Me senté en la orilla de la cama. Estaba en una habitación, según le habia ordenado aquella mujer a Anna, llevarme a las habitaciones principales, no entendí hasta que Anna me explicó que las habitaciones principales eran las de aquellos principiantes, aquellos chicos de primer año de entrenamiento.
Al principio no le habia prestado atención hasta que ella de muy buena manera, me repitió.
Y puedo jurar que por más que le entendiera, no podía dejar de pensar en la manera que aquella mujer me habia dicho que existían los licántropos, que tenía que esperar para saber si me volvería uno y lo peor, la manera tan fría en que me habia dicho que Amelia, mi amiga, novia y prometida, habia muerto.
De solo pensarlo me hacía creer que estaba teniendo una pesadilla, una muy cruel. Me levante de la cama y camine por la pequeña habitación. Todo se veía muy oscuro, pero estaba acostumbrado a poder moverme con tranquilidad.
Habia una pequeña mesa junto a la cama; que era dura y pequeña, también habia otra mesa, solo un poco más grande y sobre la cual habían libros y lapiceros, y dos puertas, una era el armario y la otra la puerta de salida, una pequeña ventana y no había baño. Corrí la cortina para ver si habia alguien y cuando estuve seguro de que nadie estaba por ahí, tome un buzo y sali, cubriéndome la cabeza con la capucha.
El pasillo se sentía frio y había más pasillos conectados a este, decidí ir derecho, tal vez encontrara las escaleras, pero no, cuando llegue al final del pasillo, quede frente a la pared, mire a ambos lados hasta que al final vi las escaleras. Todo esto parecía un laberinto.
Camine sin más, tratando de no llamar la atención y lo logre, había subido las escaleras con suma precisión, empuje la puerta y llegue al salón por el cual había caminado con aquella mujer, que aún no me decía su nombre.
El lugar me sorprendió, era muy espacioso, más de lo que creí cuando pase por allí, había muchas puertas, grandes cuadros de personas: mujeres y hombres, en traje blancos, todos con una expresión seria y fría en el rostro.
¿Y ahora que hacia? No sabía que puerta tomar y habían tantas que me daba pavor llamar la atención, quería irme sin que nadie me notara, quería estar en mi apartamento, solo, o tal vez buscar a Amelia en los hospitales y decirles a los policías lo que había pasado, porque la verdad, no me creía nada de eso que existían los licántropos.
Escuche como una gran puerta se abrió y risas provenir de ellas, me escondí al lado de un jarrón que tenía líneas hacia diferentes direcciones. No había mucho en lo que podía esconderme, solo habían cuadros, varias columnas y jarrones grandes.
Por detrás de donde estaba escondido pude ver la puerta que se abrió y dejo entrar a ocho chicos con camisas vino tinto, reían, pude ver que venían sudados y manchados de tierra, pero mi atención recayó en la figura que iba tras ellos, era ella, la mujer de la cicatriz, caminaba derecha, dejando apreciar mejor su cuerpo y mostrando que era la líder del grupo, su rojizo cabello estaba recogido en una coleta alta, también iba manchada de tierra, pero su rostro no mostraba nada, iba completamente seria.
No sé en qué momento fue, pero estaba completamente embobecido viéndolos a ellos que estaba saliendo de mi escondite, así que rápidamente volví a mi lugar, justo a tiempo cuando ella se detuvo y miro hacia donde estaba, aguante la respiración, lo que menos quería es que alguien me notara y menos que fuera ella.
— ¿Cuál es la demora, Anna?— dijo ella mirando hacia la puerta.
La pequeña figura de Anna salió por la puerta, su camisa gris estaba completamente manchada de tierra y su cabello estaba desordenado.
—Lo siento, solo me distraje.
Anna camino con rapidez y siguió a los demás chicos, cuando estos se perdieron en unas de las puertas, aproveche para salir de mi escondite y camine a la puerta. Al parecer Anna era muy distraída porque la puerta quedo entreabierta, aproveche eso y cruce, justo cuando a mis espaldas alguien hablaba y no era cualquier persona.
— ¡Anna dejaste la puerta abierta!— dijo ella y su tono de voz era de fastidio.
Sentí sus pasos y rápidamente abrí la puerta grande cuando baje las pequeñas escaleras, había corrido con suerte de no haberme caído.
Todo estaba oscuro y me gire para darle un vistazo al lugar de donde había salido, tal vez era gris pero no supe con exactitud ya que todo estaba muy oscuro y solo había un farol y era en la carretera. No había ventanas, me acerque y toque la pared, era de piedra y estaba fría, retrocedí unos pasos, sin dejar de ver el lugar, se extendía a lo ancho, no podía decir hasta donde llegaba, cuando sentí la reja a mis espaldas me detuve sin dejar de ver el lugar, había una torre no muy alta, podría ser de cuatro o tres pisos, de una sola ventana en lo más alto.
Era un lugar extraño. ¿Cómo podría haber tanta vegetación en un lugar tan frio? Porque realmente veía como mi respiración salía blanca y gracias al buzo, no lo sentía.
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Editado: 12.12.2020