Imperio

Capítulo III

Mis parpados insistían en cerrarse, estaba a punto de ceder, de rendirme cuando un chorro de agua fría cambio por completo la temperatura de mi cuerpo. Abrí los ojos de golpe, me aleje lo más posible y me pegue a la pared tratando de que el agua volviera a estar caliente -hirviendo- como a mi cuerpo le gustaba. Al parecer mi ducha no quería complacerme en mi primer día de trabajo. Se escuchó como la puerta se abría y cerraba, lo único que pude hacer fue tomar lo primero que vi que se veía peligroso o que podía dar aunque sea una pizca de miedo. Genial, mi atacante podría entrar en cualquier momento y yo solo podría defenderme con un rastrillo, además de que me vería desnuda pero eso es lo último que me preocupaba. Sr abrió la puerta del baño, me replegué aun más a la pared con el rastrillo lista para atacar, con la otra mano no sabía si taparme mi busto o mis partes íntimas, no tenía idea de que hacer, un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

-Isabela, ¿dónde esta tu hilo dental? Se me olvido comprar y lo necesito urgentemente- la voz de Roy me calmo instantáneamente, pensé que ya se habían enterado de las razones del porque me encontraba ahí y venían a molestarme. Con la cortina del baño aferrada a mi mano, impidiendo que Roy me viera desnuda y con el rastrillo en una de las manos.

- ¡Que te sucede! Estaba muerta de miedo, pensé que venían a secuestrarme y luego matarme- le dije moviendo ferozmente el rastrillo en su dirección, el solo levanto las manos en señal de rendición. Seguí regañandolo – El hecho de que tengas las llaves de mi departamento no significa que puedas entrar cuando quieras, que tal si algún día se me ocurre pasearme desnuda por el departamento, tu entras y me ves.

-Primero que nada me encantaría estar presente cuando se te ocurra estar de nudista por la casa e incluso acompañarte, segundo, dudo que lo hagas porque sabes perfectamente que por seguridad en la sala, comedor, cocina y pasillo hay cámaras en caso de alguna situación peligrosa y tercero las llaves son para una emergencia y esta a mi parecer es una- al finalizar su discurso, solo comencé a reírme el hacía que pasara un buen tiempo.

-Bueno, esta bien. Acepto tus razones pero aun así no puedes entrar cuando quieras. Se encuentra en el segundo cajón, no tomes mucho, se me olvidó comprar ayer. Terminaremos de hablar al rato, ahora déjame terminar que se me hizo tarde por tu culpa. Si no fuera porque hubieras puesto otra película estuviera fresca y no desvelada para mi primer día.

-Como tu digas- salió del baño, cerrando la puerta.

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Íbamos de camino al trabajo, estábamos recordando el incidente de la mañana, con el fin de que se calmaran mis nervios por lo que significaba hacer esto, solo esperaba haber tomado la mejor decisión. Al volver a mencionar las ganas que tenía de verme desnuda que a veces me hacían sentir enferma, le solté un codazo y le dije que dejara en paz el tema del cual no quería saber más, lo veía como un hermano, a pesar de ser realmente atractivo se que no tendría sexo con él.

-Sigues nerviosa por esto, ¿verdad? -lo mire sorprendida, creo que trabajar con criminales y analizar su conducta ha sabido leerme, ver cuando realmente me pongo nerviosa- Has estado inmersa en tus pensamientos desde que salimos del departamento. No debes ponerte nerviosa, estoy aquí para apoyarte, tu hermano se encuentra en buenas manos, eres la mejor en lo que haces y se lo que arriesgas al hacer esto pero no hubo mejor candidata para esto. Además sabes perfectamente que ya diste el primer paso, ya creaste el primer contacto, solo basta con que lo vuelvas a ver. – sabía que intentaba calmarme y en parte lo estaba haciendo, a excepción de sus halagos innecesarios, había chicas que serían mejor para el puesto pero por razones desconocidas mi jefe decidió que era perfecta para el trabajo.

-Gracias, solo que cuando estuve frente a él parecía que la boca se me secaba y no me dejara pronunciar ninguna palabra, además de que tenía que pensar en cada cosa que tenía que decir y me pone realmente los nervios de punta que me llegue a equivocar y le de datos sobre mi vida y no sobre lo que debería decir.

-Es normal que estés nerviosa, simplemente piensa como lo haría ella y verás que será mejor- tomo mi mano y le dio un fuerte apretón. Me abrazo cuando llegamos al café donde trabajaría y me susurró que todo estaría bien, que el estaría para mi pase lo que pase. En ese momento supe que era más que un amigo, era realmente familia, sabía que la promesa que me había hecho era real puesto que en los momentos más difíciles el estaba ahí, por razones del destino lo había conocido en la Universidad y nos habíamos vuelto inseparables. Cruzó la calle para llegar a la librería en la que el trabajaría.

Entre al café y salude a Marta la dueña del café, me dijo que tenía que hacer y me presentó ante mis compañeras de trabajo, una de ellas es asiática pero no recuerdo su nombre, lo dijo con rapidez y se marchó porque tenía que ir al baño antes de abrir. Las siguientes chicas, era una madre soltera llamada Maddie y una chica de diecisiete años juntando para la Universidad llamada Emma. Me prepare para comenzar a cobrar, me tocaría cobrar los días miércoles y viernes, mientras que los demás días tenía que servir de mesera.

A partir de las ocho de la mañana abrió sus puertas a los trabajadores, estudiantes y mañaneros que buscaban una pizca de cafeína, si estuviera trabajando en algún otro lugar me encontraría entre ellos. Comencé a cobrar a aquellos que solo iban de paso, o les era mejor formarse y luego sentarse a beber su café que ordenar.

-Buenos días, voy a querer un café negro, directo de la cafetera- la voz inconfundible de aquel hombre me hizo mirarlo, estaba buscando en su cartera cambio para pagarme, algunos mechones de su cabello rubio caían a los costados de su cara lo que lo hacían ver más atractivo de lo que era. Alzo la vista ante mi silencio y me sonrió negando con la cabeza, le devolví la sonrisa. – Chica de las toallas, ¿Qué haces aquí? ¿Me andas persiguiendo? - acerco un poco su cabeza hacía donde estaba, alzo las cejas y me sonrío de una de las formas más sexis que he visto en mi vista, puede que sea un criminal pero sin duda mis compañeras tenían razón era realmente atractivo.




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