Hada de hielo

Lo mataré

8 de agosto, 7:10 de la mañana, la policía mágica de Miracles llegó a mi vivienda con el fin de investigar los sucesos ocurridos, además de la policía también llegó medicina general a llevarse los restos que quedaban de mis padres, en mi caso no sabía cómo sentirme, me encontraba sentado en un mueble de la sala intentando procesarlo, me ardía la vista, me sentía cansado y mi corazón… ya no sentía nada, me sentía vacío.

–Disculpe, ¿Usted es el señor Even Molina?, queremos hacerle unas cuantas preguntas si es tan amable– Dijo un oficial.

–¡¡Acaso no ve que ahora no es momento para eso!!, ¡Váyase de aquí! – Dijo Melisa sumamente enojada.

–Señorita, no es con usted el asunto, él es hijo único de esta familia y para poder llegar al culpable necesitamos toda la información necesaria.

Interrumpo.

–Si…

–¿Uhm? ¿Dijo algo señor Even? – Preguntó el oficial.

–Si te dijera que… el empresario con más poder económico de este país fue quien cometió esto, ¿Qué harías?

–¿El empresario Derrick?, eso es imposible señor, es ilógico que alguien de su talla esté involucrado en esto.

–Ya veo…

–¿No tiene algún otro dato?, como alguien que sienta rencor hacia sus padres.

–No… retírese.

El oficial continuó insistiendo, pero Melisa ya cansada del asunto le dijo que se largara de una buena vez, a lo cual este no tuvo más opción que aceptarlo e irse, minutos después llegaron los trabajadores de limpieza y descontaminación, nos pidieron desalojar la casa por unas cuantas horas, aceptamos y como se veía que iban a demorar, Melisa me llevó a su casa para que me pueda duchar y quedarme más tranquilo. Al término de esto, me puse ropa para después acostarme en su cama con el brazo tapándome los ojos.

–Even… ¿Puedo pasar? – Dijo Melisa tocando la puerta de la habitación.

–Si– Respondí con un tono de voz bajo.

–Mira, te traje un poco de agua caliente… ¿Te gusta con azúcar?

–No quiero nada, déjame solo un rato.

–Pero…

Interrumpo.

–Por favor.

–Está bien… si necesitas algo… solo llámame, estaré en la sala.

Cuando cerró la puerta ya no lo soporté más y comencé a llorar, el recuerdo que tenía sobre mis padres permanecía en mi memoria, ellos nunca fueron malas personas, pese a todos los problemas que tuve con ellos, los amaba, me arrepentía de no haber podido pasar más tiempo con ellos, de que lo último que les haya dicho es que no me molestaran, mis lagrimas salían con facilidad y la frustración que sentía era algo que jamás había experimentado, me dolía demasiado el corazón, sentía como si alguien lo sujetara fuertemente y quisiera partirlo en miles de pedazos, me faltaba la respiración, tenía ganas de gritar, pero en su lugar solo sentía un inmenso nudo en la garganta, no podía… detener este dolor.

Pasaron las horas y volvieron a tocar la puerta de la habitación, cuando la abrí, me encontré con Nash, Celia, Tala y Melisa detrás de ellos.

Celia intentó abrazarme, sin embargo, reaccioné retrocediendo, no me sentía con ánimos de que me consolaran, quería mantenerme distante.

–Even… debemos hablar– Dijo Nash seriamente –Creo que no hace falta aclarar quien hizo esto… por eso quiero disculparme.

–No quiero que te disculpes… es incómodo.

Tras mis palabras se quedaron completamente mudos.

–¿A que vinieron exactamente? – Pregunté seriamente.

–Queremos ayudarte, en mi caso de verdad me siento culpable de esto ya que, fue mi padre el que provocó la pérdida de tus padres… no pude hacer nada, todo esto es mi culpa.

–Te equivocas Nash– Le miré fijamente –El único culpable aquí soy yo, si no me hubiera ido a ningún lugar posiblemente hubiera podido proteger a mis padres, si no hubiera liberado a Lyna posiblemente no la hubieran secuestrado y nadie hubiera tenido la necesidad de buscar más poder.

–¡¿Por qué te culpas de eso ahora?! ¡Cuando surgió el secuestro de Lyna fuiste el primero en actuar, eres el hombre más fuerte del mundo!, ¡¡Muchos desean tener tu fuerza para proteger a sus seres amados y tú que tienes tal poder solo haces de culparte, el Even que conozco jamás diría eso!!– Dijo Tala con un tono de voz fuerte.

Me sacó de mis casillas, la única reacción que tuve fue golpearlo y así lo hice, con mi puño envuelto en hielo le pegué fuertemente en la cara.

–¡¡¡Cállate!!!… ¡¿Que soy el más fuerte dices?! ¡¡Si fuese así no hubieran secuestrado a Lyna!! ¡¡Si fuera así mis padres ahora mismo estarían vivos!!, pero no es así porque soy débil, solo soy… alguien con el poder de hacer sufrir a los demás.

–¡Even sabes que eso no es así! – Dice Melisa entre lágrimas– Has salvado a mucha gente.

–Por favor, no sigas.

–¡¡No, no me detendré!!… ¡¡¿Acaso olvidas que en el rescate de Lyna salvaste en el proceso a mucha gente?!!, ¡¿Olvidas que me salvaste la vida en el ataque del monstruo?!, gracias a que salvaste esas vidas incluido la mía, le diste una oportunidad más de verse con sus seres queridos, también inspiraste a muchos a superarse y seguir tus pasos… me inspiraste a mi… si no fuera por ti yo no estaría ahora mismo aquí, yo sin ti, no hubiera llegado a nada, no has hecho sufrir a nadie estoy convencida de ello ya que a mí, solo me has hecho feliz, ¡¡Tu cambiaste mi mundo!!

–Ella tiene razón, fue por ti que decidí tomar este camino, fueron tus palabras y determinación por la que decidí confiar en ti, así que por favor no te ciegues… ahora mismo sé que es duro, pero, estamos aquí para ayudarte, pronto nos pondremos en marcha y tendremos justicia– Dijo Celia.

–¿Justicia?, la justicia ahora mismo no existe… ese hombre por más que demostremos pruebas y hagamos un escándalo con toda la gente que rescatamos, solo tendrá que silenciar y sobornar a los que crea conveniente, ahora lo veo claro, la policía de Miracles no actuará en contra de ese hombre, por ello, si no abra justicia… iré a matarlo ahora mismo.




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