Día 42, Enero 13.
Sostenía el libro en mis manos, viendo una y otra vez cada curva, cada punto, cada línea de la frase que trataba de descifrar desde la tarde de ayer. "También eres mi posibilidad favorita pesado" Enot Miller, es un enigma, todo un misterio que ante cualquiera despertaría una curiosidad indescriptible. Y yo no era la excepción.
De hecho, me tomaría la molesta de mencionar que soy el primero en esa larga lista.
Y si tengo que decir algo en cuanto a eso, diría esto sin rodeos y con una sonrisa de estúpido en el rostro "Si tengo que comenzar de nuevo en la vida, joder, intentaría encontrarte mucho antes".
Es que ni en miles de universos posibles, no veo una solo donde no me enamoro de ella. Donde no me entrego a su corazón noble, y su esencia. No me importa ni un poco sufrir como ya lo he estado haciendo. Ella tiene todo el poder sobre mi. Mercy, se queda corto, si quisiera gritar en un melodía todo lo que siento.
Su manera de funcionar, su forma del porque me hace dudar de todo en cuanto a nada. Reí como un idiota en mi habitación, mientras cambiaba de página y empezaba un nueva capítulo del libro que seguro leería interminables veces. Después de todo, que la chica que te gusta te regale un libro, es razón suficiente para terminar por memorizar todo de el.
(...)
La curiosidad que Enot desataba en mí también podía ser causa de desastres, y en más de una ocasión, también el origen de la preocupación que me obligó a salir de mi habitación con el ceño fruncido. Tomar las llaves del auto para poco después encenderlo, y manejar esa tarde al departamento.
No era como que lo tuviera planeado, pero cuando el día se empezó a ir más lento de lo normal y además no saber absolutamente nada de ella, me preocupo bastante, lo suficiente como para no pensar dos veces e ir a buscarla. Tenía un mal presentimiento latiendo con fuerza entre mi pecho y garganta.
Esperaba estar equivocado.
Les mentiría diciendo que este ni siquiera me había dado la oportunidad de pensar un poco en lo que pasó en el festival de música. Pero eso solo funcionaría si ignoramos el hecho de que esa noche no dormí, y grité como una niña pequeña contra la almohada. Si, digamos que no me dio tiempo de pensar en ello.
Por lo menos mi suerte no andaba tan mal, el tráfico no fue tan congestionado como lo sería normalmente, por lo que llegar al edificio donde se encontraba el departamento de Enot no me llevo mucho tiempo.
Cuando estacioné el auto y miré alrededor, se me hizo un poco extraño que frente al edificio dos autos que reconocía perfectamente estuvieran inmóviles por la tarde. ¡Peligro! Eso era exactamente lo que gritaba cada minúsculo cabello de mi cuerpo, así que, dejando que el viento golpeara mi rostro empecé a correr. Probé marcar por 3 vez a su teléfono.
A medida que cruzaba puertas, y me detenía a pensar por un fragmento de segundo que debía hacer en cuanto a la forma más rápida de llegar arriba, terminé por olvidar el ocupado ascensor y cruzar con rapidez por las escaleras.
Ya sabrán el resultado de esa errónea elección. Mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho a medida que avanzaba, pero cada vez estaba más cerca. Por lo que no era hora de detenerse, sino de darlo todo. Para cuando llegue arriba, con el corazón en la garganta, el móvil aun en la mano, y tratando de recuperar el aliento la escena frente a mí me dejó perplejo.
Ambos estaban allí, en la puerta del departamento con expresiones preocupadas en sus rostros. Mi sorpresa era notable, pero supongo que estaban lo suficientemente metidos en sus problemas que yo solo era una persona con poco aliento observando desde lejos.
—Jayce—. Llamó Jon, sin sonreír una vez que me noto, esa era una expresión que no había visto en su rostro, siempre parecía sonriente ¿Qué pasa? ¿Qué demonios pasa? ¡Joder!
—¿Dónde esta Enot?—. Podía sentir lo fuerte y preocupado de mi voz, y ellos, ambos también lo notaron porque sus expresiones eran similares.
—Sera mejor que te vayas—. Alan parecía diferente, no parecía el chico que estaba tratando de arrebatarme a la chica que me gusta, solo parecía un amigo realmente preocupado.
—¿Dónde está Enot?—. Ignoré al pelirrubio y miré a Jon.
—Escucha Jayce...— se acercó a mí, y por un momento casi di un paso atrás. Parecía que realmente algo andaba mal. —Enot está pasando un mal momento, y ella... Quiere estar sola.
Un dejá vu me invadió. Talvez por mis años antes de llegar a Ephymeral. Estar solo, eso es una estupidez, créanme cuando les digo que esa no es la respuesta a ningún jodido problema. Yo estuve solo cuando necesitaba a alguien que me dijera que todo iba a estar bien, cuando quería sentir la calidez en todo aquel frío que me rodeaba.
Cuando las voces en tu cabeza gritan, cuando estas tan metido en tu cabeza que no te crees capaz de salir de ahí. El momento en el que has caído tan profundo, pero tan al fondo que se te hace fácil seguir hacia bajo, juro que en ese puto momento lo ultimo que quieres es estar solo.
No todos somos capaces de salvarnos sin ayuda a veces, y eso esta bien.
—Estar solo no es la respuesta—. Me atreví a murmurar.
—Para ella si lo...
—Mierda no, no lo es Jon... Y tú lo sabes—. Cuando sus ojos y los míos se cruzaron, pude ver perfectamente que él sabía a lo que yo me refería.
—Ella así lo quiere Jayce. No podemos hacer nada contra su voluntad—. De alguna manera eso parecía un error.
—Déjame verla—. Mi expresión preocupada pero firme lo hizo ceder un poco.
—Esta bien—. Aún no podía creer que Alan solo observará en silencio. —Pero si ella te pide que te vayas... Te vas Jayce... Mi niña ha sufrido mucho durante este tiempo—. Asentí al tiempo que sacaba la llave de mi bolsillo. Vino a mi mente el día en que Jon me dio es llave, ¿Qué tal si está llave es para un día como hoy?
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Editado: 13.03.2024