Ianira

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       Correr, correr era lo único en lo que mi mente pensaba. La manera de poder protegerme o morir haciéndolo. Debía de ser rápida eso debía de pasar pero...

Estaba herida.

No podía ni siquiera levantarme o moverme. ¿Qué demonios haría para salir de esta?

El dolor era un poco soportable pero no dejaba de ser mi prioridad, si no detenía el sangrado podrían rastrearme o morir por falta de sangre en mi cuerpo. Las dos únicas opciones que tenía me llevarían a una muerte segura.

Las calles era todas por completo solitarias, eran tan tranquilas y por un momento me sentí tan idiota por permitir que esto pasará.

Ser un guardián implicaba ser completamente perfecto pero eso estaba tan lejos de mí y mi poder justo ahora.
La sangre cae cerca de mi ojo derecho continuamente obstruyendo mi poca visión, no podía limpiarlas y las razones eran dos: con una sostenía mi salvación y la otra no podía moverla debido al veneno.

── No tiene caso que huyas, porqué te encontraré una y otra vez. Eso hace el juego mucho más interesante.

Me oculto debajo de algunos sacos qué creía que estaban fuera de uso. Eso aparentaban. Mi dispositivo emitió un patrón de luces que de alguna manera me dio esperanza, eso solo podría significar que ahora los demás sabían que estaba sola y con esas cosas.

Me levanté a una altura donde no podrían verme y allí los encontré; un animal junto con él exactamente una serpiente posada en su hombro él solo se dedica a ver a algunos lugares en las calles.

Maldito.

O quizás ese era yo, por mi descuido.

Hace unos minutos antes su estúpida serpiente me mordió, su veneno no podría matarme eso era imposible debido a mi alta presión espiritual pero me había dejado sin movimiento alguno a mi brazo junto con un gran sangrado en la cabeza. Tengo que mantenerme lo más cuerda posible por si querrá atacarme de nuevo.

── Eres un tonto. Te he prestado mis poderes pero sigues siendo un débil - hablo esa serpiente con burla mientras ese hombre me buscaba aún.

Yo no era alguien con un alto nivel pero tenía entrenamiento eso era mi último pase si queria sobrevivir.

Necesitaba irme porqué era muy probable que terminaría encontrándome si me quedaba, tome mi arma y con movimientos suaves me estaba retirando, aunque era más como huir de la batalla. No somos guardianes qué se retiran hasta ser ganadores pero eso no iba conmigo en estos momentos. Tenía que elegir mi honor o mi vida.
Definitivamente iba a vivir.

Con los paso lentos huí de ese lugar, mi vista era tan escasa a esas alturas que ya  mi cuerpo pesaba cada vez más. Conforme iba caminando mi vista me permitía ver menos y todo tan borrosamente pero aún distinguía las luces que mi comunicador seguía emitiendo.

Mi cuerpo ha perdido todo movimiento que sin darme cuenta había desde hace mucho tiempo caído al suelo con un corazón desbocado al mil, solamente siento el cosquilleo de mi propia sangre saliendo de mí.

── Aqui estás... - logré escuchar pero los vi mejor cuando mi cuerpo fue lanzado a una pared de concreto sintiendo mi espalda sonar como el dolor seguido de este, suelto un grito cerrando los ojos en un trato para nada bueno ya de calmarme. La aura de este hombre había incrementado sus ojos eran de un rojo carmín. Mi corazón por primera vez me había abandonado y toda esperanza se había esfumado.

Su serpiente se deslizaba de su brazo y él sólo observaba con una sonrisa.

──Que aburrido- su voz tan segura me hirvio la sangre ── Eres tan novata... matála ahora. - dijo.

──  Con gusto. - respondió.

No, no podría ser así, no debía morir de esta forma.

Al paso qué la serpiente pasaba todo a su alrededor se oxidaba, las plantas se   marchitaban instantáneamente.

Dio un salto directamente hacia mí.

El sonido de una bala impactondose en su piel  me alertó abriendo de una sola ambos ojos. ¿Qué pasó?

Una silueta parecía llegar, con firmeza se acercaba cada vez más. Aquella serpiente se posicionó en vez más en el hombro de aquel hombre su dueño.

La adrenalina me había hecho un favor esta vez, pues no sentía dolor y mi vista estaba mejor que nunca pero aún así sigo temblando.

── ¿Qué demonios eres? - la voz era masculina. Le miré de nuevo pero no bajaba su arma apuntando a mi enemigo.

── ¿Un humano?, y puede vernos. - sonreía curiosos y su espíritu seguía fuerte. Me preocupé porque este humano podría morir si no se iba. Pero de alguna manera la pregunta me llegó apoderándose de mi mente ¿quién era? ¿cómo podía ver o escuchar esto?.

── Quiero divertirme un poco más, pero los demás están llegando y estamos en desventaja. -  le dijo una vez moviéndose rápido en sus hombros hasta sus oídos. Su presión espiritual desapareció de un solo golpe.

El chico tonto disparó una vez más lastimandolo en el acto, esta vez volteó y desapareció en el aire, sabía de esa técnica qué por fortuna la suya aún era tan lenta por  lo que me permitió ver sus movimientos. Mi brazo era lo que menos me importó tomando la espada y en un paso de igual magnitud me posicione en la espalda de este a la velocidad llegando antes qué el enemigo. Nuestras espadas chocaron y alertaron en segundos al tonto chico que soltó su arma confundido.

── Aún puedes moverte... - río



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En el texto hay: magia, ficcion y fantasia, suspenso.

Editado: 07.03.2020

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