Imaginándote

Capítulo 3

El camino a casa se vuelve eterno, John no es muy sociable que digamos. Él es una persona seria, ha sido así desde que lo conozco, se mudó a cuidad de Robles un tiempo, Junto a sus padres y hermanas pequeñas.
Recuerdo que cuando era pequeña,  a Tarek y a mi nos gustaba jugar en la casa, que en ese entonces estaba deshabitada y en muy mal estado, pasábamos horas en aquella casa que era nuestro club secreto. Coleccionábamos Piedras de colores que encontrábamos en un pequeño lago cerca de casa y renacuajos que metíamos en botellas vacías imaginando que eran grandes ballenas en el océano, junto con basura que encontrábamos en la calle y que nos parecían interesantes. Nadie se ocupaba del lugar, a veces encontrábamos botellas de ron regadas en lo que sería nuestro laboratorio de investigación y las usábamos como sazonador de sopas. Pasamos años así hasta que llegaron John y su familia, los Andrade.
Ese día con Tarek llevábamos unas cortinas para adornar nuestro club, como la casa queda al lado de la mía, nos bastó con salir al portón para darnos cuenta que había un enorme camión de mudanzas y la familia invadiendo nuestro territorio, yo me puse a llorar y Tarek me abrazaba, mientras mi madre salia deprisa para ver la novedad del día. Saludó amablemente a la señora Lucy, quien no sabía si huir o estrecharle la mano, se veía tímida al igual que su hijo, las otras niñas jugaban con muñecas  mientras el encargado de bajar las cosas hacía malabares para esquivarlas.

-hola mucho gusto soy Maira- dice mamá dándole palmadas en la espalda. Finalmente la señora Lucy le estrecha la mano.
-mi nombre es Lucy, ellas son mis hijas Sofía e Isidora y mi hijo John...- en ese momento el extraño chico pelirrojo pasó directo a la casa sin decir palabra alguna.
Veía como el chico abre la puerta y Tarek me dice:
- <sabes querida, creo que es hora de irme, esto se pondrá feo>-
-¡Tarek idiota!- digo mientras mi madre se gira para verme-
-¡Alice hija! Señora Lucy, ella es mi hija Alice una hermosa...
-¡Mierda!- se escucha desde el interior de la casa- ¡Mamá que tipo casa se les ocurre comprar- sale corriendo con una pecera verdosa de musgo- por lo visto había descubierto a nuestros amigos renacuajos ahora convertidos en enormes ranas.
-¡Deja en paz a Lucy!- dije mientras corría a rescatar a mi mascota-.
-¿niña fuiste tú quien adentro esas cosas a nuestra casa?- dijo John rojo de ira
- ¡es solo un indefenso animal!- dije acariciando a mi viscosa Lucy.
-¿indefenso animal?, niña hay miles allá adentro, casi me atacan cuando tomé esta asquerosidad de pecera, por suerte me dio tiempo de cerrar la puerta, y no fue todo lo que vi, había un montón de basura adentro.-
-¡no te atrevas a llamarlas basura!-
Ahí estábamos, en una interminable discusión cuando escucho a la madre de John
-se... ¿Se llama Lucy?-
la señora Andrade estaba pálida, pero eso no fue lo que más me asustó. Lo que en  realidad me asustó fue ver los ojos de mi madre de destilaban una ira incontrolable
-¡Largo de aquí Alice!!-dice con su voz iracunda parecida a la que emitía Godzilla cuando estaba detrás de su presa.

No lo pensé dos veces y corrí cuan Usain Bolt hacia la meta, mientras lo hacía veía como una manada de ranas salían de la casa. Saltando sobre la familia Andrade, las niñas lloraban y gribaban mientras el encargado de mudanza se escondía en el enorme camión cerrando las puertas y haciendo partir dicho camión, la señora lucy no se movía y John trataba de atrapar a mis ágiles mascotas, mi madre por supuesto corría detrás mío agitando los brazos.

Fue una increíble bienvenida. Una sorpresa de verdad, quizás no la que esperaban...
- ¡Tarek! ¡Ayuda!.
-<por aquí> Señaló un container que utilizaban Los jardineros encargados de las plazas.
Nos adentramos antes de que mamá me alcanzara.
Estaba oscuro, deje entreabierta la puerta para que entrara algo de luz, logro ver a tarek señalando a la pared, en el colgaba un collar en forma de gota blanca con un punto negro.

-<es para ti>- dijo con un brillo en los ojos. 
Tuve una sensación de alegría y tristeza a la vez, ¿cómo podía imaginarme algo así? Pero preferí quedarme con la alegría que sentía, él era mi amigo y era el primer regalo de amistad que recibía. Y el collar era real. Para mi, Él era real.
 



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En el texto hay: misterio romance locura

Editado: 23.02.2018

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