Hackeo al corazón

Capítulo 9

Cuando abro los ojos después de no sé cuanto tiempo, miro mi alrededor y recuerdo que estoy en la clínica, observo a mi lado donde hay un sillón y veo a Jackson sentado en ella con una gran sonrisa en su rostro. ¿Qué rayos hace este hombre aquí?, por Dios, yo queriendo salir de problemas y los problemas me buscan a mí.

¿Por qué siempre aparece en los lugares donde Raymond siempre me deja tirada como una bolsa de basura?, Me restriego los ojos una y otra vez pensando que puede ser el efecto del desmayo o alguna cosa, pero parece que no, estoy segura qué cuando me desmaye llame a mi primo o bueno es lo que estoy pensando, no sé ahora mismo nada, creo que la fiebre y la herida me están haciendo imaginar cosas

—Bienvenida a la vida de nuevo bonita—suspiro y con cuidado de no ofenderlo, pienso la manera correcta en como decirle que hace aquí

—Sé que puede que suene grosera, pero, ¿Qué haces aquí?—sonríe mostrando esa hermosa dentadura que tiene

—Parece que no recuerdas a quién llamaste—aprieto los ojos con fuerza porque de bruta le marqué a quien no era, carajo, sí que soy bien bruta

—Te pido disculpas porque me equivoqué de número, pensé que estaba llamando a mi primo Louis, te agradezco que estés aquí, pero ya puedes irte—Tomo mi móvil que está a mi lado en la cama y Marco rápidamente el número de mi primo, un segundo y escucho su fuerte voz

—¿Dónde rayos estás?, me dijeron que saliste mal en los brazos de tu flamante esposo—suspiro porque sabía que me iba a regañar por ser tan terca

—Pues resultó que estaba peor de lo que creía y ahora estoy en la clínica central—lo escucho suspirar

—El cretino no fue capaz de llevarte a una privada, es un desgraciando—no digo nada porque lo único que quería era que me quitaran la fiebre y ese maldito dolor que tenía—Llego en media hora, por favor no te muevas de allá—Sonrió colgando porque quisiera decirle que no puedo ni levantarme de la camilla sin desmayarme, observo al el hombre que ríe y no entiendo que es lo gracioso aquí

—Estás mirándome con ganas de sacarme de la habitación, pero ni loco me voy, tengo la mano morada de lo duro que golpee la puerta porque pensé que estabas muerta—abro los ojos y observo la mano en alto, pues si, el pobre tiene la mano morada y un poco rasguñada no sé por qué

—¿Estaba la puerta cerrada?—asiente

—Si, cuando recibí tu llamada vine para aquí y no podía abrirla, así que solo hice lo primero que se me ocurrió, pero cuando la abrí con mi mano, tú estabas en la cama como muerta, te revisaron y solo te habías desmayado por el dolor de tu herida o no sé si la pérdida de sangre—suspiro porque fui muy estúpida al no haber venido cuando me lo dijo Louis—Así que deberías de invitarme a comer por haber jodido mi mano por salvarte—sonrío porque eso no va a pasar, pero él no lo sabe.

Aunque parece que este chico puede ayudarme a saber que es lo que tiene ese condenado contrato que hace las cosas tan difíciles, sé que mi abuelo no me dirá nada, así que no pienso perder el tiempo en eso, pero él si podría ayudarme, puedo hacer que hable mientras comemos algo en alguna parte de la ciudad

—Cuando salga de este lugar te invitaré a comer el mejor pan de la ciudad—abre los ojos sorprendido y en ese momento la puerta golpeada es abierta por Raymond, su pelo está mojada y se cambió la ropa que tenía por algo más cómoda e informal.

Sus ojos me recorren de pies a cabeza y no sé por qué se queda más tiempo en mis labios haciendo que me mueva incómoda porque su actitud me está empezando a confundir mucho

—¿Pasó algo entre ustedes?—alejo la mirada de él para mirar a Jackson, que observa a Raymond con una mirada que deja mucho que decir

—Quiero compensarte por haber llamado al guardia de seguridad y abrir la puerta, me dijo que cuando la abrieron ella estaba inconsciente—rayos, así que no solo rompió la puerta, sino que le aviso a los médicos y el guardia

—No entendiendo, ¿Tan mal estaba?—Jackson me observa y asiente

—Tenías fiebre de cuarenta y estabas pálida. El doctor digo que se debía a que perdiste mucha sangre y la condición de tu herida te hizo perder el conocimiento —Lo que no entiendo es, quien te dijo donde estaba y ¿Qué haces aquí?—me muevo incómoda porque ahora sí, él le dice que fui yo la que lo llamo, ese imbécil se hará ideas que no son

—Eso no tiene nada que ver aquí, yo me pregunto por qué ahora te haces el esposo preocupado cuando si ni siquiera sabías que ella estaba herida, ¿o acaso no fue un accidente como dices?—Raymond aprieta con fuerza las manos y yo no sé qué decir por qué parece que la lengua se la comió mi boca

—Si estás insinuando que yo la lastime, eres un imbécil, no haría eso—Jackson solo levanta los hombros por las palabras de Raymond

—De ti se puede esperar cualquier cosa, eso no sería algo que me sorprendiera la verdad

—Pues no me importa lo que tú pienses, te agradezco por haber ayudado a mi mujer, pero ya puedes irte—niega sonriendo

—No pienso dejarla sola contigo, por lo que veo, no eres acto para cuidar de ella.

Los ojos de Raymond se abren de asombro, pero no dice nada, los dos se quedan en silencio y en ese momento el móvil de Jackson suena, se levanta de su lugar y sale de la habitación regalándome una mirada antes de irse.




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