Idiota y Arrogante

TRES

En las fiestas ocurre de todo, desde personas ebrias que están vomitando hasta personas que existen personas que están echando algún polvo en algún baño.

En la fiesta a la que fui con Flo ocurrió algo diferente, ya lo verán.

Ese día había amanecido más que bien, estaba tranquila sin mucho que hacer. Al final ninguno de mis amigos que viajaron este fin de la universidad pudieron acompañarme, seríamos sólo Flo y yo.

Habían pasado algunos días desde la última vez que vi a Victor, ese día en el que estuvo junto a Dante en la cafetería, y la verdad estaba bastante agradecida con eso un montón.

Terminé de arreglarme, esta vez estaba en la casa de mi hermana usando su plancha para el cabello, la mía desgraciadamente ya no funcionaba. Quería verme estupenda si iba a salir, incluso me teñí un poco más el cabello. Hace bastante tiempo que no iba a alguna fiesta, en la última jugamos a la botellita, con decir que terminé besando a un chico que jamás creí que iba a besarle.

El de la puerta me desconcentro, en la entrada de la habitación se encontraba mi sobrino, aunque él no me decía tía, teníamos la misma edad. Ventajas de ser la hija menor… ¿o desventajas?

–¿Para dónde vas? –me pregunto mientras se sentaba en la cama observando cómo seguía arreglandome.

–A una fiesta. Saldré con Flo, mi amiga que trabaja en la cafetería –él asintió mientras tomaba su celular.

–Cualquier cosa si pregunta mi madre, fue contigo –esperen…

–¿Para dónde vas? –le hice la misma pregunta.

–Es un secreto que no te diré, solo encargate de encubrir en caso de que mi mamá pregunté. Eso es todo.

–Mira Christopher, si quieres que te encubra me debes decir con quien te vas a juntar ahora mismo.

–No, no.

–¡Qué si!

–¡Qué no!

Al parecer Chris estaba obstinado con no decirme a donde iba a ir.

–Escucha… te diré, solo que no ahora –suspire y al final termine asintiendo–. ¡Qué te vaya bien! –salió de la habitación.

Pensé que no iba a ser interrumpida cuando apareció una llamada de Will.

–¿Alo?

¡¡Mara!!

–Ay, no hables tan fuerte –dije bajando el volumen al celular–. Casi me dejas sorda, y me gusta ser inclusiva pero me da pereza aprender lenguaje de señas.

Aja, lo que sea. Eso deberías ya saberlo, imaginate que cuando armes una familia tengas un niño con dificultad de la audición –escuche como chasqueaba la lengua–. Que feo caso sería.

–A ver, que yo planeo ser la tía millonaria que mal enseña a sus sobrinos. Y si tengo hijos solo serán hijos gatunos.

Ya. Bueno para lo que te hablaba, pasa que necesito inspiración…

–¿Me estás llamando porque no se te ocurre nada para el concurso de microcuentos? Me siento halagada –Will planeaba entrar a un pequeño concurso que estaban haciendo en la ciudad que estudiaba, se encontraba bastante entusiasmado por eso.

No es eso… bueno creo que en realidad no necesito inspiración… ¿podrías leer la historia y darme tu opinión?

Esa era otra de las cosas que muchas veces Will me decía y yo sacaba mi lado crítico, empezaba a ver que necesitaban sus relatos para hacerlos más impactantes. Generalmente su respuesta era: una muerte.

¿Por qué rayos quería agregar una muerte en cada cosa que hacía?

–Por supuesto, lo leo mañana que ya sabes que voy de fiesta.

Si, si, muchisimas gracias. Qué te vaya super bien, y ya sabes cualquier cosa el gorrito, y algún chisme me cuentas.

–El chisme será lo primero, porque tras decirte lo otro me matarás.

Tu misma lo has dicho, adiós.

–Adiós.

Bien, ya estaba lista para irme a la fiesta, me despedí de todas las personas que estaban en casa de mi hermana. En ese pequeño transcurso fue cuando noté que Christopher ya había salido.

Maldito.

Afuera me estaba esperando el taxi que llame, era una mujer que tenía un slogan en su página de internet bastante llamativo: mujeres solas diversión a toda hora.

Era una forma de demostrar que ella solo llevaba a mujeres y a niños en su taxi.

El camino al club fue silencioso mientras pasábamos cada casa hasta llegar a la zona céntrica, donde el taco era terrible, la multitud de vehículos de los fin de semana era un tormento. Cada vez veía más difícil llegar a la hora a la que Flo me cito. Mi rostro terminó brillando con una sonrisa al ver el letrero del club, brillante con esas luces neón y un mono formado con esas mismas luces.

Busqué con la mirada por todos lados a Flo, se suponía que me iba a esperar afuera así que no iba a estar dentro del club. Le envié un par de mensajes.

Apura, Flo, apura.

Flo: perdón. Voy un poco atrasada, el taco es horrible.



#9727 en Novela romántica

En el texto hay: juvenil, romance, amistad

Editado: 06.07.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.