Algo se movía lentamente en la oscuridad de la noche, o al menos eso es lo que veía desde la ventana de mi cuarto. Me preguntaba asustado qué sería y por qué solo yo podía apreciarlo: era un misterio.
Suena el timbre del recreo en la secundaria. Estoy sentado en uno de los bancos que hay en la parte trasera de la escuela, ella me está mirando, aunque lo sé disimulo y termino mi merienda. Sale a mi encuentro.
— Creo que no vendrán...
— No pienso que vuelvan a acosarme después de la última vez –digo mientras me levanto– gracias por llamar a la directora.
Me sonrió. Por alguna razón ella siempre me vigila. Somos amigos, pero nunca soy capaz de hacer algo para ayudarla cuando se halla en apuros. Es normal que a todos les cause problemas.
— ¿Nos vamos o prefieres quedarte? –se voltea.
A pesar de que reconozco que soy todo un desastre, con Jéssica siempre tengo opción. Regresamos a clase y debido a un pronóstico de lluvia nos dejaron irnos temprano, no debíamos asistir a la sección de la tarde.
— ¡Erick, nos vemos mañana!
Me despedí y nos separamos. Al entrar en mi casa me percaté de lo vacía que estaba. Leí un poco, hice mi tarea y jugué con mi pasatiempo favorito: la computadora. Pero por más que esperaba mi mamá no aparecía y el cielo no quería dar tregua. El reloj marcó las cuatro y veinte y decidí ir a buscar a mi hermanita a la escuela.
Apreté el paso para llegar.
— Buenas tardes director.
— ¡Buenas Erick! –saludó cordialmente– ¿qué tal el colegio?
— Bien –le dije la mentira piadosa que sabe todo el mundo– mi hermana...
— Ella se fue hace rato –me interrumpe sonriente– los niños vieron que se avecinaba un aguacero y salieron a la desmandada.
— Gracias y disculpe las molestias.
Andaba despreocupado cuando doblé la esquina, un pensamiento que debió haber sido instantáneo invadió mi cabeza, me asusté. Si eso ocurrió hace mucho tiempo y en mi casa no había nadie, ¿dónde estaba mi hermanita? En ese preciso momento sentí las gotas de agua caer sobre mí.
Busqué por todos los sitios obvios: el parque en cuál suele jugar, la heladería que tanto ama, las casas de sus mejores amigas... Solo había transcurrido una hora aproximadamente, lo que bajaba de los cielos era un terrible torrencial y yo me encontraba cegado del miedo por ella. De pronto llega un mensaje a mi móvil, justo cuando tenía pensado emprender mi regreso.
"No abandones tu casa, Erick. Quédate ahí pase lo que pase"
Mi destinó había cambiado radicalmente: ahora el problema era una amiga. Deduje que mi hermana estaría a salvo con mi madre y sin pensarlo dos veces corrí a ver a Jéssica...sin darme cuenta de que había ingresado a una dimensión paralela.
El entorno cambió. Se tornó frío, distorsionado, con gamas de púrpura, azul y rojo muy intensas que sin duda daban escalofríos.
— ¿¡Erick, que haces aquí!?
La veo.
Su pelo no está recogido, lleva el uniforme aún puesto con la camisa desabrochada, su cuerpo bañado en sangre y sostiene una gigante guadaña. Nada parecía real o con sentido. Me cuestionaba a mi mismo que sucedía y me encontraba atónito.
Me gritaba y no la oía, peleaba y no me movía, estaba paralizado mirando a la sombra que me llamaba...le estaba obedeciendo paso a paso.
— ¡Erick, reacciona! –esquiva un ataque de un salto– ¡hazlo por tu hermana!
Me detengo y recobro la conciencia. Busco en todos lados y la veo, voy hacia ella, la sostengo, la sacudo. No responde.
— Su alma se ha quedado en tu mundo. Sácala de aquí o no sobrevivirá.
Recibe un golpe que la lanza hacia un extremo del campo de batalla y cae al suelo. Trata de levantarse, pero parte de la sombra la envuelve como una serpiente en el cuello de su presa.
— Tú eres parte de mí –me dice con una voz desagradable y sombría– casi no reconozco en lo que te han transformado.
— ¡Déjalo en paz, Shadow! –le grita Jéssica a la sombra.
La tira contra el suelo y empieza a vomitar más sangre, me ve distante, sin fuerzas.
Él se acerca. Ha convertido su aura en una silueta humana y se dirige hacia mí con el objetivo de absorverme , podía sentirlo. Emprendí una inútil carrera, trató de alcanzarme estirando su brazo, fue cuando me volteé.
Le había perforado la espalda.
De nuevo me estaba protegiendo, aunque le estuviese costando la vida. Su cuerpo cayó de rodillas y la abracé impactado.
— Regresa y recuérdalo todo, por favor...–me miraba fijamente con la respiración entrecortada– no lo olvides.
Fue así como recordé. Había olvidado que mi verdadero nombre era Lyon, mi madre es un hada que me adoptó junto a su hija cuando me trajo al mundo humano, que había sido creado por Shadow y arrebatado por ella. Eso que notaba en las noches es mi verdadera esencia que no veía hasta hace poco. Jéssica es la guardiana de la "Puerta del Tiempo" y ha viajado muchas épocas para hallarme, ya que soy el único que puede vencer a mi creador. A luchado con él por siglos. Ha muerto y resucitado tantas veces que debe ser doloroso recordarlo y todo porque me ama.
Todavía no la he encontrado, ahora que reinicié mi vida bajo la identidad de Keyl al lado de mi hermana y mi mamá. Quisiera hallarla y discúlparme. Pedirle perdón por no darme cuenta, creerla rara, no prestarle atención o no protegerla, no serle útil, haber sido un estúpido. Necesito decirle todo lo que llevo vidas ocultando, porque cada vez que la olvido la historia comienza de nuevo y acaba igual...
Solo entonces cuando vuelva a ver a Mina, que es su verdadero nombre, podré decirle cuánto la amo.