beso uno.

“imagina primero…”

Hoy siete de octubre de dos mil dieciocho, a las ocho cincuenta y cuatro de la noche, me imagino lo primero: sus sentimientos, deseos, sueños y demás, toda ella por dentro, porque para mí, debe ser “ella”.

Formaré primero sus gustos; le debe gustar escuchar y leer cualquiera de mis ocurrencias, y no sólo mías, sería perfecto que fuese una lectora apasionada, que conozca cosas que al parecer yo no, que podamos intercambiar puntos de vista sin necesidad de discutir. Debe, por obligación saber escuchar, mirar a los ojos y prestar suma atención, para así dar un sabio consejo.

Esta chica debe ser totalmente abierta a opiniones, cuando una persona es así de abierta, tiene más capacidad para comunicarse sin llegar a la violencia; aquella joven debería responder con una sonrisa en su rostro cada vez que intenten herirla, porque no hay cosa que más le duela a un enemigo, que ver cómo su objetivo simplemente no da importancia a sus comentarios.

Me encantaría que le gustara probar cosas nuevas, que su imaginación sea tan grande como su amor por la naturaleza y el bien común. Sería perfecta si amara a los animales, aquel instinto de protección por aquellos indefensos que pocos tienen.

Mi persona perfecta debe amar la música, sin importar el idioma, que se fije más en las notas de la guitarra, que, en el guitarrista, que se fije más en la emoción proyectada por la batería, que el propio baterista; que mire aquel sentimiento expresado en las letras, que el propio cantante… alguien que escuche de verdad una canción, y no quien la canta.

Esa persona debe ser calmada, comunicativa, agradable, alguien maduro, quien te pueda reñir sin hacerte sentir inútil, aquella que simplemente sabe cómo tratarme exclusivamente a mí, que me pregunte siempre que tenga una duda, que sea curiosa, emprendedora y muy humilde.

Espero de esa perfección, un gran corazón, uno en el que sólo personas importantes para ella puedan reposar, uno que se vuelva fuerte cuando la situación lo amerite, y que a su vez se abra a mí, que me cuente sus problemas y, sobre todo, reciba mis opiniones no por obligación, sino porque le nazca de verdad escucharme.

No puede faltar el sentido del humor, no todo es madurez, esta persona también debe ser extrovertida, que le gusten las cosquillas, que le encante reír y hacer reír a los demás.

Quiero alguien que sea más cariño y comprensión que persona, quiero que este maravilloso ser esté dispuesto a caminar junto a mí, que se convierta en el pilar que me fortalece, que se convierta en mi mundo, y yo en el de ella.

No hay nada mejor que llegar a casa, y encontrarla ahí, sonriente y amable para mí, que se preocupe mucho por cómo estoy, qué tan bien pasé el día… que me comente las cosas más interesantes que hizo en el día, lo nuevo que aprendió, lo mucho que extrañó conversar conmigo.

Que siempre esté gustosa de ayudar sin recibir nada a cambio, que con su sonrisa gane más que con cualquier cosa, quiero que sea pura de corazón, y a la vez tenga esa chispa erótica, alguien con quien aquella intimidad no sea sólo un tabú, alguien con quien pueda expresar de manera libre aquel erotismo que cargo, quien también plantee ideas sobre aquel tema tan polémico.

Quiero que sea pura de corazón, y a la vez sea un símbolo erótico, que no tenga siempre ese instinto de avergonzarse por algo, que siempre esté dispuesta a disfrutar, y a la vez entregar placer, que, sobre cualquier erotismo, su amor predomine.

Deseo la fuente del amor y erotismo, deseo la luz de mi oscuridad, deseo que ella me represente a donde vaya, que todos la conozcan por lo excelente anfitriona que puede llegar a ser, deseo efusivamente poder presumir de tener mi pareja perfecta, sin necesidad de gritar “¡Esta chica sexy de aquí es mi pareja! ¡admírenla, es ella!” tomar poco a poco la atención de cada persona en el evento, que sientan aquel amor que desprende, aquella calidad que tanto deseo sentir, en una de tantas noches heladas.