Demerise Castelord desaparecida… Recompensa de Un millón de Bravlos por quien la traiga sana y salva a Terranova”— Se leía en letras Kitara, el idioma escrito de Carema.

--¿Princesa?, ¿Eres la Princesa de Terranova?—Pregunta Jana señalando el cartel mientras el resto de sus amigos voltean sus miradas hacia el retrato dibujado de su joven acompañante.




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