Narrador Omnisciente.
Heather hizo una mueca y terminó por bajar las escaleras corriendo, encontrándose con Julissa quien le dedicó una mirada rara, de esas que no sabes que expresa. La chica salió de la casa dando un gran portazo.
Michael pensó un segundo en lo que había pasado, en el posible error que había cometido y en lo confundida que debía estar Heather en ese momento.
-¿Qué rayos ha pasado aquí? -le preguntó Julissa con voz agitada y ojos saltones.
-Nada. -contestó el muchacho, cortante.
-Michael, quiero que me digas que hacía esa chica aquí. -se cruzó de brazos.
-¡Nada, mamá! -gritó.
-Pues escuchame bien, sé que no te tomaste tus medicinas y no saldrás de aquí hasta que te estabilices. -suspiró-. ¡Piedad, señor! ¡Ten piedad de mí!
Julissa dio media vuelta y bajó las escaleras, Michael rodó los ojos, odiaba cuando se ponía en su plan de religiosa.
-Ella no debe querer acercarse a mí ahora. -susurró él, para sí mismo.
Heather caminaba con un nudo en la garganta. No sabía que debía hacer, ?¿qué significaba lo ocurrido en ese día? Quería desconectarse del mundo. Regreso caminando a casa, bajo un cielo nublado y gris.
Michael sólo vino a ponerle todo de cabeza, pero le faltaba descubrir si lo hizo para bien o mal.
Marcó el número de Phoebe y respiró un par de veces seguidas para no perder la calma, al tercer timbre ella respondió.
-¡Heather! Al fin respondes. -suspiro-. ¿Qué has hecho?
-Yo...
Y sin avisar, el nudo en su garganta salió a fuerza haciéndola sollozar, se sentía estúpida, creía que fue una locura lo que hizo en casa de Michael ¿en qué estaba pensado?
-Oye, oye. Tranquila, ¿qué pasó?
-No me siento bien ahora -sorbió su nariz-. ¿Puedes venir a mi casa?
-Sí, seguro.
Heather llegó a casa, ya algo empapada por la llovizna. Espero a Phoebe pacientemente sentada en el sofá.
Escuchó el timbre y se paró rápidamente a abrir la puerta; al ver a quién estaba detrás de ésta su ceja dio un realce y su corazón un vuelco.
-Hola. -el chico se encogió de hombros.
-¿Qué haces aquí? -reprochó la chica.
-Quise visitarte. -respondió Ashton.
-Por un demonio. Ashton, NO somos amigos. -rodó los ojos.
Heather estaba harta de que Ashton fingiera que aún podían ser amigos, aún quedaban grabadas las palabras que le dijo a ella antes de mandarla a la mierda.
-Pero traje tu pizza favorita. -señaló la gran caja.
-Numero uno, espero a alguien y dos ¿crees que toda la mierda se arregla con una pizza?
Todos estaban malinterpretando las cosas últimamente y eso incluía también a Heather y Michael.
-Bueno, podemos ordenar otra cosa si la pizza no es suficiente... -bromeó.
-ASHTON. -se exaltó-. Espero a alguien ¿okay? Y veo perfectamente que no entiendes lo que quiero decir.
Heather estaba a punto de cerrarle la puerta en la cara a Ashton pero entonces recordó "si estaba cerca de Ashton sería para sacarle la mayor parte de información."
-Esperas a Michael, ¿no es así? -alzó una ceja.
-No. -sentenció Heather.
-Bien, ¿entonces a quién? -mantuvo su expresión.
-No importa. Ya debe estar a punto de llegar de todos modos.
-Como sea, fue un placer saludarte, te ves muy bien. -sonrió.
-Sí, sí. Tú igual. -besó su mejilla restándole importancia y cerrándole la puerte.
Se sentó en el sofá mientras esperaba sobándose la sien.
Minutos más tarde de estar batallando internamente sobre lo que hizo ese día, alguien tocó nuevamente la puerta.
Por alguna extraña y tonta razón ella esperaba que fuese Michael quien estuviera detrás de ésta, tal vez era porque él la comprendía.
Si Michael estaba loco tal vez ella debería estarlo también para encontrar reconforte en él.
-Hola. -saludo Phoebe.
Ella simplemente se lanzó a sus brazos y la castaña le sostuvo sin rechistar. Sin avisar, lágrimas volvieron a desbordarse de sus ojos; Phoebe le repetía "ya, ya pasó" pero seguro que no tenía ni la más mínima idea de lo que había pasado.
Después, pasado un rato, se sentaron en el sofá con olor a tabaco y vainilla, Phoebe decidió hablar primero.
-¿Qué ocurrió? -preguntó por fin Phoebe.
-Supongo que estropeé todo mi avance con Michael. -rió Heather aún con lágrimas en sus ojos.
Heather le contó todo a Phoebe, desde lo del armario hasta que llegó a casa y su encuentro con Ashton. A veces se detenía a suspirar o sorberse la nariz, Phoebe no dijo nada, sólo se podía observar como su gesto cambiaba conforme el relato avanzaba.
-Wow. -pudo pronunciar la chica.
-Sí, wow. -Heather rodó los ojos ya que esperaba algo mejor que sólo un "wow".
-¿Qué te digo? Ya sabía que esto pasaría, es decir Michael es tan...
-Cállate, Phoebe. -la interrumpió-. No sabes lo harta que estoy de que cada vez que te cuento algo digas que ya lo sabías, si es así, ¿¡Por qué diablos no me lo dijiste?! -gritó.
-No serviría de nada, nunca escuchas. -Phoebe bajó la mirada.
-Ugh, por lo menos no deberías siempre decir eso, detesto sentirme como la idiota que comete errores siempre. -bajó su tono de voz.
-Lo siento, de verdad.
-Está bien, no debí haberte gritado así. -admitió.
Pareciera que ambos cerebros se desconectaron a la vez y sus miradas se posaron en la de la otra. No sabían lo que hacían así que simplemente probaron suerte y juntaron sus labios por un par de segundos y al instante se separaron.
-¿Qué fue eso? --preguntó Phoebe y ambas rompieron en carcajadas-. Fue un error. -afirmó.
Heather asintió riendo como si no pudiera estar más de acuerdo.
Ambas se quedaron en silencio mirando hacia la nada hasta que Phoebe decidió hablar una vez más.
-Te gustó, ¿no es así? -bromeó Phoebe.
-No seas ridícula, soy hetero, idiota. -rió.
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Editado: 02.07.2019