Halliester Bay Academy (academia para chicos problemáticos)

41. Algo entre nosotros.

      He roto las reglas desde que puedo recordar, sencillamente seguir ordenes no es lo mío. No obedezco, no me intereso y, sobre todo, no me apego. Mientras menos te interesas, menos te involucras, y mientras menos te involucras, menos sufres. Así ha sido desde siempre, bueno, lo había sido hasta ahora.

      Interesarse por las demás personas siempre trae efectos colaterales, tarde o temprano algo sucede; la familia se va, las amistades se acaban, el amor te traiciona. La decisión mas inteligente es mantenerse tan alejado de los otros como sea posible, ellos no me lastiman y yo no los lastimo a ellos. 

       Solo me gustaría que...que Landon opinara como yo. 

         Estoy haciendo un gran esfuerzo en quitármelo de encima, pero es tan intenso y pesado como lo recordaba. Me abraza del cuello, casi dejándome sin aire, tratando de obligarme para que confiese. 

      —Dímelo ya ¿Cómo te lastimaste? ¿Dónde te metiste ayer, maldito novato? —insiste. 

      Pongo los ojos en blanco, es como si hubiese reservado toda su energía desde el viernes solo parar descargarla sobre mi hoy. 

       —Dimeloooo —Landon me mueve de un lado a otro sostenida de los hombros y yo me dejo agitar como si fuera una triste muñeca de trapo, en realidad esa imagen no está muy desencaminada de cómo me siento el día de hoy. 

       —Si lo hiciera tendría que matarte —aseguro, desganada. 

      Eso no es del todo mentira, en realidad, si yo le dijera la verdad, la que me mataría sería su madre—la maldita sociópata que tiene por madre este tipo—, así que sí, igual habría un homicidio. 

      —¿Te metiste en un lio de pandillas? ¡¿Estas en problemas?! —se aparta de un brinco. Me mira expectante, con los ojos bien abiertos. Se parecen tanto, es aterrador. 

       Suelto un suspiro y vuelvo mi atención al libro sobre la mesa de la biblioteca. 

       —¡Habla conmigo, quiero ayudarte!

        La monja anciana de la biblioteca nos sisea por cuarta vez hoy, pero Landon la ignora casi por completo. 

        —Lo ayudarías más callándote y dejándonos estudiar. 

        —Gracias —respondo a las palabras de Seth, quien me sonríe de lado sin dejar de mirar su libro. 

      —El novato está en un lio de pandillas y no nos quiere contar, podrían hacerle daño, incluso podrían... —Landon parece horrorizado por sus propios delirios, se pone ligeramente pálido de pronto—, dime quienes son, y lo vamos a resolver —da un golpe seco sobre la mesa, la monja vuelve a sisear, esta vez con mas empeño. 

       Grayson suelta un suspiro, cierra su carpeta de golpe, se pone en pie y se retira de la mesa con la expresión endurecida. Liam cierra su laptop y se marcha por igual. 

       A Landon no parece importarle demasiado, pretende seguir insistiendo en saber como me lastimé la muñeca y soltando teorías conspiranoicas sin pies ni cabeza. 

       —Ya casi es hora de laboratorio ¿Vienes? —me pregunta Seth mientras recoge sus cosas, su voz es un soplo de aire fresco, es simplemente tan relajante que por un segundo olvido la intensidad de Landon. 

        La madre de Landon tiene razón ¿Cómo se me pudo haber ocurrido que Landon realmente estaría interesado en mí cuando hay chicos como Seth? simplemente le pareció fácil molestar a sus padres siendo imprudente con el chico nuevo. ¿Pero que carajos? Yo ni siquiera soy un chico, empezando por ahí, claro, él no tiene ni idea. 

       Seth levanta un poco las cejas, esperando una respuesta. Sonríe ligeramente solo con sus labios al notar que me he ido de mi realidad por unos segundos. 

        Me apresuro en negar con la cabeza.

       —Me quedaré un rato más —agrego, casi balbuceando. 

       —Está bien —masculla Seth, antes de levantarse. 

        Es claro que Landon no planea rendirse con su exhaustiva investigación, así que Seth rodea la mesa, lo coge de la camisa y se lo lleva a jalones. Landon no opone resistencia, pero no deja de verme mientras se marcha. 

       Dejo caer la cabeza sobre la mesa, sin hacer demasiado ruido, suelto el aire que había estado conteniendo sin siquiera notarlo y cierro los ojos. Llevo toda la mañana pensando en como se supone que voy a decirle a Landon que no puedo salir con él, y es tan tonto que recordarlo hace que me duela la cabeza. Quiero decir ¿Por qué parece tan difícil? Después de todo, es solo una idea loca que Landon ha tenido, aparte de que lo hace para molestar a sus padres, entonces ¿Por qué debería importarme ser clara con él y acabarlo? 

       Camille me lo dijo un millón de veces, no te involucres. Es difícil de admitir, pero, tal vez debí hacerle caso. Y solo me parece una buena idea no haber metido las narices cuando ya tengo el problema hasta el cuello, soy un ser con un coeficiente intelectual demasiado elevado, se nota. 

       —¿Estás bien? —la voz de Shawn se roba mi atención. 

      Ladeo la cabeza para verlo, quedando sobre mi cachete izquierdo. 

      Fuerzo una sonrisa, Shawn ha estado bastante callado, no es como que él hable mucho generalmente, pero una cosa es estar en silencio y otra parecer que no existes, modo en el que se pone siempre que Landon está a su alrededor. 

       Asiento sin levantarme. 

      —Todo bien ¿y tú? 

      Él asiente también. 

      —Bien —asegura. Aprieta los labios mirando mi brazo extendido sobre la mesa—¿De verdad te metiste con una pandilla? 

       Si la madre de Landon es alguna especie de mafiosa—que lo parece—entonces sí, me metí con una pandilla, una bastante peligrosa, y como abra la boca, pierdo la lengua. 

      Suelto un suspiro gracioso. 

      —No dejes que el descerebrado ese te lave el cerebro, tiende a hablar con tanta pasión de las cosas que hasta te lo llegas a creer —siseo—es un maldito sociópata en potencia. 




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