—Podemos solicitar un caso especial, bajar los costos, negociar, etc. Yo estoy dispuesto a atenderla y sin cobrar el sueldo por ello.—Estaba emocionado al contemplar la idea.—Creo que también el hospital puede hacer el esfuerzo, a veces no es todo dinero si no también ayudar a los demás y creo que si tomamos el caso haciendo una excepción no se hará más pobre el lugar ni se caerá.
Óscar se convertía nuevamente en el centro de atención con su reciente petición. Su novia estaba presente pero lejos de ver el comentario como ejemplo de buen corazón lo hizo como un ejemplo de un corazón enamorado. Esto fue porque sus palabras las dijo con tanta pasión y sentimiento que de inmediato causó esa impresión.
Su novia no fue la única en notarlo, de hecho todos en la sala lo hicieron hasta el director.
—Su petición es algo inusual doctor Méndez, parece que le ha tomado mucho cariño a su paciente.—Intentaba ser lo más profesional posible pero no podía evitar divertirse con las situaciones como esta.—¿Puedo saber a qué se debe tanto interés?
—¿A qué va ser doctor?—Se dió cuenta del atrevimiento que había tenido y que ahora todos lo observaban, se sintió un poco abochornado pero ya no podía echarse para atrás.—Al profesionalismo… deje explicarme por favor. Se levantó pues al caminar, sentía una mejor fluidez para hablar y vaya que la necesitaba.
—Como bien dijo, nunca me había topado con un caso como este y supone un gran reto para mí el poder encontrar una solución.—Trató de hablar más cuerdo y no mostrar tanta pasión.—Me sentí atrapado por ese caso y no quisiera abandonarlo. Pienso que nos convendría a todos y más al prestigio del hospital que encontráramos una cura para está situación, ¿se imagina si otro médico u otro hospital se queda con el crédito? somos nosotros los más prestigiosos, no podemos abandonar este caso.
Todos los miembros de la junta parecieron estar conformes con la respuesta justificada de Óscar y su interés por la paciente.
Solo dos personas no se habían creído del todo y esa respuesta les provocó un poco de incomodidad.
La primera fue su novia, quien con su intuición dedujo que algo raro pasaba en los sentimientos de su novio. No dijo nada ni pensaba hacerlo después, sería un problema sin bases sólidas.
La segunda persona incómoda fue el director quien por primera vez se puso firme y derecho en su silla. Juntó sus manos entrelazando sus dedos para meditar la situación.
—Doctor Méndez, me ha metido usted en un gran dilema.—Incluso el tono de su voz se vió modificado por el profundo análisis y su seriedad.—Es verdad todo lo que dice, pero me pregunto, ¿Qué tanto valdrá la pena algo así?
—No le entiendo director, ¿Vale la pena?—Óscar seguía firme con su idea y se atrevió a retar nuevamente a su jefe intentando que este aceptara dejar a su paciente ahí.—¿Qué vale más que el prestigio, el avance médico y ayudar a alguien?, ¿Por qué ver los aspectos negativos?
—Porque hay demasiados aspectos negativos doctor. Empezando por los riesgos.—El director era tajante y rápido en su forma de hablar, muchos criticaban está cualidad mientras que otros la veían con buenos ojos.—Para empezar, si hago la solicitud de dejarla aquí tengo que dar las explicaciones que usted me ha dado pero existe el riesgo que ella no sobreviva.
—Ella va sobrevivir, ¿Por qué pensar de forma negativa?—Preguntó indignado.
-Por más que usted lo desee existe el riesgo y al ser un caso nuevo no podemos darnos el lujo de afirmar las cosas.—Hablaba serio pero muy fluido.—No tiene un argumento sólido y únicamente realizará un tratamiento experimental que no tiene ninguna validez, se está jugando su carrera en esto.
Al hablar de su carrera Óscar reaccionó un poco, si había algo que le importara más que el amor era su trabajo y todo el renombre que había hecho en el.
Ahora él era quien analizaba la situación y quería contemplar el hecho que quizá estaba exagerando pero cada vez que lo pensaba aparecía el rostro de aquella mujer a la que tanto deseaba salvar.
—No voy a fallar, se que no puedo asegurarlo con estudios porque es un caso nuevo.—Óscar estaba improvisando tal y como lo hacía en las operaciones cuando algo se dificultaba.—Pero puedo presentarle algo más elaborado, estudios sólidos. Si usted me lo permite voy a necesitar tiempo.
—Méndez, lo que no tenemos es tiempo. La aseguradora exige el cambio.—El director estaba muy convencido que lo mejor era declinar, no necesitaba más presión que la obtenida en lo laboral del día a día.
—Puede decirles que necesita tiempo debido a su situación.—Recuperó su tono de emoción.—Que el traslado la sentenciaría y que no podemos hacernos responsables por eso, sería una negligencia.
—Méndez, Méndez es usted perseverante, le daré esa oportunidad.—Lo miró fijamente.—¿Cuánto tiempo necesita?
—Pida una semana doctor y con ese tiempo será suficiente para que logre hacer un diagnóstico.
El prestigio que tenía Óscar como médico era mucho, nadie dudaba de sus talentos ni capacidades. Además tenía otras virtudes como su humanidad, su integridad y el deseo constante de superarse así mismo. No había ninguna duda en sus capacidades.
—Muy bien Óscar, te voy a conceder esto por el bien de tu carrera, contamos contigo para que logres lo que has prometido.
El director sabía de todos estos talentos de su médico especialista y gran parte de los logros eran debido a la gran confianza hacia ellos. Los tenía que apoyar como método para su crecimiento propio.
—Doctor Chávez, por favor encarguese de contactar con el seguro que respalda al transporte y que esta solicitando la transferencia.—Le dijo asomando una ligera sonrisa.—Expliqueles que no podemos hacer eso antes de una semana y que el hospital se hará cargo de los gastos hasta entonces.
—Eso suena muy raro si me permite.—Replicó alguien en la sala, una mujer que estaba preocupada por la estabilidad de su novio.