No estaba segura de si fueron minutos u horas las que habían pasado. El tiempo transcurre de manera extraña cuando uno está muriendo. Uno percibe las cosas de manera diferente, y al parecer si era cierto eso de ver tu vida pasar frente a tus ojos, lo cual debo decir que es una mierda, digo, ¿quién quiere recordar lo patética que fue su existencia? yo no... Aun así, me tocó ver la mía y fue simplemente una porquería. No hice nada de provecho, aunque no fue por qué no quise, sino por falta de oportunidad. Siempre quise ser doctora, pero tuve que abandonar la escuela antes de tiempo para poder trabajar y así ayudar a mi familia; familia que detesto, por cierto. Mi vida no había sido justa, igual que la de mucha gente, venia de la típica familia de bajos recursos, con un padre alcohólico que se gasta en bebida lo poco que gana trabajando, una madre desobligada que nunca está presente y cuando esta solo es para exigir, un hermano delincuente, actualmente en prisión, y una hermana descerebrada que huyo de casa con solo 14 años y actualmente vive en una casucha, con dos hijos de padres distintos, esperando un tercero, malpasando y repitiendo la misma vida que nuestros progenitores. Siento pena por mis sobrinos, los pobres tendrán la misma mala vida que nosotros...
Guau, me estoy quejando demasiado, ¿Uno también se vuelve quejumbroso cuando está muriendo? Así parece...
En fin, volviendo con mi familia, parece que vivíamos en un círculo vicioso según podía ver. No quería repetir la misma historia que mis padres o terminar como mi hermana; lo intente, de verdad, trate de salir adelante, luego de haber abandonado la escuela, trabaje durante todo un año, escondía parte de mi sueldo para poder irme del infierno al que llamaba casa y pude lograrlo por fin, hace dos años me fui de ese lugar y empecé a vivir para mí; y desde hace 6 meses volví a la escuela. Las cosas iban mejorando para mí, por fin era libre de mi familia, tenia un trabajo de mierda, si, pero al menos me servía para mantenerme y suplir mis necesidades; retome mis estudios y comenzaba a ver las luces para un mejor futuro, podría realizar mis sueños y convertirme en doctora. Eso, hasta hoy…
Comenzó como un día cualquiera, me desperté, me aliste, desayune, fui al trabajo, cumplí mi horario más horas extras sin paga (maldito jefe tacaño y esclavista); después llegue a la escuela nocturna, termine mis clases y compre una hamburguesa para cenar y camine directo a mi casa. Durante el trayecto ocurrió lo inusual, aunque e de decir que ya me parecía extraño que no me sucediera antes, viviendo en este barrio de mala muerte… Ya era tarde, pasados de las diez, en uno de los callejones cercanos a mi casa, y por los cuales debo transitar obligatoriamente, fui asaltada por dos muchachos, llevaban cuchillos y cubrían sus bocas pero por sus voces y lo que alcance a ver, se podía suponer su edad; eran niños prácticamente, uno debía tener trece o catorce años, el otro no creo que pasara de los dieciséis; les di todo lo que tenía, mi vida valía mas que un par de billetes y un teléfono viejo. Los ladrones se veían asustados, mientras el mas joven tomaba mis cosas, el mayor lo apremiaba a ir rápido mientras vigilaba a la vez que me apuntaba con el cuchillo. Parecía que iban a terminar rápido, ellos huirían y yo me iría a casa con un susto y la aterradora experiencia; al menos eso debió ser si no fuera por el ruido que escuchamos, los ladrones se espantaron y yo también, al mas grande de ellos por el movimiento se le resbalo el cubrebocas que tenia y alcance a verle la cara un segundo.
—¡¡¡¡Me vio!!!!— exclamo el, alarmado.
—¡¡No!! ¡No te vi! — grité asustada.
—¡¡Cállate!! —grito mientras se lanzó sobre mí y calvarme el cuchillo en el costado varias veces —¡Vámonos! —le da un tirón al otro y se va corriendo.
—¡Mierda! —grito el otro al ver lo que su compañero hizo y emprendió la huida.
Agarré mi costado mientras los vi marcharse, caí al suelo lentamente con la sangre brotando a borbotones de mis heridas, sentía como perdía la fuerza poco a poco y no podía moverme ni pedir ayuda...
Siento que ha pasado una eternidad desde ese momento, aunque pueden haber sido solo minutos; no lo sé, la verdad no creo que uno dure tanto tiempo con una herida de este calibre, me parece que es la perdida de sangre y la cercanía a la muerte la que distorsionan mi percepción del tiempo —cof cof...— toso. Siento un sabor metálico en la boca, seguro es sangre. Qué manera más patética de morir. Siento como mi respiración se ralentiza poco a poco. Supongo que una muerte patética va bien con una vida patética. Tengo un zumbido molesto en los oídos, no escucho nada más. Mi visión se torna borrosa, solo veo manchas difuminadas. La vida es una cosa tan efímera… pero no quiero pasar mis últimos momentos filosofando. Mis parpados no pueden mantenerse abiertos, los cerré al final. Quería hacer tantas cosas, quería vivir tantas cosas, apenas y estaba comenzando a creer que se cumplirían mis sueños… aun no quiero morir… Me siento a la deriva, solo escucho los latidos de mi corazón, lentos, descendiendo el ritmo a medida que ocurren. La vida no es justa… Pero tampoco quiero morir quejándome. Silencio. Mi corazón dejo de escucharse, no oigo ni veo nada, solo oscuridad a mi alrededor. Mori.