Hola, Sr Alfa

Capítulo 28 : Vino para los corazones

El recibimiento fue agradable en la Villa familiar, aunque muchos sirvientes de años se cuestionaron la llegada de su joven maestro junto aquel desconocido debido a muchos conocían la actitud de Jay hacia las personas desde que era pequeño, sin embargo ninguno habló o dijo palabra alguna sobre el asunto

— Bienvenidos a la Villa de la familia — el viejo mayordomo que había servido por treinta años a la familia Hong le dio la bienvenida con cortesía — Es un gusto ver al Joven Maestro después de un largo tiempo — Jay sonrió. Cuando era un niño su familia solía venir todas las vacaciones e inviernos a esta villa ocultada lejos de los bullicios de la ciudad, aunque en aquellos momentos Jay estaba baja el yugo opresivo de su padre y si educación como alfa la villa familiar siempre significaba una forma de escapar del constante abuso de su padre

— También es un gusto verte después de todo este tiempo, Néstor — lo saludo. El hombre saludo, era un placer que el niño que corría entre las cocinas y los establos tratando de llamar la atención de alguna de los sirvientes recordara su nombre — Te presento a mi compañero, Park Daniel — Daniel se sonrojó cuando Jay mencionó compañero, aunque puede o no puede haber sido de una manera romántica aún hacía que el corazón de Daniel latiera

— Gusto un — su lengua se trabó debido a los nervios y un saludo mal sin elegancia le salió, avergonzado miró hacia Jay — Quise decir un gusto, Señor Néstor — el mayordomo le guió una sonrisa de amistad

— También es un gusto conocerlo señor Park — las cordialidades aún no eran del agrado de Daniel, siempre era llamado Señor Park aunque su nombre no fuera tan importante como el de la familia Hong o como el de ninguna de algunas de las familias que había conocido en el banquete — Joven Maestro, la cena ha sido preparada en el lugar donde usted indicó además de que los aposentos de ambos han estado listos desde su llamada — Jay asintió y el mayordomo se ofreció a guiarlos — Ha sido una verdadera sorpresa para todos nosotros la llegada de alguien de la familia principal — informó el mayordomo — Han pasado años desde que la familia Hong regresó a esta Villa — Jay sonrió con agrado

— Mi padre tomó a cien el mundo de los negocios y mi madre se dedicó demasiado a su trabajo como socialité , Joy cambió el amor a los caballos por la moda y Kitae — Jay se detuvo delante de una ventana que daba hacía el inmenso valle — Creo que él no ha cambiado mucho — Daniel tomó su brazo sacándolo de ensoñación pasajera de los días de juventud

— Es una lástima que hayan dejado este hermoso lugar tan abandonado. Nunca pensaría en marcharme de aquí, ha sido mi hogar durante muchos años — Jay asintió. Su padre a pesar de ser un hombre cruel tenía cierto tipo de lealtad con sus empleados, tanto hasta el punto en había mandado a construir una pequeña cabaña en las entradas del bosque para que Néstor y su difunta esposa pasarán sus días en completa tranquilidad si algún día pensaban jubilarse, es una pena que la Señora Wilson hubiera muerto de cáncer diez años antes

Daniel escuchó atentamente cada historia y anécdota que salía de la boca del vivaracho hombre. Su corazón no pudo evitar latir cada vez que de su boca escapaba algunas memorias del JaeYeol pequeño y todas las cosas que solía hacer, al final Daniel terminó deduciendo que aquel lugar tal vez era lo más cercano para Jay a un hogar

— Joven Maestro, Señor Park — los tres llegaron a un punto a parte de la gran mansión.

Era un tipo de capilla junto a una hermosa fuente que parecía brillar con cada toque de la luz de la luna. Hacía un poco de frío y un silencio mortal para el acostumbrado Daniel al ruido de la ciudad, Jay le pasó su abrigo y Néstor los siguió guiando justo al otro lado de un puente de madera que parecía no envejecer

— Los platos han sido preparados todos por nuestro chef más reciente, uno de los mayores críticos del mundo y graduado en todo tipo de preparación exótica — Daniel miró la pasta italiana servida en ambos platos y luego miró a Jay

— Gracias Néstor, te avisaré si necesitamos algo más — Néstor sonrió y sin demora se marchó no quería intervenir la cena. En su pueblo había dicho sobre la mala costumbre de interrumpir a los amantes

Daniel se sentó justo frente a Jay. La noche tenía la perfección que uno esperaba encontrar en aquel paisaje, durante segundos sus ojos corrían de un lugar a otro solo para recaer nuevamente en Jay que sonreía

— ¿Vino? — Jay ofreció, Daniel siendo un amante al vino ( nunca lo aceptaría en voz alta) olvidó de momento los efectos nocivos que el vino podía tener en él luego de que aquel vino francés de un dulce olor llegó corriendo a su nariz

– Solo un poco — sonrió avergonzado, Jay asintió y sirvió sólo un poco que ni siquiera llenó la copa a la mitad

Luego de algunas palabras sobre asuntos del pasado y unas palabras de consuelo hacia Daniel que había comenzado a lagrimear por la deliciosa pasta italiana, ambos se dedicaron a beber entre bromas hasta que con cada suspiro los corazones se fueron abriendo

— ¿Por qué no nos conocimos antes? — pregunta Jay mirando al estanque sereno — Todo hubiera sido diferente — cuestionó

— Hubiera sido aún más difícil de lo que lo está haciendo ahora — sonrió Daniel — Incluso si nos hubiéramos conocido antes de todo esto o si estuvieras soltero ¿Qué cambiaría? — había amargura en su tono

— Todo — Jay tomó otra copa de vino — Hubiera dejado muchas cosas por ti si te hubiera conocido antes — Daniel se burló

— ¿Hubieras abandonado tu posición como el hijo alfa de un millonario por un pobre omega como yo? — Jay frunció el ceño, Daniel lo miró levantarse y arrodillarse ante su asiento. Ambos estaban tan borrachos

— Si — reconoció — Si hubieras llegado antes Park Daniel estoy seguro que mi vida no fuera el infierno que está siendo en estos mundos. ¿Sabes el sufrimiento que pasó a diario? Tengo un deber con mi esposa pero tu presencia ha hecho que nuevas emociones exploten en mi vida, te has convertido sin quererlo en ese cambio que alguna le pedí al cielo — Daniel miró a Jay y este alargó su mano para acariciar su cara — Si nos hubiéramos conocido antes entonces tal vez yo hubiera conocido la felicidad absoluta y no la relativa que te dije aquella noche — y el mundo cayó en ese instante




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