CAPÍTULO 5
Ayham había tomado el siguiente vuelo pisandole los talones a Damián, durante el trayecto rogaba a quien fuera por qué la situación no se le fuera de las manos.
Conocía a Damián muy bien y sabía lo voluble que podía llegar a ser pero también era consciente del amor que su amigo tenía por su diosa, esperaba que con un par de lágrimas de la morena todo el enojo de Damián se esfumara. Lo que nunca espero fue abrí la puerta de la mansión Santorini y ver a Damián con el cañón de su pistola en la frente de la morena, otra cosa que no esperaba encontrar era la mirada de Samaira, su ojos no eran los de una víctima asustada por aquella arma de fuego, no, sus ojos eran los de una fiera amenazada a punto de atacar. Si no paraba todo eso sería un verdadero baño de sangre.
— Damián baja el arma — intentó calmarlo — Es Samaira, tu diosa, baja el arma por favor —
— Está no es nada mío Ayham — gruñó Damián — ¡No sé quién es ella, una mentira eso es lo que es! —
—Damian, cálmate y dame el ... —
— Escúchame bien bruja, ni pienses que te voy a dejar cerca de MI hijo —
Ayham tenía ganas de golpear a su amigo, entonces en cámara lenta vio como Samaira sacaba de su cinturón dos pistolas ( cz 75 SP 01 ) plateadas, inmediatamente les quitó el seguro y apuntó a la cabeza de Damián. Su hermano podía haber tenido la culpa de la reacción de Samaira pero aún tenía que protegerlo así q al igual que ella sacó su arma y apuntó a su morena.
— Cariño no sabes usar bajarla por favor —
— Tranquilo, no soy gatillo fácil — movió una de sus armas hacía Ayham — yo aprendí a usar una de estas antes de aprender a hablar —
La tensión se podía cortar con un cuchillo, Ayham sudaba de los nervios, estaba apuntado a dos de su mejores amigos.
— Damián deja de apuntar a Samaira — pidió
— Dile que deje de apuntarte — gruñó
— dile que deje apuntarme y dejó de apuntarte — pidió ella
Entonces, como la gota que rebalsó el vaso, dos hojas afilada se posaron en el cuello de Ayham .
— por qué mejor ustedes para de trogloditas dejan de apuntarle a mi niña — era Irene — y así yo no te cortó el cuello amor y luego se lo corto a Damián — nadie se movía
Para Irene, Kenna era intocable. Llegar a casa y ver cómo dos hombre intenta matar a su niña la sacaron de su cabales; poco a poco fue empujando las cuchillas en el cuello de su amado, estaba a nada de herirlo y luego iría a por Damián pero dos tiros al aire detuvo todo.
Zeus fruncía sus cejas tupidas en dirección a su hijo, guardó su pistola y acomodó su impoluto traje negro mientras bajaba las escaleras en dirección a Damián.
— Dejen de comportarse como unos críos — su voz salió ronca — ustedes dos a su recamara — ordenó a las chicas — Ayham ve a calmarte afuera ¡Y tú, ven conmigo! — señaló a su hijo
Lo tomó de la nuca y lo arrastró hasta su despacho, el olor a whisky, menta y tabaco intimido a Damián, su padre podía llegar a ser muy severo cuando se lo proponía, Zeus era consciente que su hijo tenía ya veintiocho años pero a sus ojos aún era el revoltoso niño de dieciséis.
— Eres un imbécil — se sirvió un vaso de whisky — decirle tal idiotez — se burló — ¿sabes que pasó la única vez que le dije eso a tu madre? Esto pasó — señaló el parche sobre su ojo izquierdo — Damián seguía sin hacerle caso — las mujeres pueden ser ángeles, inocente y adorables Damián; pero en cuanto amenazas a su hijos se vuelven fieras que destrozan todo a su paso sin diferenciar entre amigo y enemigo —
— ¡TU NO SABES LO QUE ES ELLA, ESA MALDITA DE AHÍ ES UNA ASESINA SIN CORAZÓN, ES UNA DESGRACIADA PADRE ES UNA MALDITA PE .. — La mano de Zeus estrellándose contra su mejilla lo silenció
— Escúchame bien —lo tomó por la quijada — ningún hijo mío se va a expresar así de una mujer en ¡ Mi casa! —Damián se zafó — tu no sabes por lo que esa mujer ah pasado, no sabes todo el daño que le han hecho —
— ¡Podría si me lo hubiera dicho pero no lo hizo ! — caminó hasta el bar para servirse un trago — esa mujer me engaño, me hizo sentir — estrujo su camisa entre los puños intentando controlar su frustración — me hizo sentir como una basura, Zeus , ella me hizo querer matarme por el trabajo que llevaba ¡AL QUE TÚ ME CONDENASTE! —lágrimas de ira comenzaron salir de su ojos — por años pensé que ella se había alejado de mi por mi trabajo, por que no lo soportaba ¡ YO ERA EL PUTO PROBLEMA, NO ELLA! y ahora resulta que ella — no quería ni decirlo, no quería hacerlo realidad
— Que ella te queda como anillo al dedo — Zeus se acercó a el — Hades, no podia decirtelo, jamas hubiera podido —
— ¿Tu lo sabias? — lo miró con asombro — ¡¿ Lo sabías ?! — tomó su silencio como un afirmación — ¿ desde cuando ?—
— Desde que la trajiste a casa para el solsticio — Zeus caminó hasta el ventanal de su oficina — Te veías tan feliz que no me atreví arrebatarte por algo que nunca ibas a saber por qué se suponía que ella no podria decirtelo —
— No entiendo nada — se lanzó en el pequeño sillón apoyando su cabeza entre su manos
Zeus sabía que no le correspondía contar aquella historia, no era suya, sin embargo necesitaba apaciguar el alma de Hades antes de mandarlo con Kenna; si algo sabía es que aquella muchacha no le daría detalles necesarios para calmarlo, solo lo dejaría con más dudas de lo necesario ocasionando una guerra entre ambos.
— Alguna vez fui como tu hijo, joven e impulsivo —comenzó a relatar con nostalgia en su voz — y tenía un hombre que daba la vida por mi —
— El padre de Ayham — contestó
— Si, salvó mi vida más de una vez; juré por mi vida hacer lo mismo por él salvó mi vida más de una vez; juré por mi vida hacer lo mismo por el — habló con nostalgia
— El se fué papá además ¿que tiene que ver en todo esto? — replicó
—No creí verlo nunca más, pero luego— suspiró pesadamente — dieciocho años después el malnacido me llama, me pregunto por ti, por tu madre y por mi —