Hija del poder [nueva Era I]

Capítulo X

Rossie 

—Rossie, despierta, Ross, cariño debes despertar. —Unas manos cálidas me tocan y su voz me susurra dulcemente, me quejo, ¡No quiero ir a la escuela hoy! —Vamos pequeña dormilona, he hecho tu desayuno favorito. —Mis tripas rugen y la voz ríe, es una risa familiar, que me recuerda al hogar y tan llena de amor que mi corazón duele. Abro los ojos de inmediato y sollozo cuando veo a mi madre frente a mi.

— ¿Mamá? —Susurro acercando mi mano a ella lentamente, con temor a que desaparezca si la toco. Es tan hermosa como la recuerdo, con su largo cabello rojo del mismo tono que el mío amarrado en una coleta alta, sus ojos azules solo un poco más pálidos que los míos, del color exacto de los de Sean me devuelven una mirada amorosa con pequeñas arrugas imperceptibles en las esquinas, su sonrisa cálida que tan a menudo veo en Toby me envuelve y aunque sé que esto tiene que ser un sueño no puedo evitar desear que nunca termine, que fuera real. — Mami, eres tú ¡De verdad eres tú! Te he extrañado tanto. —Digo entre sollozos y la abrazo, ella frunce el ceño tal como suele hacer Ethan cuando no entiende que sucede y me devuelve el abrazo aún con su sonrisa. 

—Claro que soy yo cariño ¿Quién más sino? —Pregunta divertida y acaricia mi cabello. — ¿Extrañarme? pero si no he ido a ningún lado, —Hace que me separe de ella y reparte besos en mi cara limpiando mis lagrimas. —Vamos pequeña no trates de embaucarme para no ir a la escuela. — ¿Escuela? Hace mucho que ya no voy a la escuela... Es ahí donde me doy cuenta que mi cuerpo es más pequeño de lo que normalmente es y mis manos son como las de la niña que solía ser, aún con la confusión el la mente me dejo guiar por mi madre directo a la cocina. 

Miro alrededor y sonrío  al ver el pasillo lleno de luz natural que entra por los ventanales que rodean toda la casa ¡Estamos en Beu! Nada de niebla, bosque por doquier o lluvia, todo en Beu es cálido como mamá, el aire un poco reseco y las palmeras o árboles de naranjo y frutas tropicales es la toda la flora que puedes encontrar en esta maravillosa ciudad. El topete que cubre todo el suelo hasta la sala sigue siendo de ese bonito color azul cielo que a mamá tanto le encanta y las paredes están pintadas de verde menta y decoradas con fotos de toda la familia. 

—Vamos Ross, los chicos ya nos esperan en la cocina, si no nos apresuramos, ¡Nos dejarán sin panqueques! —Exclama mi madre mientras me guia, pasando por la linda sala con aquellos lujosos muebles blancos donde mi madre nos tenía prohibido jugar, de espacio abierto la sala da la bienvenida al comedor con la mesa grande de cristal adornada con las flores que mi padre suele llevarle a mamá  y por fin separada con un hermoso arco está la cocina, con sus encimeras de madera y su electrodomesticos modernos, un rico desayuno reposa en la isla central de la cocina y suspiro al oler los deliciosos panqueques con zarzamora que mi madre solía hacerme siempre. —Vamos cariño. —Mi madre suelta mi mano, entra y todo da un giro inesperado, las encimeras, el suelo, la isla, hasta los aparatos están bañados en sangre. Entro corriendo gritando el nombre de mamá y grito horrorizada al verla. 

Está ahí... En el piso, en una posición imposible con los ojos fijos al vacío, su cabello mojado y pegado al cuerpo y su cuello ensangrentado, Austin también está allí parado junto a ella con una sonrisa siniestra sus colmillos sobresalen, su mandíbula y ropa están manchadas de sangre de mi madre, sus ojos son rojos y me observa fijamente con esa mirada llena de maldad. Irreconocible. 

—Tú serás la próxima Rossie, tu sangre será  mía también. —Dice con un tono de voz que no reconozco y se lanza de nuevo por la yugular de mi madre. 

—¡No! —Le grito pero me ignora. 

 

—¡No, no mamá, no! —Grito y abro los ojos dándome cuenta de que todo esto no fue más que una pesadilla. —Solo fue un sueño Ross, solo eso. —Susurro acurrucándome más en la cama pero es imposible que olvide la imagen de Austin cubierto de sangre y de mi madre en suelo tan inmóvil y con esos ojos sin vida, después del accidente de mamá solía tener algunas pesadillas con su muerte pero nada como esto... Jamás tan reales. Sintiéndome aún algo conmocionada por el sueño voy al baño y me siento aún más confundida y conmocionada ¿Dónde estoy? Este no es mi baño, mi baño no es tan grande, no tiene una bañera, no es de color azul y definitivamente no hay toallas blancas en él. Desperté con tanto miedo por lo que le había pasado a mi madre y las palabras de Austin en el sueño que ni siquiera le preste atención a mi entorno, pero ahora que lo he hecho... Todo el aire escapa de mi, mi mente se queda en blanco, veo borroso y me sorprendo al escucharme gritar. Viendo la imagen de la chica frente al espejo no puedo creer que sea yo, estoy más pálida de lo normal, grandes manchas oscuras se forman por debajo de mis ojos, mi cabello está revuelto, mi hermoso vestido blanco sucio con lo que parece es vómito... Pero nada de eso es lo que me hace gritar, son los pequeños puntos en mi cuello amoratado y las manchas de sangre en mi vestido las que hacen que grite. 




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