Es 3 de octubre del 2010, la lluvia golpea la ventana de mi cuarto y las lágrimas corren por mi rostro. En mis manos, un diario calipso.
<- Alice, alice.. Lo siento.. Por favor háblame->.
- ¿Te parece coherente? No quiero hablar.. Y no es tu culpa, fuí yo quién escribió este maldito diario-.
-<Sé que no quieres hablar, pero el silencio tampoco hará sentir mejor. Marlene es una idiota, debiste pasarle el borrador por toda la cara, Quizás hubiese corregido su maquillaje>
-Tarek, ¿Crees que tuve tiempo de hacerlo?. Cuando entré a ese estúpido salón, no esperaba ver un gran espectáculo, con un gran público, y en el escenario a Marlene con un brillante diario calipso, leyendo todo como si fuese una obra dramática. Leyendo mí diario, el que hablaba de ti.
<-podrías decirme que fue lo que leyó exactamente?>
-Tú deberías saberlo
Desde mi cuarto oí una voz, una hermosa voz, mi madre.
-hija, cariño ¿Con quién hablas? Me preocupa esa actitud tuya - abre la puerta de la habitación y mira hacia ambos lados, buscando algo.. A alguien.
-mamá tranquila, estoy ensayando para una obra.
-vaya, creo que te resulta bastante bien, si hasta parece que esas lágrimas son reales. Sé bien que no tienes teatro en tus asignaturas, también sé que tienes una gran imaginación.
- mamá. no pasa nada, tranquila...
-sabes que estoy atenta a ti y a lo que necesites, si quieres hablar... Hablar de lo que sea, estoy para ti.
-gracias mamá, pero por ahora sólo necesito estar a sola.
-hablaremos mas tarde- dice cerrando la puerta mas fuerte de lo normal.
Cae la noche, estoy hundida en mis pensamientos, pasan minutos o quizás horas. Siento fuertes golpes en la puerta de mi cuarto y al abrir veo borroso. Alguien habla pero me siento muy mareada y no logro oír con claridad ni distinguir nada.. Lo borroso se vuelve oscuro y luego
nada.
Cualquier persona daría lo que fuera por dormir un poco más cada mañana, yo dormí 3 meses en un hospital. No puedo decir que desperté con mucha energía y muy motivada, al contrario. Sentía como mis huesos se acomodaban cada vez que me movía, según mi madre perdí el equilibrio cuando abrí la puerta y para mi suerte me golpee la cabeza contra una suave y cómoda cómoda (mueble de ropa) ubicada detrás de la puerta, tan cómoda que me dejó dormida por 3 meses.
Ese día me decidí a hacer dos cosas
Primero: no quejarme cada vez que mi madre me despierte para ir a clases.
Segundo: organizar mejor mi cuarto.
Diciembre del 2010
- me alegra volver a casa- observo a mi madre distraída, mirando las llaves de la puerta y a la vez viendo nada.
-tengo que hacer algo, ve a tu habitación y descansa un poco.
- esta bien, no te tardes- me pasa las llaves y la veo alejarse.
No la veo feliz, es lo que pienso mientras su las escaleras a mi habitación, no sé si es por mi u otra cosa.
Al abrir la puerta de mi cuarto veo a tarek.
-hola- se queda mirando la cómoda y luego me mira con una enorme sonrisa. Decidí que su sonrisa fuese perfecta, tanto como sus ojos negros- que te parece tan gracioso?.
< -es que no puedo comprender la rozón para dejar una cómoda delante de la puerta, aparte de que pueda caer y puedas golpearte con ella, se ve horrible.>
-nunca sabes en que momento puede entrar un ladrón a robar toda tu fortuna y necesites estancar la puerta rápido.
<-¿cuando dices fortuna te refieres a la alcancía que escondes debajo de tu cama? Porque creeme que no veo nada mas valioso aquí > -examina todo el cuarto mirando de arriba hacia abajo.
- ¿sabes todo lo que me costó llenar a porquito?- descubro la cama dejando al descubierto mi alcancía de cerdo rosa. Tarek pone los ojos en blanco.
<¿tu imaginación no tiene limites o si?>
- es lo que mantiene viva. También a ti.
<tienes razón> sonríe ampliamente y se marcan los hoyuelos en la mejilla.
- necesito descansar- me dejo caer en la cama y Tarek me imita- nos vemos cuando despierte- ya está dormido. Lo observo un momento y no comprendo como llegué a esto, en que momento me sentí tan insegura y sola para llegar a imaginar a una persona. Él ha estado presente siempre, desde los 5 años cuando jugaba con lodo en el patio que da hacia la calle, se me apareció, me dijo que la manera de correcta de hacer un castillo era con arena y no con lodo, que en ese caso debería imaginar que era un porquito. Desde ese día no nos volvimos a separar y crecimos juntos hasta cumplir 17.
Estoy corriendo junto a tarek, una tarde tan helada que no sentía mis piernas. Yo lo perseguía, él llevaba algo en su mano, era una medalla negra con un pequeño punto blanco
Pendiendo de una cadena de plata, reíamos muy fuerte y de un momento a otro era de noche, estamos en el campo, él estaba de rodillas y sus ojos estaban abiertos, tan abiertos como podían estar, sudaba. En su cara se reflejaba una mezcla de angustia e ira.