Mire con odio a quien se decía llamar mi primo. Apreté el cuchillo entre mis manos y el deseo de rebanarle el cuello surgió en mi.
Ya no aguanto más sus burlas, hoy es el día de acabar desde la raíz con este maldito idiota.
—Si quieres que tu bastardo nazca en la cárcel, levanté ese cuchillo contra mi, Aurora -lo miré mal, para luego soltar el cuchillo estrepitosamente en la mesa.
—Acabare contigo, maldito idiota. Y será cuando menos te lo esperes.
Él soltó una gran carcajada y con esto logró que los vellos de mi cuerpo se erizarán por completo.
Lo odió con todas mis fuerzas, lo hago después que permitió que abusaran de mi.
Ese idiota en había llevado engañada a una maldita, y no conforme me dió un vaso con una bebida totalmente extraña, la cuál dude tomarme pero al final terminé ingiriendola. Porque confiaba en mi amorosos primo.
Grave error.
Porque quién yo creía que era mi protector, me vendió por unos cuantos miles de dólares. Y no conforme logró que mi famila me repusiera. A tal grado de que mi amado padre me repudiara y que me desheredara por ser la vergüenza de la familia.
Las lagrimas salieron de mis ojos luego de recordar las palabras de mi padre.
—Me desepcionaste Aurora. Coloqué mi confianza en ti y tu la pisoteaste… eso me pasa por confiar en tí. En una hija ilegítima.
En ese momento no supe como reaccionar, pero fue obligada a colocarme sobre mis pies y marcharme lo más rápido posible de esa casa.
Me dolía escuchar esas palabras, me dolía ser despreciada por mi padre, por el hombre al que más amo y admiro en este mundo.
—¿En que piensas? -me tense al escuchar la voz de ese maldito hijo del demonio detrás de mí. —¿Te comieron la lengua los ratones?
Me rehúse a emitir palabra alguna y esto logró cegarlo de ira.
—Habla maldita idiota antes de que pierda la paciencia y te mate de una vez por todas -él tomo entre sus manos mi cabello y aún con esto no emití ninguna queja.
—¿Que rayos haces Eleazar? Esta embarazada, ¿lo olvidaste a caso?
El idiota de mi primo me soltó luego de escuchar estás palabras dichas por su mejor amigo.
—Solo por eso la dejo viva. Solo por ese bebé.
Tras estás palabras Eleazar se marchó, dejándome con Ilario.
—Deberias agradecer que te ayudará.
—No pedí tu ayuda -respondí mientras lo fulminaba con los ojos.
Porque él es el responsable de que estuviera encerrada en esta asquerosa posilga.
—No teníamos que llegar a esto Aurora. Pero tú te resististe, te negaste a estar conmigo. Y este es tu castigo.
Me encogí de hombros.
—¡Ven aquí Ilario! -él mencionado me dió una última mirada antes de salir de la habitación.
Observé por un minuto la puerta de mi habitación y al verla entre abierta me acerqué a esta. Porque este es el momento perfecto para escapar.
Mis man tomaron el pomo de la puerta y sin perder tiempo abrí, encontrandome con el corredor de la casa.
Salí de la habitación y sin perder tiempo empecé a caminar hacia las escaleras pero la voz de Eleazar me hizo detener.
—¡Ese maldito no puede irse! Él debe responder por el bebé, debes darnos el dinero.
—Tenemos que hacer algo para que ese idiota nos dé ese dinero, porque si no lo hace estamos jodidos.
—Todo nuestros esfuerzo se puede ir por el caño si él no responde por lo que hizo. El drogar a Aurora y drogarlo a él quedarían en vano.
¿Drogarme? ¿Drogarlo?
Esos malditos idiota me habían drogado esa noche para que saliera embarazada.
—Si ese maldito se va lo que tenemos que hacer es vender al maldito bebé. Con el podremos sacar el doble de lo que él iba a pagar.
Me llevé las manos a mi vientre el el miedo creció en mi.
Es cierto que no había planeado tener un hijo pero, amo a mi hijo con todo mi corazón.
Negué con la cabeza. No podía permitir que esos idiotas se salieran con la suya.
Baje las escaleras lo más rápido posible, aunque se me dificultó un poco porque sentía una gran molestia en la zona lumbrar.
Esto me indicaba que estaba en trabajo de parto.
En cuanto estaba en el primer piso me dirigí con rapidez a la puerta y al tomar el picaporte la abrí sin dificultad y justamente cuando iba a salir escuché la voz de Eleazar.
—¡Maldición, se escapa! -después de escuchar estás palabras corrí por mi libertad.
Pero no sirvió de mucho porque a una esquina de la casa el maldito de Eleazar me impactó con el auto.
Sentí un gena dolor atravesar mi cuerpo y después de un segundo todo fue oscuridad.
Este no podía ser mi final.
En el momento en que abrí los ojos me encontré con al mirada de un hombre, el cuál llevaba una bata blanca.
—Mi bebé, ¿como está mi bebé?
El doctor hizo una mueca antes de responderme.
—La bebé murió justamente después de nacer señorita. -negué con mi cabeza.
Esto no podía estar pasando.
—¿Su cuerpo?
—Esta en la morgue. Se lo entregaremos junto con su alta.
Hice una mueca tras escuchar estás palabras del médico.
—¿Cuando me puedo ir?
—En unos días…
Asentí.
Me coloque de espaldas al doctor y fue allí cuando me permití llorar por mi hijo.
—Señorita debe informarles que es riesgoso para usted gestar un bebé. Si queda embarazada tiene un gran riesgo de perder la vida, así que le recomiendo que se realice la salpingoclacia.
Es riesgoso para usted gestar un bebé.
Mi mente solo reproducía esas palabras dichas por el doctor.
Es riesgoso para usted gestar un bebé.
—Su primo dejo esto para usted antes de marcharse -él doctor dejo una página en mi cama y poco después se marchó.
Tomé el papel en mis manos y tras leer el contenido una lágrima salió de mis ojos.