En cuanto me dijo dónde estaba salgo y volteo a todos lados a ver dónde está, para ver que en efecto esta con Edmundo, camino rápido a donde están –ANDREA –Grito y ella se sobresalta y me mira, sabe muy bien que estoy enojado, sus ojos delatan el miedo, llego hasta donde esta y tomo de la chaqueta al estúpido este
– ¿Qué carajos haces con mi novia? –Pregunto y este responde calmado –Tranquilo Héctor, yo no sabía que era tuya
–Ahora ya lo sabes imbécil, no quiero que te le vuelvas acercar en tu vida –Edmundo toma mis manos y las quita de su chaqueta, sabe que no lo estaba sujetando con firmeza –Y quien me lo impedirá ¿Tú? –Pregunta mirándome fijamente
–No te metas conmigo chino que no te la vas acabar –Digo y tomo fuerte del brazo a Andrea –Súbete al carro –Digo y sin decir nada entra, al cerrar la puerta le saco la vuelta al auto sin quitarle la vista a Edmundo, al subir al auto arranco de aquí
-Te dije que no te apartaras de mí y también que no hablaras con nadie ¿Por qué carajos no me obedeces? –Le doy un golpe al volante y no dice nada –Amas desafiarme ¿Verdad? –De reojo miro que no me quiere contestar y vuelvo hablar
–Por tu bien Andrea contéstame –Ella voltea a verme y después mira sus muslos respondiendo con un no, pero estoy sumamente enojado, en verdad los celos y el enojo no me hacen pensar y freno de golpe tomando desprevenida a Andrea y haciendo que se golpe con el tablero del auto
–Lo que pasa es que eres una maldita zorra que se acostaría con el primer imbécil que le hable al oído
–Pues tú me hablas y no quiero estar contigo –Responde enojada haciendo que de un movimiento la sujete del cabello -¿Qué fue lo que dijiste? –Me mira directo a los ojos y vuelve a repetir lo mismo –Que tú me hablas y no quiero estar contigo –La suelto del cabello pero la abofeteo, escucho los sonidos del claxon de otros autos y salgo sin pensarlo del auto
–Si tanto tienen apuro sáquenme la vuelta, de igual manera si siguen con los molestos ruidos se arrepentirán de haberlo hecho –Entro al auto –No quiero hablar esto aquí pero lo hablaremos en la casa –Espero a ver si los cabrones de atrás hacen lo que les dije y en efecto lo hacen, al ver que ya no hay más autos arranco
De reojo miro como Andrea se toca la frente, nariz y labio y se mira la sangre que le ha salido, se recarga en la puerta y se queda dormida, una vez que llegamos a casa me inclino hacia ella y la observo, cada detalle, desde su frente hasta su barbilla
– ¿Por qué no puedes amarme de la forma en la que yo te amo? –Me alejo de ella y la despierto –Despierta Andrea –Ella abre de poco a poco sus ojos y mira a todos lados, salgo del auto y miro que Andrea también lo hace, siente frio pero sigue caminando hacia la casa, una vez que entra la detengo tomándola del brazo
– ¿Dime porque mierda estabas fuera del restaurante con ese hombre? –Sin importarle nada y sin rodeo me contesta –Porque tú estabas con esa mujer y ese hombre, yo sobraba en la conversación –La suelto y por la mente que Andrea tiene celos de Mónica
–Me dejaste en ridículo, ahora los inversionistas piensan que me pones el cuerno con cualquier persona
–No veo el por qué lleguen a decir eso si tú y yo no somos nada –La tomo del brazo otra vez y la acerco a mi
–Tu eres mía y ya deberías saberlo –Voltea a otra dirección evitándome y la agarro del mentón –Mírame cuando te hablo zorra –Andrea comienza a llorar y sinceramente no me causa ningún remordimiento
–Deja de llorar, se supone que a las zorras como tú no le salen sentimientos –Andrea me quita la mano de su mentón ya enojada –Yo no soy ninguna zorra y si tengo sentimientos, eres un maldito imbécil que se cree la gran mierda, deja de tratar a la gente mal y no soy ni seré tuya
De un arranque de enojo y frustración le doy una bofetada sin pensarla a Andy asiendo que caiga al suelo –Tu no me hablas así –Comienzo a golpearla, a desquitar mi furia como mi padre lo hacía con mi madre, recuerdo de mi cruz de madera y la cargo para llevarla haya, si cuando la hice mía no le sirvió para saber que yo mando con esto si lo hará
Al entrar al sótano voy hasta donde está la cruz y la coloco de espaldas y sin ropa a excepción de sus bragas bien sujeta, recorro su cuerpo y sonrió de lado
–Ahora si aprenderás a no hacerme enojar y cada vez que me desobedezcas o se me antoje te traeré aquí –Voy y agarro mi látigo y me posiciono listo –Con esto no creo que vuelvas a contestarme de esa manera
Le doy el primer azote, sin piedad, sin sentimiento. Siento como la ira sale a luz, le doy el segundo azote y ella grita, la sangre comienza a salir de las heridas que le estoy provocando, Andrea grita y grita pero no me hace que me sienta tan bien como lo pensé, al contrario comienzo a sentirme fatal, la garganta ya no grita con fuerza y es cuando decido para
–No te duermas –Digo soltándola –Esto apenas va comenzar –La acuesto en donde la hice mía y comienzo de nuevo a sujetarla con fuerza –Quiero que me mires a la hora en que te penetre –Ella me mira y entro de una sola estocada, ella por su parte cierra los ojos del dolor que siente, si tuviera un poco de consideración por su vida no me haría enojar