Historias Sobre Ex's. ©

Parte 3/8

Martin Miller.

— ¿Están muy emocionados niños?— pregunte.

Vi a los niños responder con un asentimiento de cabeza frenético, lleno de energía. Luego mire a Claire que iba a mi lado, mirando por el retrovisor y con la frente en la ventana. Era la única que no estaba emocionada con el fin de semana que pasaríamos en familia.

¿Quién la entendía? Me reprochaba porque no pasaba tiempo con los niños, porque llegaba tarde del trabajo y porque no pasaba los fines de semana en la casa, y ahora que trataba de estar con ellos, tenía mala actitud.

Las calles comenzaron volverse conocidas para mí. Cuando detuve el auto en la acera, me baje y Claire ayudo a los niños a bajarse. Sonreí al ver la casa y la de los vecinos, nada había cambiado, incluso alcance a ver el nombre de los Peterson en el buzón del frente.

Los niños estaban jugando con el avión que se lanzaban. Camine al maletero del auto para sacar las cosas pero Claire ya lo estaba haciendo, extendí mi mano para recibirle una maleta pero solo me miro y giro sus ojos mientras dejaba mi mano extendida.

Iba a comenzar a caminar cuando la detuve tomándola por el brazo.

— ¿Me puedes decir que te está pasando?

Ella me miro, volvió a girar sus ojos e intento soltarse de mi agarre pero no lo permití.

—Suéltame, Martin— dijo pero no lo hice—. ¿Ahora te importa lo que me pase?

—Me importa porque deje mis obligaciones a un lado para estar con los niños y tú no vas a arruinar y hacerme perder el tiempo con tu mala vibra.

—Que irónico que tus obligaciones sean pasar de bar en bar— esta vez la solté—. Que no te importe mi mala vibra, mi mal humor, como lo has dicho, este fin de semana es para estar con los niños, no conmigo.

Y se alejó, con los dos morrales de los niños en sus hombros y con su maleta en mano. Les dijo algo a los niños que no se alejaran mucho en un tono alegre y si no la conociera lo suficiente, habría pensado que lo decía con tal emoción.

La seguí con mi maleta en mano, la que ella había sacado y había dejado a mis pies. Abrí la puerta y ella entro inmediatamente, dejando las cosas en la sala. Mire el lugar, todo por fuera había estado igual pero la casa había cambiado por dentro, los muebles eran de cuero, había cuadros de caballos, un jarrón y recordé porque estaba el lugar así. No había fotos familiares por ningún lado y lo agradecí.

Escuche como algo caía del segundo piso y mire a Claire, ella lo entendió y miro un rato a los niños que seguían jugando en la entrada. Los dos subimos las escaleras, ella detrás de mí, me debatí en saber cuál de las cuatro habitaciones era, hasta que escuche como algo golpeaba en la pared y me dirigí a la puerta de la derecha, escuche gemidos y Claire me miro confundida.

Si nos estaban robando... ¿Qué clase de ladrones tenían sexo en el lugar? O mejor aún, ¿Quién era el insolente en saciar sus necesidades en un lugar que no le pertenece? De seguro y eran amantes.

Cuando iba abrir la puerta, escuche un grito, la mujer había llegado a su punto y ahora reían.

—Oh por Dios. — dijo Claire cubriéndose la boca cuando abrí la puerta.

Cuando escucharon las palabras de Claire, la pareja nos miró. La chica seguía sobre una pequeña mesa, todo lo que una vez estuvo allí estaba en el suelo. Me sorprendí al verla y ver quien era su amante.

Él reacciono rápido y se dirigió a la cama para tomar una sábana. Ella se bajó y dejo que él le rodeara con la sabana y colocarse detrás de ella para que no le vieran.

Los mire a los dos, o a los tres, porque también miraba a Claire que tenía sus ojos abiertos con exageración, la mirada de la pareja fue de reconocimiento inmediato. Los ojos de él me miraron con odio, rencor y rabia, al mirar a Claire su mirada se suavizo, la vio tratando de ocultar una pequeña y nerviosa sonrisa.

— ¿Qué haces aquí, Martin?— dijo él después de apartar la mirada de Claire.

Y no lo voy a negar, yo no podía dejar de ver a la mujer que estaba cubierta por él.

—Que coincidencia— dije e hice una palmada para llamar la atención—. Hermanito, no esperaba verte por aquí y con...— ella me miro de forma severa, al igual que él—. Con tan buena compañía.

—No lo quiero volver a repetir. — dijo mi hermano pronunciando cada palabra con lentitud, podía ver como se debatía para no decir alguna grosería.

—Es mi casa...

—Es la casa de nuestros padres— me interrumpió él.

—Qué curioso que digas eso ahora...

Vi como Marcus trataba de dar un paso hacia a mí, yo iba a hacer lo mismo pero una personas nos detuvo.

—Yo creo que deberíamos salir de aquí, Martin, y dejar que tu hermano y su esposa se vistan— dijo Claire—. Pueden hablar abajo con más calma.

Marcus asintió y yo salí dándole una corta mirada a Claire.

Una vez estuve afuera y mientras esperaba que Claire cerrara la puerta de la habitación, logre verla por un rato más.

No había cambiado en nada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.