Hermosa Mentira

Capitulo 12.

 

Lía los miraba a ambos, plantada al piso con solo un par de metros de distancia, esperaba que ese momento llegara, aunque no sabía si estaba preparada para las dos cosas que iban a suceder. Por un lado estaba Kian, quien obviamente desconocía el hecho por el cual Athalia estaba allí, con un delantal sobre su ropa gastada que usualmente usaba para trabajar y sirviendo mesas en una cafetería, esperaba que después de eso todo Darg lo descubriese. Sabía que tenía que enfrentar eso, que tenía que desmentir la farsa que ella había creado al entrar a la universidad; sabía que debía sacarse la máscara tarde o temprano. Por otro lado le daba pánico pensar en estar tan cerca de su hermano, quien para ella, eran las caras opuestas de la misma moneda. 

La cara de Nate cambió drásticamente a una sonrisa burlona, el maldito lo sabía, sabía lo que pasaba por la cabeza de Lía en ese momento y estaba esperando el momento indicado para dar el golpe final que terminaría con la cordura de su hermana. Kian, sin embargo, cambió su ceño levemente fruncido por una cara impasible, como si no pudiera importarle menos. Y justo cuando la pelirroja iba a dar la vuelta para marcharse y pedirle a alguien más que tomara los pedidos, esas palabras llegaron a sus oídos. 

-¿Dejar la fortuna de la familia para preparar café? No es muy propio de un Jackson, pero quizás nunca supiste llevar ese apellido.- El tono despectivo que usó hizo que el pulso de Lía se desestabilizara, sintió quizás ese dolorcito en el pecho que nos hace saber que algo nos duele en el alma. Hacía mucho que la menor de los Jackson no se sentía parte de la familia, que había dejado de usar con orgullo su apellido, pero que alguien más lo dijese era diferente. 

-Quizás nunca me sentí una Jackson, gracias por eso, hermano.- Y allí iba la última gota de valor que le quedaba. 

Se dirigió a la cocina y alegando que no se sentía muy bien, cambió puestos con su compañera, quien estaba armando los pedidos. Cruzó miradas con Rose y eso la destrozó un poquito más, la mujer que había hecho papel de madre por un par de años la miraba mientras negaba con la cabeza, Lía sabía que ella no aprobaba el que Lía se escondiese siempre, que no pudiera enfrentar sus problemas, pero ella sabía que no iba a cuestionarla, al menos no todavía. 

Cuando llegó al departamento estaba vacío, su hermana seguramente estaría en casa de sus padres, y Cala, quien sabe. Así que llegó a su habitación y en cuando su cara tocó la almohada se dio cuenta de que las lágrimas que había contenido toda la tarde ya estaban saliendo y era incapaz de frenarlas.  

Tantas cosas pasaron por su cabeza en esos momentos, por un lado quería ir y enfrentar a su familia, decirles todo lo que la habían hecho sufrir, por otro lado, quería esconderse y quedarse en su cama mientras veía alguna serie buena en compañía de su hermana, o sus amigos tal vez. También agradecía que Nate no hubiese vuelto a abrir la boca, Lía había esperado cualquier afirmación denigrante, como el siempre respondía, pero no fue tan malo. Sinceramente no esperaba que Kian no dijese nada, pero no podía no pensar en que iba a ir con el chisme a todos los alumnos de Darg. Algo parecido había pasado hacía un año con un chico, pero fue peor, de eso estaba segura; el había tenido que dejar la carrera porque cada almuerzo era una burla aún peor que la anterior, cada clase eran comentarios denigrándolo, cualquiera que lo viese desde fuera sabía que el estaba pasando su peor momento. 

Las lágrimas habían cesado cuando oyó la puerta abrirse, probablemente por el sonido de los pasos lentos y rítmicos sería su mejor amiga la que había llegado a casa. Mientas Lía se sentaba en la cama y con su mano derecha intentaba borrar cualquier señal de que había estado llorando, una cabellera oscura y desordenada se asomó por la puerta de la habitación, su sonrisa logró contagiarse al rostro de la pelirroja- aunque a medias-, y aunque lo haya intentado, no pudo hacer que su llanto pasara desapercibido, no para la persona que la había acompañado en tantos otros. Cala se acercó a la cama y abrazó a su amiga; sin tener que decirlo, ambas sabían que la otra lo necesitaba, así que después de unos cuantos segundos se separaron, las dos con sonrisas verdaderas esta vez. 

-Me llamó la tía Maggie, quiere que vayamos a cenar con ellos hoy, al parecer a Luke le fue bien en el último exámen y a tío Jason le dieron un ascenso, y eso claramente para ella no podía dejarse pasar. ¿A ti cómo te fue?- Soltó su amiga. 

-Me dieron la nota esta mañana, no me fue genial, pero sirve.- El ceño de Cala se frunció levemente, Lía sabía que no preguntaba por el examen sino por su día, pero eso era tema para después. 

-Mas tarde hablaremos Lía, ahora levántate y ve a lavarte la cara, tienes los ojos bastante rojos y la cara hinchada como un bebé recién nacido.- Dijo haciendo una mueca burlona 

-Mi autoestima Cal.- Respondió Lía en broma, golpeándola con un almohadón, para luego levantarse y dirigirse al baño. Se cambió la ropa y se sujetó el pelo en un moño alto, tomó su celular y su abrigo, y se encontró en el pasillo- antes del ascensor- con su amiga para ir a casa de Luke.  

La cena fue como siempre, agradable, eran pocas las veces que Lía se sentía así, en familia, conocía desde hacía años a la familia de su mejor amigo, y ellos siempre la habían tratado como parte de esta. Y en esos momentos a Lía no le importaron las palabras de su consanguíneo, a pesar de no sentirse una Jackson, sabía que había más que eso, habían otras personas dispuestas a integrarla, que estaban para ella a pesar de todo, y no podía pedir nada más. 
 




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