Immundus

El monstruo débil.

—06—

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Al sentir el aire del exterior golpear mi rostro, la mirada aterrada y suplicante de esa chica, Sienna, es dirigida a lo más profundo de mi cabeza. Mi padre siempre dice que todo aquello que alterara tu conciencia y la razón, debemos analizarla si vale la pena y desecharla si no. Así que eso es lo que hago, desecharla.

El resto del grupo viene detrás de mí y luego de cruzar el puente les ordeno que se separen. No tenemos toque de queda, pero tampoco la libertad de caminar por cualquier lugar sin lucir sospechosos; los Immundus aún se encuentran en la mazmorra, del otro lado del rio. Eso les enseñara a conocer su lugar y seguir nuestras reglas. Esta fue la primera y única advertencia.

—¿Celebramos en mi habitación? —Francis sugiere.

Solo mis amigos y yo caminamos juntos a la residencia.

—Esperaba que uno de ustedes lo propusiera. —Félix dice sonando casi aliviado.

El alma de la fiesta.

—¿Tienes Vino? —Helena mira a Francis con los ojos entrecerrados.

Domaine de la Romanée-Conti. Tinto, ¿no?

Mi prima le guiña un ojo y ambos se adelantan.

—¿Podrían decirle a Helena que decidí ir nuestra habitación? —Elara pide en voz baja.

Volteo hacia ella viéndola girar a la izquierda al llegar al final de las escaleras. Se comporta extraña y ahora me doy cuenta que Enzo, Marcus y Tara, se comportan igual. Ninguno había hablado desde que salimos de la mazmorra.

—Elara.

La detengo antes de que desaparezca de mi vista.

—¿Sí? —Voltea sin hacer contacto visual.

—¿Qué les sucede a ustedes cuatro?

Elara, Tara y Marcus se miran con nerviosismo. Enzo me mira sin interés recargado en el barandal.

—¿Por qué lo dices, Cael? —Félix pregunta extrañado mirando a nuestros amigos.

—Ninguno ha pronunciado palabra desde que regresamos de la mazmorra.

—Es casi medianoche, Cael… solo quiero dormir.

Elara responde. Ella miente. Odio que me mientan.

—¿Dices que casualmente los cuatro quieren dormir? — Pretendo estar calmado, pero algo me dice que están guardando algo, algo respecto al castigo de los bastardos.

—Es martes, casi medianoche y tuvimos un día largo.

Enzo habla encogiéndose de hombros con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

—¿Algo que decir? —cuestiono mirando a Tara y Marcus, este último niega con la cabeza y aprieta sus labios.

Quiero gritarles que nadie me miente, mucho menos mis amigos. Unos pasos apresurados interrumpen nuestra nada amena conversación, se trata de los asquerosos Immundus que se quedan helados al pie de las escaleras. Dos chicos cargan a la chica pelirroja. Sienna y el otro par caminan detrás de ellos. Los seis nos dedican miradas con odio y sus estúpidas caras me muestran que desean golpearnos, pero como esperaba, habíamos sembrado miedo en ellos. Perfecto.

—Tara… no.

Marcus le susurra a su novia, quien esconde el rostro con su cabello. Levanta la cabeza de golpe y me percato de sus ojos rojos y las lágrimas que recorren su cara. Le doy una mirada furiosa provocando que ella se aleje con Marcus siguiéndola. Me giro hacia Elara notado que muerde su labio inferior con fuerza. Ella mira a donde está la pelirroja, probablemente viendo sus quemaduras, sintiendo pena por esa Immundus.

—Elara.

Advierto utilizando el ultimo gramo de paciencia que me queda el día de hoy.

Ella me mira fugazmente y sin decir nada, camina desapareciendo por uno de los pasillos.

—Lindas piernas. —Félix se burla.

Los Immundus quieren refutar, pero el miedo los domina. Veo al chico moreno decir algo y los seis se dirigen a uno de los salones del primer piso, no sin antes regalarme una mirada de odio. Como si me afectara.

—No se ven mal, fue un leve escarmiento. —Félix dice despreocupado antes de caminar a la habitación de Francis.

—¿Vienes o te iras a llorar con Tara?

Miro a Enzo con seriedad.

—Suena mejor que ir a celebrar una tortura. Llorar es más del siglo XXI, va más conmigo.

Enzo responde con sarcasmo.

—¿Qué carajos te sucede?

—¿Qué les sucede a ustedes? ¿están dementes?

—Así que se trata de la chica.

—La estaban quemando —gruñe.

Ambos nos quedamos en silencio. No conocía este lado de Enzo, siempre había sido indiferente y despreocupado… mostrar interés por personas desconocidas no es característico de él y que fueran los Immundus quienes causan ese cambio en él, no me gusta, no me gusta ni un poco. Entiendo el comportamiento de Tara, Marcus y Elara, porque desde que hablamos sobre el castigo para los Immundus, se mostraron renuentes. Siempre han sido más compasibles. Pero de Enzo, sí que no lo esperaba.



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Editado: 15.01.2024

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