Guerra por amor

Capitulo 5

La felicidad se puede encontrar hasta en los más oscuros momentos, si somos capaces de usar bien la luz " (J. L. Rowling)
 


 


I
 


 

Santuario de la diosa Athena,
Templo de Tauro.

El caballero dorado Aldebaran de tauro se mantuvo en las sombras viendo la batalla entre la diosa de la guerra y la guerrera celestial. Estaba impresionado por el cosmos de la segunda, que siendo una mortal igualaba el poder de la diosa. Podía sentir que la joven desprendía cosmos divino, en mucho menos cantidad que el de la diosa pero aun así era poderoso.

No creyó que la semidiosa ganará aquella batalla, es claro que no venció por completo a su adversaria pero de seguir luchando podía haberlo logrado, pues Aldebaran sintió que otro cosmos muy poderoso la rodeaba, alguien desde la distancia la estaba ayudando. La cuestión era ¿de quién se trataba? y ¿por que lo hacía?.

—Se que estas ahí, sal ahora mismo caballero no te servirá de nada esconderte de mí

Al escuchar aquello el caballero de tauro salió a la luz posicionándose enfrente de la chica. No le temía, ya había visto varios de los trucos, técnicas y hasta debilidades de la joven, intuía que no sería sencillo vencerla pero tenía un plan en mente, algo que ayudaría a sus compañeros a futuro. Hubo un pequeño pero gran detalle que ella se olvido de ocultar, algo que les daría ventaja pero primero tenía que comprobar si sus sospechas eran válidas.

—Soy Aldebaran caballero dorado de tauro y quién te detendrá en este instante

La joven largo una sonora carcajada. Acababa de vencer a una diosa, ¿Por qué creía este mortal caballero que tendría oportunidad alguna contra ella?. Aldebaran se mantuvo inexpresivo, mostrándose seguro de sus palabras y decisiones. La chica al notar que no bromeaba dejo de reír y cambio su expresión a una llena de seriedad. Las cosas se estaban poniendo interesantes y eso le comenzaba a gustar, una batalla de verdad contra un oponente fuerte era lo que necesitaba en ese momento.

—Que te hace creer que un simple mortal como tu que no tiene ni una pizca de cosmos divino puede contra ¡la gran Megan hija del dios Olímpico Zeus, dios de dioses, padre supremo y rey del Olimpo!— gritó lo último con euforia sorprendiendo al caballero, ese gran cosmos que sentía le pertenecía ¡al dios olímpico Zeus!. Sabía que era una semidiosa pero nunca se le paso por la cabeza que su padre sería el mismísimo dios de los dioses. Debía pensar muy bien sus próximos movimientos oh no lograría llegar a cumplir con su objetivo.

—Aunque seas hija del dios Zeus y poseas cosmos divino sigues siendo mortal tal vez me derrotes pero nunca llegaras con Athena no tienes suficiente poder para enfrentarte a todos los caballeros dorados

La joven hizo una mueca de disgusto. No le gustaba que alguien más le refregara en la cara el poco poder que tenía en comparación a los demás dioses, entendía a la perfección que aun con toda la ayuda que su padre le brindaba nunca los igualaría, pero aun así nunca se rendia. Aun sabiendo que posiblemente termine muerta seguía adelante para demostrarle a los demás dioses que ella podría ser como ellos oh incluso ser mejor. Lo que mas anhelaba era que la reconozcan como su igual y la dejen vivir en el Olimpo junto a su querido padre, pero era un sueño poco probable mas teniendo en su contra a la esposa de su padre, Hera, que la odiaba por ser mortal y fruto de la infidelidad de su esposo

—He escuchado sobre los grandes milagros que han realizado los caballeros dorados, y también de que hay un caballero que se dice que es el mas cercano a dios, su cosmos es casi igual al de los dioses

—Así que entiendes que no podrás ganarnos tan fácilmente— exclamo Aldebaran atento a todos los movimientos que la joven realizaba, no podía distraerse la semidiosa era muy poderosa pero podría tratar de descolocarla con palabras hirientes, como anteriormente ella había hecho con la diosa pero no funciono muy bien.

Megan había vivido toda su vida siendo humillada por ser inferior a otros, que el caballero le dijera esas cosas no le afectaba en lo mas mínimo. No era como la diosa Kath, sabía muy bien como controlar sus sentimientos y emociones cuando era necesario.

—Yo nunca dije que venía sola, y si muero en batalla será aun honor ¡serviré a mi amo Eros hasta la muerte!, ¡Aleteo celestial!

—¡Gran cuerno!

Ambos cosmos energía chocaron ocasionando una gran explosión que destruyó parte de la casa de Tauro. Aldebaran recibió unos cuántos golpes y heridas profundas, pero aun así no se movió de su posición. Eso llamo mucho la atención de Megan. Ella no recibió ningún rasguño ya que pudo protegerse gracias a las grandes alas de su armadura que la envolvieron. El tenía razón.

—Puedo sentir tu cosmos débil, ese ataque debió haberte hecho mucho daño— miraba seriamente a Aldebaran tratando de ver si en su rostro había algún indicio de sufrimiento. Pero no, el caballero se mantenía serio como si aquello nunca había pasado, no le daría el lujo de verlo flaquear. Nunca lo ha hecho y jamás lo haría ni si se enfrentaba a un centenar de guerreros y dioses. Esa era su mas grande fortaleza— eres fuerte pero si miras bien tu cosmos esta muy débil mientras que el mío esta casi intacto

—¿Están tan segura de que no te hice nada?

La chica lo miro sin entender, hasta que sintió como algo que quebraba de poco. Sorprendida miro sus alas con terror, había descubierto su mas gran de secreto aquél que la había mantenido a salvo por mucho tiempo. Y así era, había observando muy bien como ella prácticamente revivía al ser envuelta en esas alas. Alas que habían sido un obsequio de su padre para protegerla. Cada vez que estaba al borde de la muerte o muy malherida envolvía su cuerpo con sus alas y recuperaba la fuerzas perdidas, cada herida se curaba automáticamente. Ahora ya no las tendría mas con ella, volvía a ser una simple mortal.



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En el texto hay: fanfics, eros, anteros

Editado: 23.05.2024

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