Helena ©

Día 43

—¿Qué estabas haciendo?, ¡Demoraste mucho en llegar!

 

—Lo siento. Estaba dormido cuando llamaste.

 

— ¿Dormido? —interroga Bárbara desconcertada— ¿A las 10:30 en pleno verano?. Eres la persona más aburrida que conozco, Enzo Ruggeri.

 

Yo solo sonrío desganado y me adentro en el mar de gente que hay en el departamento de Patt.

 

Me sorprende que puedan hacer fiestas casi a diario, es como si vivieran ebrios toda la vida... Genial.

 

Una muchacha vestida de negro se acerca a mí con una fuente llena de copas con tragos de diferentes colores. Agarro todos los que puedo y ella me sonríe con picardía.

 

En realidad, no tenía ganas de salir de casa hoy, pero la llamada de Barb fue tan "entusiasta" que no fui capaz de negarme.

 

Con los cinco tragos que tengo en las manos, trato de buscar un asiento vacío, pero no parece haber ninguna silla alrededor. Me acuerdo del sillón en donde casi beso a Víctor, está en la otra sala. Cruzo con cuidado de no derramar las copas. Hay muchas parejas bailando por todas partes (Si es que se puede decir “bailando”); están prácticamente inmóviles, sacudiéndose de forma ligera de un lado a otro, en un vaivén a ritmo de la canción que suena en los enormes parlantes.

 

Por mi me las arreglo para llegar a la otra sala, esta está más vacía y el “sillón del beso" no tiene personas sentadas.

 

Doy un par de zancadas hasta llegar ahí y acomodo las copas en la mesita de centro.

 

A parte de Bárbara, no parece haber nadie conocido hoy, ni siquiera Javi.

 

Agarro la primera copa y empiezo a tomarla lentamente (no me quiero emborrachar esta noche).

 

—¿Renzo? —pregunta una voz ronca desde un sillón frente al mío que ni siquiera había notado— ¿Eres Renzo, no?. El amigo de Javi.

 

—Es Enzo —corrijo tratando de agudizar la vista.

 

—¡Claro, Enzo!. ¿Te invitó Barbara?

 

El tipo se levanta y se sienta a mi lado, es Víctor.

 

—Eh... Sí... Bárbara me dijo que viniera... ¿Tú que haces aquí? Pensé que la de hace días era una fiesta de despedida.

 

Él empieza a reír muy fuerte, su profundo saliendo a licor inunda mi nariz.

 

—Mi prometida me dejó... ¡Por esa puta fiesta! Ella pensó que había hecho una despedida de soltero... Canceló todo, pero me da igual, tampoco es que estuviera loco con la idea de casarme.

 

—Ah, bueno —digo incómodo recordando lo que casi pasa en este mismo sillón solo unos días atrás.

 

—¿No viniste con Javi?

 

—No.

 

—Mi primito puede ser muy idiota a veces. Él piensa las cosas a su manera, y es terco, nada le hace cambiar de opinión, aunque todos sepamos la verdad, Javi prefiere negarlo todo y hacer de oídos sordos.

 

¿La verdad?

 

—Javi me habló un poco sobre ti... Sobre lo que haces —comenté.

 

—¿Sobre lo que hago?.

 

—Sí... Tú. También lo hiciste el día de la fiesta... Me pediste perdón.

 

—¡Ah, estás hablando de eso! —dice abrumado—. Es una mierda. No puedo evitarlo.

 

—¿Por qué lo haces?

 

—Por Helena...

 

"Helena". Es la primera vez que lo escucho decir su nombre… Se siente tan ajeno a mí, a ella le encantaría poder oírlo.



#21678 en Fantasía
#8867 en Personajes sobrenaturales
#12973 en Thriller
#5321 en Suspenso

En el texto hay: romance, misterio, humor

Editado: 01.07.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.