Prefacio

Comisaría de Casper.

 02 de Setiembre, 2020, 10:30 pm. 

Reporte recibido por: Oficial Ethan.

—¿Haroon?

Silencio.

El oficial Ethan suspiró, sobándose la mano por la cara. La tosca figura de Haroon se estremecía mientras permanecía sentado al otro lado de su escritorio, los manos de aquel chico manchadas de sangre al igual que su pálido rostro.

—¿Qué fue lo que pasó, Haroon? ¡¿Ella era tu madre?!

—Yo... él...— Haroon pausó, su rostro contrayéndose al parecer recordó algo, —No se quien es, sin embargo juro que lo matare.... —¿Enserio? 

—Ya se lo he dicho, vi su rostro.

—¿Arthur?

El no fue. —¿Tienes alguna prueba de lo que estás diciendo? El estaba ahí antes que tu, Haroon.

—Ya le di la foto, ¿Qué más prueba necesita? 

—Necesito mucho más que eso para encontrarlo. 

—¿Y qué con lo que pasó esta noche? ¿La sangre?, ¡El debe estar muy cerca!

—No puedo hacer nada hasta que lleguen los resultados del laboratorio, ya que son diferentes sangres, pero tú lo sabes, ¿No, Haroon? ¿De quién es la sangre? 

—No lo se, debería preguntárselo a él.

El oficial Ethan abrió su boca para contestar cuando los ojos de Haroon se abrieron en sorpresa, cayendo en algo detrás de él. El Oficial se giró en su silla y a través del vidrio transparente de su oficina pude verlo: Era el chico de la foto. Él venía esposado con dos policías a los lados, sangre seca en algunas partes de su ropa.

Los ojos del chico se cruzaron con los de Haroon, y sus labios se curvaron hacia arriba en una siniestra, torcida sonrisa. Haroon no apartó la mirada de odio hacia el.

El oficial sabía que algo estaba pasando, pero la magnitud de lo que era, no era algo para lo que él o nadie en el pueblo de Casper estuviera preparado.

 Nadie nunca lo estaría para algo que se tratara de un asesinato.