Huellas

Capítulo 11

Regresamos a la casa después de unas cuantas preguntas indiscretas de Mary. Me dio algo de pena dejar al anciano aquí solo en el hospital. He estado todo el resto del día pensando sobre qué debo hacer, no me gusta seguirles ocasionando problemas pero no tengo a donde ir. Sé que no es mi casa y ellos no son mi familia pero los considero como tal, y me cuesta apartarme. 
Estamos cenando en el comedor en silencio, y no he podido evitar rozar con la vista de vez en cuando el retrato de los padres de Mary y Marías. Mi vista se cruza con el pelo de la mujer, ese pelo negro que me provoca tantas sensaciones; con los ojos grises del hombre; con sus manos entrelazadas.
  Llega un momento en el que ya no puedo más y me levanto de la mesa sin decir una palabra y subo a la habitación. Cuando ya estoy en la cima de la escalera una mano en mi hombro me frena en seco. 
– ¿Por qué lo haces?
– De que hablas Matías, no te entiendo. –Tiene el rostro cansado pero no deja de estar radiante. No sé cómo lo logra pero a pesar de ser tan frío siempre transmite un aire cálido.
– Sabes de lo que hablo. Cuando tienes un problema, le huyes. No lo hagas.
– No... No me había dado cuenta.
– Sé que has pasado por cosas duras, solo el hecho de perder tus recuerdos es... complicado, pero no huyas, por favor.
– No lo haré te lo prometo.
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Decidí cumplir la promesa que le hice a Matías y confiar en él. Me he pasado toda esta semana en la cabaña, y he ido un par de veces al pueblo a visitar al anciano. Él está mejor y pronto le darán de alta. 
Estoy sentada en el porche esperando a Matías; él me dijo que me llevaría al bosque, bueno la verdad es que yo se lo pedí, bueno vale ok se lo exigí. Pero es que de verdad quiero ir. Volver al lugar donde perdí mis recuerdos suena un poco masoquista pero estoy segura que me ayudará a recordar algo. Al fin y al cabo es el lugar donde empezó todo.
– ¿Estás segura de que quieres volver ahí?
– Estoy segura, de verdad.
Y así nos subimos a la camioneta y partimos en dirección contraria al pueblo. Nos adentramos más y más en el bosque por un pequeño camino que cada vez se hacía más estrecho, hasta que ya no pudimos seguir y continuamos caminando. Después de un tiempo entre hojas y troncos logro visualizar algo que recuerdo.
– Fue aquí donde me encontraste no es así
– Sí, creo que fue aquí. –Está apoyado al tronco de un árbol y me atrapa con la vista. –Sabes, puede que esto suene un poco egoísta, pero estoy agradecido de que hayas perdido la memoria y que hayas parado aquí, así te pude conocer.
– A mí me duele haber perdido mis recuerdos, pero estoy también agradecida de haberte conocido...



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En el texto hay: amnesia, romance, misterio drama

Editado: 01.05.2021

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