Hijos de dioses ocultos

Capítulo XI

Al ingresar a la habitación nos encontramos con demasiados papeles por todos lados, era un completo desorden, pues en eso no mintió. En las hojas se encontraban distintos símbolos, pedazos de periódicos, textos, todo era un completo caos, en el escritorio vi una foto de varios niños conmigo y mi tío. Qué raro, no recuerdo ese momento.

—Tío —lo miré asombrada, el hombre hiperactivo que ama el orden no es esto. — ¿Qué es todo esto? ¿Por qué el cuarto está así?

—Te dije que estaba desordenado. —Me dice con una sonrisa opaca, solté un suspiro— No sé por dónde empezar... A ver, empecemos con que ustedes no son hijos de sus padres... —quede aturdida con esa confesión ¿Cómo que no soy hija de mis padres si en mi acta de nacimiento aparece el nombre de ellos?

—Creo que no fue la mejor forma para empezar con todo esto. —dice Víctor de manera burlona.

—No hay manera correcta de decir todo esto. —Jhonatan mira con poca paciencia a Víctor, me quede mirándolo un momento ¿Qué tienen que ver ellos con mis temas familiares? Ahora son mi familia real... ¿Y si son mis hermanos? — Todo está bien, no te alteres. —Me dice con una sonrisa.

Will, Sebas y yo miramos con asombro a Jhonatan, hasta el momento ellos eran los únicos capaces de percibir cuando estaba alterada, negué con mi cabeza hacia los lados pensando que de seguro fue una coincidencia.

—Skarleth. —Me llamo mi tío. — Necesito que Will, Sebas y tú se sienten, esto tal vez no les caiga muy bien. —Le hicimos caso.

—¿Skar, recuerdas algo de tu niñez? —me pregunta Jhonatan con tono de preocupación.

—Recuerdo como conocí a Will y a Sebas, pero es normal no recordar casi nada para antes de los 8 o 10 años, ¿no?

Todos se miran entre sí y sueltan un suspiro agotado. Will, Sebas y yo quedamos igual de perdidos, veo a mi tío rebuscando entre un cajón y saca una pequeña bola de cristal color negro envuelta en una tela blanca, la coloca en un soporte de madera oscura en frente de nosotros.

En la bola empiezan a aparecer imágenes de guerra, fuego, personas y todo es muy repentino que no entiendo casi nada, la mayoría de las imágenes parecen el mismísimo infierno. Me quedo mirando un rato la bola de cristal, dentro de la bola se empezó a formar una nube morada y azul oscuro, con chispas como si tuviera una gran tormenta eléctrica dentro de ella. Se empiezan a reflejarse sombras de personas siendo masacradas, se escuchan gritos, alaridos, risas, insultos.

—Esto es demasiado… —Dice Will hiperventilándose.

—Tienen que resistir… —dice Víctor indiferente.

—No quiero seguir viendo… —Dice Sebas en un tono perturbado

—Solo aguanten un poco más, los necesitamos— Jhonatan me toma de la mano, lo que hace que mi cuerpo se llene de una ira que me consume totalmente. Que me necesiten no significa que me tengan que hacer esto.

—Deténganse… —Dicen Will y Sebas al unísono.

—Skarleth, aguanta. Aguanten todos por favor. — Escucho a mi tío.

—Por favor, quiero dejar de ver… —Dice Will con la voz casi rompiéndose, las imágenes son horribles

—Skarleth… —Dice Jhonatan lo que hace que explote.

—Les están diciendo ¡Que se detengan! —Grito con todas mis fuerzas mientras siento una ola de calor a mi alrededor.

Empiezo a ver caos por todos lados, donde los papeles de mi tío están quemándose y Jhonatan casi sale volando de mi lado, como si algo o alguien lo hubiera empujado; siento un fuerte golpe en mi frente el cual hace que me desmaye casi al instante.

Me despierto en medio de la oscuridad abrumadora, sé que esto es un sueño más.

Camino literalmente a ciegas porque no veo absolutamente nada. ¿Será que en realidad me quede ciega? Pero tampoco escucho nada ¿También me habré quedado sorda? A la final es que si me sentía muy abrumada por todas esas imágenes tan feas que vi. Mis pensamientos son interrumpidos por una luz repentina que aparece a lo lejos de mí.

—Vamos, Jhonatan. Corre. —dice la voz de una niña alegre que retumba por todo el lugar.

¿Estaré muerta?

—No lo estás —dice una voz grave detrás de mí, instintivamente me doy la vuelta, pero no encuentro a nadie, solo oscuridad.

—Muy bien, ya escucho voces imaginarias y no llevo de 5 minutos sola en este sitio.

—No soy una voz imaginaria.

—A ver ¿en dónde estoy?

—En tu mente.

—¿Y quién eres tú?

—Soy una parte olvidada de ti.

—A ver si entendí bien, dices que no eres una voz imaginaria, pero eres una voz en mi cabeza que dice ser básicamente yo.

—Así es.

—Genial, estoy hablando conmigo misma y me contradigo a mí misma. Vaya ironía.

—Sigues siendo igual de desesperante, Lea.

Enfrente de mí apareció una figura envuelta en llamas de una mujer muy hermosa, cruzada de brazos con cara de enojada.

—Mucho gusto, mi princesa. —Dice haciendo una reverencia.

Esto se volvió horriblemente incómodo.

—Emm… Sí, sí… Levántate.

—Discúlpeme, se me olvido de que no le gustan las reverencias, es que hace mucho no interactuó con usted. —dice mientras me envuelve en un abrazo que me hace ponerme más incómoda— Está tan hermosa, hace mucho que no puedo abrazarla…

—Sí, sí, sí. Ya. Deja todo eso. —digo ya exasperada— Mejor explícame ¿por qué ando aquí y quién eres tú?

—Perdóname por no presentarme —Que me hable así ya me está molestando— Me llamo Zoe y estás aquí para recuperar tus recuerdos.

—¿Zoe? Hermoso nombre

—Gracias, mi princesa. —Dice haciendo una reverencia.

—Emmm ¿Qué recuerdos debo recuperar exactamente?

—Todos. —dice con un tono alegre mientras camina hacia la luz que vi al principio.




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