Hurricane

Capítulo XXII

Narrador Omnisciente

Fue cuestión de días para que sus padres vivieran separados, de semanas para que se divorciaran y tan solo tres meses para que Caitlyn comenzara a salir con Ben. Todo pasó tan rápido que Heather ni siquiera se dio cuenta de como pudo cambiar su vida en tan poco tiempo.

 —Siento que hayas tenido que vivir aquella embarazosa escena. —rió Heather.

Estaban sentados en el muelle, sin zapatos chapoteando los pies mientras conversaban y comían frituras, querían convencerse a sí mismos de que era su primera cita, aunque no tenía ni la pinta de serlo. La chica sólo buscaba verlo, que su memoria dejara de taladrarle que su último encuentro había sido interrumpido de manera tan abrupta.

—No creo que te haya ido mejor una vez que me fui. —bromeó el chico.

—En realidad, sí. Mi mamá intento regañarme pero le resté importancia y salí a casa de Phoebe.

Por un largo rato reinó el silencio, miraban como el agua se movía en grandes y pequeñas ondas por el movimiento de sus pies contra esta.

—¿Has tomado tus medicinas? —preguntó Heather.

—Sí, aquí las traigo. —sacó el frasco de su bolsillo. —Es fastidioso tener que tomarlar cada tres horas.

Heather curiosa, tomó el frasco y leyó la etiqueta.

—Ignoraba que tu segundo nombre era "Gordon". —rió divertida.

—¿Qué? —reprochó. —Estoy seguro de ya lo sabías.

—Sí, pero no le tomé importancia. Pero no es peor que mi segundo nombre.

—Vaya, no sabía que tuvieras otro nombre, ¿cuál es? —preguntó Michael curioso.

—Cailin... —se encogió de hombros apenada. —Es por mi madre, ellos estaban seguros de que no tendrían otro hijo así que pensaron en un buen nombre; Heather por mi padre que se llama Heathcliff  y Cailin por mi madre Caitlyn.

—Que cool. Mis padres solo me llamaron Michael porque era el nombre mas famoso en ese entonces. Y pues Gordon... Digamos que se le ocurrió a mi madre de último momento. —carcajeó.

—Igual es genial, puede que algún día seas famoso y seas uno de los Michael's más ricos del mundo.

Michael rió nervioso y le dio un codazo juguetón a la chica, pensaba en ¿cómo se le pudo ocurrir una cosa así? ¿Michael famoso? Era ridículo, él odiaba las cámaras.

—Vámonos, creo que me resfriaré. —se quejó el pelirrojo fingiendo un escalofrío.

—No seas niña. —reprimió la chica.

Ambos se pusieron de pie, a la orilla del muelle. Se miraron fijamente a los ojos donde azul y verde chocaron y se combinaban con deseo, puede que algo más. Heather mordió su labio inferior, tomando a Michael por los hombros.

El chico sí le sacaba a la chica casi lo equivalente a una cabeza; pero sin previo aviso esta arrojó a ambos al agua, Michael soltó un chillido y Heather se rió tanto que se tragó una bocanada de agua salada.

—Enfermate con provecho. —dijo la morocha burlona.

Michael fingió un puchero y comenzó a salpicarla levantando grandes olas de agua. Heather se convenció de que la única forma de hacer que parace era besarlo y entonces hizo aquel sacrificio que parecio más bien un premio.

Sus labios se unieron y sus lenguas se acariciaron en un impulso desesperado de mantenerse lo más cerca posible del otro.

—Bien, salgamos de aquí. —murmuró Heather sonrojada.

(...)

Heather's POV

El timbre estaba por sonar, yo ya me encontraba en una butaca del frente cerca de la ventana. Era la clase de literatura y era una de mis favoritas.

Al sonar el timbre decenas de alumnos entraron al salón pero dos aspectos me llamaron la atención; Ashton no entró a clase y Leyla, aquella chica con la que tuve un encuentro frente a toda la escuela, usaba un collarín.

—Te lo digo Trish, estoy segura de que el que me hizo esto fue el loco de los mensajes.

Mi mandíbula cayó de golpe al saber aquello, ¿será que yo no estaba sola cargando esa cruz? Tal vez Leyla y yo teníamos algo en común.

(...)

—¿Te vas? —pregunté con mirada gacha.

—Sí, hija.

—Pero has perdido tu trabajo...

—Sí, pero tengo una oferta de trabajo genial en Hong Kong y debo irme.

—Oye, —llamé su atención antes de que se diera media vuelta. —Si te dan el trabajo quiero irme contigo.

—Es una decisión muy dura, pero cuando sea el momento la tomarás. —acarició mi mejilla.

Quizá la solución a todos mis problemas se encontraba yéndome de Sydney, aunque eso significara que tendría que dejar a lo poco bueno que tenía ahí; Michael y Phoebe.

Tomé asiento en el sofá y la miré de arriba a abajo, estaba muy guapa y me miraba con tristeza.

—¿Nunca te arrepentiste de dejar a papá? Es decir, ¿no lo extrañas?

De pronto la duda creció dentro de mí, quería saber si valió la pena que sacrificara a mi familia mientras ella fuera feliz con Ben.

—Pues dejas de querer a las personas pero siempre vas a extrañar una cosa de ellas. Yo extraño cuando cocinaba el desayuno y tu padre leía el periódico, leía en voz alta la sección de economía... O también cuando salíamos contigo a aquel restaurante de pizza y juegos... Cada quien ha tomado su camino y yo soy feliz con Ben. —sonrió, aunque había algo más.

Y entonces me di cuenta.

—Me alegra que seas feliz con él, pero a pesar de todo nunca podré verlo como un padre, o alguien de la familia.

Mi madre sólo me miró, pero en ella me decía que siempre lo supo y estaba resignada a ello.

—Habláremos luego. —sonrió tratando de reconfortarme.

Besó mi mejilla y salió por la puerta dejándome sola. A un lado de mi se encontraba la mesita de noche, noche donde sobresalía de la penumbra la foto "familiar" de la boda civil de mamá y Ben, todos sonreímos.

(...)

Tomé mi bolso y salí rumbo al centro de apoyo, recibí un mensaje de Phoebe diciendo que nos veíamos ahí seguido de un desfile de emoticones, ¿es posible tener diferentes emociones en una sola oración?




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