Sonrió como boba, al fin lo he logrado, después de siete meses, he logrado lo que mi amor y yo hemos intentado, hemos logrado procrear. Aun no puedo creerlo, aun me cuesta creer.
-Está bien, puedes retirarte- la doctora hace un asentamiento después de felicitarme, toco mi vientre, un pequeño ser crece dentro de mí, un bebe fruto del hombre al que amo, fruto de nuestra unión.
Suelto un pesaroso suspiro. Salgo al jardín a tomar un poco de aire fresco, estos meses han sido difíciles para mí, entre reglamentos salidas a orfanatos y demás reuniones políticas que he tenido que asistir con mi esposo, no las hemos apañado para poder estar juntos.
No he sabido nada de las demás mujeres, solo las veo de vez en cuando. Según me dijo Salma, fueron enviadas al otro palacio, incluso las concubinas fueron llevas allí por órdenes de mi marido. Arranco una flor amarilla y la huelo, envolviéndome con su dulzor y su delicioso aroma.
-Me gusta verte sonreír- me sobresalto un poco al escuchar su voz. Me volteo y fijo mi mirada en esos posos mieles a los que tanto amo.
-Habibi...- susurro, él se acerca más a mí, besa mi frente y luego mis labios.
-Zawja, mi amada... Como te encuentras, Salma me informo que la doctora fue a visitarte- frunzo el ceño un tanto enojada, porque tiene que enterarse de todo, pero decido bajar la guardia por ahora, necesito estar calmada- responde amor, que sucede, acaso estas enfer...
-No- respondo, alejándome un poco de el, miro la grama y toco mi vientre- no es eso habibi- levanto la vista sin quitar mi mano de mi vientre, su vista va hacia aquel acto, su entrecejo se arruga, para luego verlo sonreír y hacer un gesto bastante adorable con la cabeza.
-Que es lo que tienes realmente...- susurra.
-Nada que no hayamos querido tener- sonrió emocionada- estoy embaraza Selim.
-Por Alláh- sonríe aún más, acorta el espacio entre nosotros, acuna mi rostro y me besa, me da el beso más significativo que me haya dado- te amo mi amor, te amo mucho- vuelve a besarme, me envuelve entre sus brazos, yo enredo los míos en su cuello, mis dedos se funden en ese espeso cabello oscuro al que tanto amo tocar, y sin más me dejo llevar entre su olor, sus caricias y sus adorados ojos rallados.
Juego un rato con el pequeño tigre de bengala, un regalo de mi marido hace un mes, hemos decidido ya informarle a la familia lo de nuestro hijo, por lo que planeamos una reunión para esta noche, mis padres asistirán esta vez después de tantos meses desde el día de mi boda sin saber de ellos.
-Ven Sahary, ven chiquita, ven con mamá- le doy su biberón, la pequeña empieza a chupar de él con entusiasmo. Acaricio su blanca y rayada melena, es preciosa y muy obediente.
-Jugando amor mío- volteo a ver a Selim vestido con su típica Abaya y aquel turbante que lo hace ver más alto he imponente.
-Que más podría hacer, me has quitado toda obligación, era lo único que me entretenía- respondo encogiéndome de hombros.
-Tienes que cuidarte vida mía, ahora que estás embarazada del futuro heredero al trono- responde, me levanto con la pequeña en brazos aun chupando del biberón.
-Eso es cierto, que tal si es niña- murmuro, sonrió, si fuese niña seria hermosa, con solo imaginarlo me llena el corazón.
-No- salgo de mi ensoñamiento.
-No ¿Qué?...
-No será niña, el será un varón, en nuestra familia ningún primogénito es mujer y así seguirá el linaje- frunzo el ceño.
-Eso no lo sabremos, me gustaría que fuese mu...
-Ya te dije que No- me estremezco por su arrebato.
-Y si lo es QUE- respondo, el me mira furioso.
-Entonces será enviada al harem de las mujeres, allí la criara mi madre- doy un paso hacia atrás.
-De que hablas- lo miro horrorizada- a mi hija la criare yo- murmuro.
-Amira, eres demasiado joven, y estarás tan ocupada que no tendrás tiempo para tenerla, y si no es un varón tendremos que dedicarnos con más ahínco para que sea esta vez un niño- la furia me embarca el cuerpo, dejo en el piso a Sahary, para luego pararme al frente de el sin quitar mis ojos de aquellas pupilas que tanto amo.
-Escúchame muy Bien Selim, no pienso permitir que alejen a ningún hijo mío de mi lado, sea niña o un varón, y si este bebé- poso mi mano en mi vientre- es una niña, juro que toda mi dedicación será para ella, no dejare que la alejes de mí, así tenga que pasar contra ti- me doy media vuelta y me voy.
¡Maldito idiota!
"Abecés te amo y otras veces te odio, como hago para no hacerlo si tus palabras de vez en cuando me lastiman como valsamos hirientes"
SELIM.
La veo marcharse a grandes pasos, suelto un cansado suspiro arrepentido por haberle dicho eso, yo amaría cualquier cosa de ella, pero la dinastía no vería bien que mi primer hijo fuese mujer. Pero qué más da, lo hecho, hecho esta.
Voy a ir a los aposentos de mi esposa cuando aparece Salma- señor- hace una reverencia con la cabeza- Mehmed Gabali lo espera en su despacho, dice que necesita hablar con usted- asiento, miro hacia la dirección por la que se fue mi mujer, cierro mis ojos, frustrado y arrepentido por haberla herido. "Soy un completo estúpido".
Están todos aquí, mi familia, y la familia de mi mujer, hoy esta vestida hermosamente con un vestido rojo, moldea sus caderas a la perfección, a pesar de que es un vestido modesto, deja mucho a la imaginación.
Todos comemos con entusiasmo, menos Amira, ella solo prueba pequeños bocados, según lo que me informaron, una que otras cosas suelen darle nauseas, a la cual es normal cuando una mujer está en cinta.
-Y cómo has estado querida- pregunta mi madre, miro a mi esposa que sonríe leve.
-Muy bien gracias Alláh- Hisu sonríe.
-Es bueno saberlo...- miro hacia mi suegro que está más serio que nunca, por la cual decido hablar.
Editado: 26.08.2020