Hurricane

Capítulo XX

No podía describir mi estado en aquel momento, los padres de Phoebe no me intimidaban a primera vista pero se notaba que poseían una personalidad verdaderamente exigente. Apenas nos habíamos sentado para comenzar a comer cuando la señora Astrof, Kelly, ya estaba regañando a su hija por no poner los tenedores correctos, vaya mujer.

—Heather, ¿me acompañas a la cocina por los cubiertos? —preguntó Phoebe con una sonrisa incómoda.

—Claro. —respondí con amabilidad.

—Phoebe. —le reprimió su padre—. No se le pide a los invitados que se levanten de la mesa.

—No hay problema señor Astrof. Estoy acostumbrada a ayudar en este tipo de cosas. —mentí.

Fue una burla incluso para mí decir aquello, yo nunca cocinaba, mucho menos sabía para que se empleaban todos esos cubiertos tan sofisticados. Es decir, yo nunca los necesitaba, la pizza y sandwiches no los necesitaban y pues en las pastas un simple tenedor bastaba. Para ser honesta, ninguna familia de clase media necesita estos conocimientos, a excepción de la de Phoebe que había demostrado ser fuera de lo común.

—Odio los estúpidos tenedores y las comidas exóticas de mamá. —musitó Phoebe entrando a la cocina.

—No te aflijas, yo apenas se usarlos y hacer ramen instantáneo. —reí—. ¿Comen así diario o sólo hoy porque vine yo?

—Diario. —hizo una mueca—. Pero ¿sabes? Apuesto que ni siquiera sabe lo que estamos comiendo, sólo busca en internet recetas complicadas y exclusivas y las hace. —carcajeó.

—Bueno, igual es un mérito. Mi mamá nunca se esforzó por cocinar algo diferente a pollo en salsa y pasta. —me encogí de hombros.

Phoebe sacó los respectivos cubiertos y los limpió con un trapo, no pensé que tuvieran hábitos tan rigurosos en esta familia. Todos esos cuidados de pronto me hicieron sentir como si viviera en una pocilga sin cuidado sanitario y alimenticio alguno. Aunque a lo mejor no me equivocaba.

—Hasta ahora me agradan tus padres, es decir...siguen viendose bastante decentes. —sonreí.

—Bien. —forzó una mueca—. ¿Por qué no siquiera rozas el tema de los homosexuales?

Me tentó mucho el que Phoebe lo haya dicho como un reto y la verdad era que me encontraba un tanto curiosa por saber como reaccionarían sus padres, tal vez a su mamá le daban tics nerviosos y a su papá le daba mucha rabia.

—Bueno, entonces lo haré. —reí maliciosa.

Regresamos a la mesa y una vez con lo necesario nos dispusimos a cenar muy silenciosamente.

—Phoebe, —habló su padre—. He visto tus calificaciones, son pésimas.

—¿Podemos hablar de esto en otro momento? —intervino Kelly—. Joseph, no creo que sea lo indicado hablarlo frente a extraños.

—Espera ¿pésimas? —jadeó Phoebe—. Si en todas las materias tengo A's menos en gimnasia.

Yo me encontraba mirando de un lado a otro a los integrantes de la familia Astrof mientras cautelosamente masticaba un bocado de mi tabule (platillo árabe por cierto). Me sentía en ese momento como en una escena de película en que todos son participes de una discusión y hay una sola persona que no, me dieron ganas de salir corriendo de ahí.

—Sophia, ya cállate. —le ordenó su madre.

¿Sophia? No tenía idea de que poseyera un segundo nombre, me hice una nota mental de hacerle un recordatorio de el más tarde.

Después de esa orden de su madre todos guardamos total silencio hasta que la hora del postre llegó.

—Todo ha estado delicioso señores Astrof. De verdad que me alegra haber venido, fue inesperado sólo venía a saludar a Phoebe.

Mi plan comenzaba a andar y esperaba que todo resultara como quería.

—Puedes venir más seguido si quieres, linda. —dijo Kelly.

—Así lo quisiera pero todo está tan inseguro hoy en día, lo vemos con los atentados terroristas. —murmuré.

—¿Hablas de el ataque a ese bar gay? Ay, no tiene importancia nadie los quiere. —dijo Joseph con repudio.

—Papá... —dijo con tono de reproche Phoebe.

—¿Qué, hija? Es la verdad, son subnormales, no quiero ni verles.

Yo ya comenzaba a arrepentirme de haber tocado el tema, ya veía venir que las cosas se pondrían peor ¿en qué estaba pensando?

—¡Papá ya deja de meterte con ellos! Ni siquiera les conocen, no son todos iguales. —gritó su hija.

—¡No necesito conocerlos para saber que clase de personas son!

—A ver, esto no es un debate; Phoebe vete a tu cuarto, la cena ya ha terminado. —escupió rabiosa la señora Astrof.

Comenzaba a creer que la señora Kelly era la única sensata bajo ese techo, ella en toda la noche no había intentado discutir temas familiares con Phoebe, pero seguramente una vez que me fuese hablarían.

La chica castaña, cabizbaja subió las escaleras rumbo a su cuarto.
Yo creí egocéntricamente que no había persona que tuviera una vida peor que la mía, pero la verdad era que Phoebe podría ser alguien que lo tenía todo; una familia, atención, buenas notas, una grna posición económica, sin nadie que le acose con mensajes... En fin, con una vida tranquila, pero a la vez no tenía nada ya que lo único que ella quería era que sus padres la aceptaran y valoraran por lo que era.

—¡Phoebe! —la llamé—. Lo siento señores, pero me gustaría hablar con ella antes de irme.

—Fue un placer, Heather. —dijo Joseph.

Subí las escaleras deprisa adivinando cual era su habitación, una vez que la hallé me adentré en ella. Phoebe le daba la espalda a la puerta, yo me recosté a su lado.

—La cagué. —sentencié.

Ella soltó una sonora carcajada.

—Está bien, yo te pedí que hablaras del tema.

Guardó silencio un momento para tomar una gran bocanada de aire.

—Es horrible, Heather. El pensar día y noche que nunca me van querer como soy y nunca seré digna de ellos. Y ahora añadele que tengo que ocultar mi sexualidad, me gustaría no ser así pero no puedo cerrar mi corazón a mis sentimientos.

—Ellos sólo tienen una mente muy cerrada, te quieren. —acaricié su hombro.

—No sé, me gustaría ser un sólo día tal como ellos quieren y saber si con eso ellos y yo seríamos felices.




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